Economía

No era solo la crisis: las amas de casa siguen incorporándose al mercado laboral en la recuperación

El número de mujeres inactivas por ocuparse de las labores del hogar ha descendido en más de un millón durante la crisis

Una mujer trabaja en una fábrica de zapatos de Elche | Europa Press

Un cambio tan sutil como estructural se ha producido en el mercado laboral a lo largo de la crisis económica. Más de un millón de mujeres han dejado de ser amas de casa para incorporarse al mercado laboral desde el año 2007, en un movimiento que no se ha visto interrumpido desde que se inició la recuperación.

En los años más duros de la crisis empezó a ponerse de manifiesto la progresiva reducción del número de mujeres que se declaraban inactivas por tener que atender las labores del hogar. Parecía responder a la necesidad de ponerse a trabajar para aportar ingresos al núcleo familiar en plena destrucción de empleo. Sin embargo, una vez superado lo peor, con el inicio de la recuperación no se ha frenado esta tendencia, al menos entre las mujeres españolas.

La Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge que al cierre de 2007 había en España 9,7 millones de mujeres inactivas, entendidas como aquellas que ni trabajan ni buscan empleo independientemente de la causa. En el mismo periodo de 2013, en la antesala de la recuperación económica, que se hizo patente ya en 2014, esta cifra se había reducido hasta los 9,1 millones de personas. Sin embargo, la población femenina inactiva ha vuelto a repuntar hasta los casi 9,3 millones de personas en 2017.

Buceando en las diferentes causas de inactividad, se observa que no todas las casuísticas han evolucionado de la misma manera. Por ejemplo, el número de mujeres que se declaran jubiladas o prejubiladas no ha dejado de crecer, en paralelo al envejecimiento de la población, desde las 1,6 millones de 2007 a las 2,2 millones el pasado año. Un movimiento similar han seguido las estudiantes o aquellas personas con incapacidad permanente.

Sin embargo, el hecho de que estos repuntes no se hayan traducido en mayor un incremento neto del número de inactivas estos años, especialmente desde el inicio de la recuperación, se explica por la imparable reducción del número de mujeres que, dedicándose con exclusividad a las labores del hogar, han salido a la calle a buscar un trabajo.

Las amas de casa declaradas en el cuarto trimestre de 2007 alcanzaban las 4,4 millones, mientras que en el mismo periodo de 2014 ya eran 3,4 millones. Desde entonces, la cifra no ha dejado de mermar aunque a una velocidad inferior.

En el detalle de intervalos de edad, la EPA muestra cómo esta reducción ha sido especialmente intensa en el caso de los tramos a partir de los 35 años, con un repunte en los tramos de más edad, por el efecto del mencionado envejecimiento de la población.

En paralelo, otro efecto igual de relevante se ha producido durante los años de la crisis y es que los hombres han incrementado su presencia en casa como responsables de las tareas del hogar. Si en el cuarto trimestre de 2007, eran 291.900 los que se declaraban amos de casa, en 2017 son 358.000 personas, aunque con una leve caída desde 2016.

Las extranjeras abandonan, las españolas se quedan

Sin embargo, esta dinámica se ha producido, sobre todo, en el caso de las mujeres nacidas en España. De acuerdo con una de las coordinadoras  de las publicaciones del departamento de Estudios Sociales de Funcas, María Miyar, desde 2014 se ha producido una vuelta de las mujeres extranjeras a la inactividad.

La economista y socióloga explica que esto se debe a que durante la crisis se ha producido un cambio generacional entre las españolas, que se ha manifestado en una mayor disposición para trabajar entre aquellas mujeres que cuentan a día de hoy con una mayor formación y cualificación que sus predecesoras. De ahí también que haya repuntado el número de mujeres que se declaran inactivas por estar estudiando.

Así es que, lo que en un principio se mostró como una consecuencia directa del aumento del paro entre los hombres, se ha revelado como una cambio estructural en toda regla.

De acuerdo con los análisis desarrollados por Miyar, el empleo de los extranjeros es, de entrada, más sensible a los cambios de ciclo económicos. En este sentido, afirma que el empleo de las nacidas en España apenas se ha visto afectado durante la crisis (puesto que ha aumentado, como se viene señalando, la actividad entre las mujeres), no así entre las extranjeras, lo que produjo durante la crisis una creciente brecha entre unas y otras.

Ambos grupos partían de una tasa de ocupación del 66% en 2017. Sin embargo, ya en 2013, el 62% de las españolas estaban ocupadas, mientras que la tasa había caído hasta el 55% entre las extranjeras. Con la recuperación en 2014, el empleo ha crecido en ambos colectivos, pero más entre las españolas. Las extranjeras han recuperado alrededor de la mitad del empleo perdido, hasta una tasa del 60%, mientras que en el caso de las nacidas en España, la tasa ha repuntado hasta el 69%, más que antes de la crisis.

En términos de inactividad, las españolas en esta situación ha retrocedido de un 27% en 2007 al 17% en 2017. Sin embargo, el porcentaje de inactivas extranjeras se redujo exclusivamente hasta 2013 -del 24% al 19%- y, desde entonces, ha repuntado hasta el 22%.

Estos datos sugieren, dado que la reducción del inactividad en España se debe sobre todo a la caída del número de mujeres que se declaran amas de casa, que su salida al mercado de trabajo esta aquí para quedarse. Miyar señala, en este sentido, que todo apunta a que, "mientras que el cambio de comportamiento de las nacidas en España puede estar ligado a una mayor dedicación al mercado laboral de forma estructural, entre las mujeres de origen inmigrante puede obedecer a una reacción coyuntural para suplir la pérdida de empleos masculinos en los hogares".

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