El sector renovable está reviviendo en España. Tras los años de parón, los inversores vuelven a apostar por proyectos verdes en el país. Lo hacen promoviendo proyectos que estarán listos en los próximos años y que no se apoyarán en ayudas públicas. Ahora la drástica reducción del coste de las tecnologías hace que ya les salgan las cuentas sin la muleta de las subvenciones.
Un factor clave (que no el único) ha sido la celebración de las dos megasubastas promovidas por el Gobierno para nueva potencia renovable. Las dos pujas del año pasado, que impulsarán la instalación de 6.000 megavatios (MW) verdes hasta 2020, se adjudicaron enteramente a proyectos que no requerirán ayudas públicas, y a los que sólo se les garantiza un suelo en el precio de la electricidad por debajo del cual reciben una compensación (una garantía que puede resultar a la postre crucial para obtener financiación bancaria para desarrollar esos proyectos).
Pero esas pujas también están sirviendo para que algunos intermediarios estén calentando en los últimos meses los precios en el sector, aprovechando la urgencia de algunos ganadores de la subasta por cumplir los hitos intermedios que exigen los pliegos de las subastas. Y es que existe todo un negocio de reventa de proyectos renovables en diferentes momentos de su desarrollo en el que ahora parece que se está produciendo una burbuja, sobre todo en el caso de parques fotovoltaicos.
Mientras que en la primera de las megasubastas (celebrada el pasado mayo) la práctica totalidad de las adjudicaciones fueron para proyectos eólicos, en la segunda de las pujas (en julio) la energía claramente preponderante fue la fotovoltaica.
Los ganadores de esta segunda subasta disponen de plazo hasta el próximo 13 de abril para identificar todos los proyectos que desarrollarán y en octubre han de contar ya con las autorizaciones administrativas preceptivas. En caso de no cumplir con estas exigencias, el Ministerio de Energía irá ejecutando por partes los avales presentados por las compañías para respaldar los proyectos.
Precios disparados
Al calor de estos plazos, los precios en la reventa de proyectos se están disparando. Las empresas dedicadas a desarrollar plantas para luego colocarlas a otros inversores industriales o financieros están llegando a duplicar los precios que se manejaban hasta ahora.
Según varias fuentes empresariales, algunas de estas empresas están pidiendo por la reventa de proyectos ya con todos los permisos concedidos entre 100.000 y 120.000 euros por megavatio, cuando los precios habituales –dependiendo de la ubicación y las características del proyecto- se sitúan entre los 50.000 y los 60.000 euros por MW.
“Con los precios que se están pidiendo son escasas las posibilidades de que esas plantas no sean deficitarias en el futuro. Hay quien trata de aprovecharse de la urgencia de algunas compañías por comprar para disparar el precio”, apunta un directivo del sector de las renovables. “La única explicación para que alguien esté dispuesto a pagar un plus es que trate de evitar que le ejecuten los avales presentados para la subasta”.
Empresas que paran inversiones
Son muchas las empresas que se dedican a diseñar proyectos y obtener los permisos administrativos necesarios para luego revender el proyecto. En el sector se les conoce comúnmente como epecistas, por las siglas en inglés EPC (Engineering, Procurement, Construction), porque realizan las labores de ingeniería, el desarrollo del proyecto y en algunos casos también la construcción del mismo.
Los fondos de inversión o las empresas energéticas que finalmente explotarán las plantas fotovoltaicas pueden entrar en el proyecto en diferentes momentos de su desarrollo comprando la sociedad instrumental creada para impulsarlo. Pueden pues comprar esa sociedad cuando sólo se han obtenido los permisos y autorizaciones públicas (solicitud de conexión y acceso a la red de distribución o transporte; presentación de avales; autorización administrativa de desarrollo…) o hacerlo cuando ya está incluso la planta construida.
Algunos inversores alertan del contagio inflacionario que se está viviendo en el sector, aunque dan por hecho que será temporal y que la burbuja –con “precios totalmente irracionales”, dicen- se desinflará según se vayan agotando los plazos intermedios impuestos a los ganadores de las subastas. De hecho, algunas compañías han optado ya por retrasar al menos unos meses o incluso hasta el próximo año su entrada en el negocio a la espera de que bajen los precios de reventa de los permisos de nuevos proyectos hasta niveles más asequibles.
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