El Tribunal Supremo decidirá este martes el futuro de Cabify y Uber. Las dos plataformas de transporte con conductor que operan en España están esperando la decisión de la Justicia, que tendrá que decidir si declara nulas las limitaciones a su actividad que pone la regulación o si, por contra, decide mantener la situación actual.
Este conflicto judicial comenzó hace dos años, cuando la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) presentó un recurso al reglamento aprobado por el Gobierno meses antes en el que se imponía, entre otras cosas, la famosa limitación de una licencia VTC por 30 de taxi.
Esa misma norma recoge también la prohibición de prestar más de un 20% de los servicios fuera de la región donde se solicita la licencia VTC o la exigencia de que se necesite una flota de al menos siete vehículos para operar con este tipo de servicios.
En este enfrentamiento que dirimen ahora los tribunales hay dos partes enfrentadas. De un lado están Cabify, Uber, Unauto y la propia CNMC, que son favorables a que se eliminen los limites que impone el decreto ley aprobado en 2015 por el Gobierno, y del otro el sector del taxi, el Gobierno y ayuntamientos e instituciones de Madrid y Barcelona, que solicitan que se mantenga la ley y, además, se endurezcan los controles.
Las administraciones locales han tomado partido y se han posicionado de parte del taxi, tras la fuerte presión que ha ejercido el sector con múltiples protestas y huelgas. A finales del año pasado Fomento ya aprobó más controles para controlar que las empresas que operan con VTC cumplían la normativa, tras las muchas denuncias del taxi que alegaban que no era así.
La norma del 30-1
La decisión del Tribunal Supremo afectará de manera decisiva a la cuota de las 30 licencias de taxi por cada licencia VTC. Esta diferencia numérica, que está reflejada sobre el papel pero no se cumple sobre la carretera, es una de las exigencias históricas del taxi, que con toda razón protestan para que se vele por su cumplimiento.
Actualmente en España hay alrededor de 8.000 licencias VTC por las 70.000 de taxi, una proporción de casi nueve a una. Esa diferencia se reduce aún más en Madrid o Barcelona, ya que en la capital ronda el seis a uno.
Esto se debe al fuerte aumento de concesión de VTC en los tribunales, después de que la polémica Ley Ómnibus haya retrasado su llegada en goteo para provocar una cascada. Los tribunales están concediendo todas las solicitadas entre 2009 y 2015 y se calcula que todavía hay cerca de 10.000 de ellas pendientes de decisión en los juzgados.
Tanto Cabify como Uber reclamaron hace unos días, en el encuentro organizado por la primera, una regulación justa para el sector. Es un cambio respecto a meses anteriores cuando, sobre todo la plataforma estadounidense, solicitaba una liberalización total del sector. "En España la liberalización de las licencias está muy limitada. No sólo hay que legislar mirando al frente, también hay que tener en cuenta lo ya legislado", decía el portavoz de Uber en España, Yuri Fernández, en ese encuentro organizado por Cabify.
El taxi, en vilo
La decisión del Supremo va a ser muy importante para el Uber y Cabify, pero aún más para el taxi, que se juega poco menos que su futuro. El sector lo sabe, de ahí su alta movilización y la cantidad de protestar organizadas en las principales ciudades españolas.
En caso de que el fallo apunte a la anulación del reglamento actual, los ingresos del taxi descenderían de manera importante y, sobre todo, se desplomaría el valor de las licencias en el mercado secundario, con muchos conductores endeudados después de inversiones que en la mayoría de los casos superan los 100.000 euros para adquirirlas.
Fedetaxi, una de las organizaciones de taxistas más importantes de España, ya ha afirmado que cifran en alrededor de 8.000 millones de euros el dinero que está en juego con la decisión de los magistrados del Supremo.
La situación de la movilidad en las principales ciudades puede cambiar de manera drástica. Si el Supremo tumba esta ley abriría la puerta a la entrada de servicios como Uber y Cabify en ciudades en las que ahora no están presentes, lo que resultaría en todavía más competencia para los taxistas.
En caso de que se produzca esta situación, no será extraño ver huelgas y manifestaciones que, como ya ha ocurrido, paralicen el centro de Madrid y Barcelona con cientos de taxis en las calles.
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