No corren buenos tiempos para el fabricante de vehículos eléctricos Tesla. La compañía pionera en la elaboración de coches de alta gama adaptados a las nuevas tendencias de la automoción se ha visto sacudida en los últimos tiempos por una serie de factores que han puesto en cuestión las grandes expectativas que rodean a la compañía.
En los últimos seis meses, la empresa de Elon Musk ha sufrido la pérdida de más de un 27% de su valor bursátil y se mueve ya en sus niveles más bajos en un año en Wall Street.
Este retroceso tuvo su origen en los problemas de producción del Tesla Model 3, que han obligado a la compañía a ir rebajando sucesivamente sus previsiones de ventas. La cuestión es más importante de lo que parece, ya que el Model 3 había sido concebido como el primer modelo de la compañía para la venta masiva, con el que generar los flujos de caja suficientes para cubrir el elevado consumo de capital de Tesla, ocasionado por sus ingentes inversiones en desarrollo.
Pero si en un principio el fabricante preveía producir 5.000 vehículos por semana a cierre de 2017 y unos 10.000 a finales del presente ejercicio, ahora los objetivos pasan por alcanzar los 2.500 vehículos este mes de marzo y llegar a la meta de 5.000 por semana en el mes de junio.
A la vista de esta situación, la agencia Moody's ha decidido rebajar la nota que otorga a la deuda de Tesla a niveles de B3, a un solo escalón de caer a niveles de C, la calificación reservada a las empresas con el más elevado riesgo de crédito.
Y es que la agencia considera probable "que Tesla tenga que realizar una gran ampliación de capital a corto plazo para reembolsar las obligaciones que vencen y evitar un déficit de liquidez".
La agencia cifra en más de 2.000 millones las necesidades de liquidez de Tesla a corto plazo
Porque, según los analistas de Moody's, la actual posición de caja del fabricante de vehículos eléctricos es insuficiente para hacer frente a sus necesidades de liquidez. En su opinión, Tesla generará un consumo operativo en 2018 de unos 2.000 millones de dólares (1.614 millones de euros) y debe hacer frente a vencimientos de bonos convertibles por valor de 1.200 millones de dólares (968,3 millones de euros) hasta principios de 2019. Además, estiman en unos 500 millones de dólares (403 millones de euros) la posición mínima de caja que requiere Tesla para sus operaciones rutinarias.
"Estas necesidades de efectivo probablemente requerirán que Tesla realice una ampliación de capital a corto plazo superior a los 2.000 millones de dólares. Además, si la compañía mantiene su ritmo esperado de de expansión, es probable que necesite recaudar capital adicional durante la segunda mitad de 2019", advierten.
La agencia, además, mantiene una perspectiva negativa sobre el rating de Tesla, lo que abre la puerta a nuevas rebajas de calificación en los próximos meses. "La calificación de Tesla podría reducirse aún más si hay deficiencias en sus objetivos de producción actualizados del Model 3. La calificación también se verá presionada si la compañía no consigue captar suficiente capital nuevo para cubrir sus vencimientos de convertibles a finales de 2018 y principios de 2019, y para cubrir el consumo operativo de efectivo que probablemente continuará en 2019", señalan.
Todo esto no es óbice para que los analistas de Moody's destaquen que "Tesla continúa beneficiándose de la sólida aceptación en el mercado de los Model S y X, que en conjunto tienen más de un tercio del mercado de lujo". Del mismo modo, la agencia considera positivo que "las evaluaciones de terceros sobre el Model 3 siguen siendo favorables, la respuesta del consumidor al vehículo es sólida y las reservas de compra anticipada y los depósitos se mantienen elevados".
El freno del vehículo sin conductor
Pero lo cierto es que todos estos puntos fuertes parecen quedar eclipsados por el cúmulo de problemas que enfrenta la compañía y que se vieron agudizados este martes ante las noticias de que las autoridades estadounidenses están investigando la muerte en accidente del conductor de un Tesla Model X, para determinar si pudo deberse a un fallo en el sistema de control automático del vehículo.
La noticia motivó que las acciones de Tesla sufrieran un retroceso en la sesión superior al 8%, su segunda mayor caída en bolsa en los últimos dos años.
Los últimos incidentes en los que han estado implicados vehículos sin conductor han proyectado una sombra de duda sobre estas tecnologías que amenaza con dilatar en el tiempo su implantación. De hecho, el fabricante de vehículos Toyota y el creador de chips Nvidia han anunciado en los últimos días su intención detener las pruebas de vehículos autónomos.
Todo esto supone un claro contratiempo para una compañía como Tesla, que ha destinado una gran parte de sus inversiones al desarrollo de coches con sistema de autopilotaje, para llevar la delantera a sus competidores en esta tecnología, considerada hasta ahora parte esencial del futuro de la conducción.
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