CaixaBank saca su artillería comercial para recuperar clientes tras la fuga de pasivo sufrida por las tensiones independentistas. Acaba de lanzar CaixaBank Cuenta Family, un producto que remunera el ahorro a un tipo de interés del 3%, cifra llamativa en un momento en el que los tipos de interés se sitúan en mínimos históricos.
El grupo catalán ofrece a clientes que domicilien nóminas por importe superior a 2.500 euros una TAE (Tasa Anual Equivalente) del 3% para los primeros 8.000 euros durante 24 meses. Es decir, la rentabilidad en el periodo ascendería al 6%. La promoción, lanzada el pasado 8 de enero, estará disponible sólo hasta el 4 de marzo y exige al usuario permanecer como cliente durante, al menos, tres años.
Los comerciales de las oficinas están explicando a los potenciales clientes que una cuenta con un saldo medio constante de 5.000 euros, calculado para un periodo de 24 meses, generaría una remuneración bruta total de 297 euros, que se abonarían en ocho liquidaciones trimestrales.
Para clientes con menores ingresos que domicilien sus nóminas a partir de 600 euros, CaixaBank ofrece una televisión Samsung de 32''. Beneficiarse de este promoción exige la domiciliación de tres recibos y tres compras con tarjeta al trimestre durante 24 meses. Además, el cliente ha de permanecer otros dos años más vinculado a la entidad.
El 3% que promete CaixaBank durante dos años a quienes perciban nóminas elevadas constituye una apuesta firme del grupo por clientes del segmento medio alto.
Esta elevada rentabilidad contrasta con la media que pagan sus competidores. Según los últimos datos del Banco de España referentes a noviembre, las entidades remuneraron el ahorro a la vista (cuentas corrientes) al 0,04%, y el ahorro a plazo (depósitos), al 0,30%.
Por qué la banca no paga por el ahorro
El BCE, con su política ultraexpansiva para estimular la economía y sus subastas de liquidez, ha llenado el mercado de dinero, por lo que el pasivo de los particulares, tan preciado durante los momentos más críticos de la crisis, ya no es un bien escaso para los bancos. Las entidades tienen barra libre de liquidez y ya no necesitan pagar a sus clientes un plus adicional sobre el precio oficial del dinero -en el 0%- para, como ocurrió en el pasado, equilibrar sus balances, es decir, para cuadrar activo y pasivo.
Lejos quedan los tipos de interés de hasta el 5% que las entidades -especialmente las cajas y grupos más débiles- llegaron a abonar por el ahorro a finales de 2008 cuando, tras la caída de Lehman Brothers, los mercados mayoristas de financiación se cerraron a cal y canto, y se vieron obligadas a recurrir al pasivo minorista para compensar sus cuentas.
Por otro lado, el BCE, con el ánimo de estimular el crédito, ha situado la llamada “facilidad de depósito” en terreno negativo (-0,4%). Ello implica que las entidades tienen que pagar este porcentaje sobre el volumen de excedente de liquidez que cada día depositan en la ventanilla del banco central, lo que les disuade a la hora de querer captar dinero de más.
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