Contra enemigo común, alianza. Las grandes empresas de supermercados dan una nueva vuelta de tuerca a su estrategia para hacer frente a la creciente competencia que viene golpeando la rentabilidad del sector en los últimos años. El grupo británico Sainsbury ha llegado a un acuerdo para su fusión con Asda, la filial en Reino Unido de la cadena estadounidense Walmart. El acuerdo, valorado en unos 7.300 millones de libras (8.277 millones de euros), supondrá la creación del mayor grupo de distribución de alimentos en el mercado británico, con casi un tercio de la cuota de mercado, 2.800 tiendas y más de 330.000 empleados.
La noticia propiciaba este lunes un repunte superior al 15% de las acciones de Sainsbury y apoyaba las alzas de la española Dia o la francesa Casino, que registraban alzas en torno al 2,5% y el 1,5%. El mercado mostraba así su aquiescencia con un pacto que representa un paso de enorme calado en los esfuerzos del sector por defender su cuota y su rentabilidad, ante el surgimiento de nuevos modelos de negocio que han situado a los operadores tradicionales en una situación delicada.
"Pocas industrias están siendo perturbadas tan radicalmente como la industria de comercio minorista. Los pioneros de los nuevos modelos de negocio, como Alibaba y Amazon, están lanzando innovaciones en rápida sucesión, como pedidos de voz y precios en tiempo real, al tiempo que aumentan la escala y reducen los costes. Se están realizando más compras minoristas online y un número creciente de proveedores vende ahora directamente a los consumidores, eliminando por completo a los minoristas", observan en un informe reciente los expertos de Oliver Wyman.
Además del auge del comercio online -una amenaza reforzada por la compra en 2017 de Whole Foods por parte de Amazon-, la expansión de cadenas de distribución con un negocio basado en la rebaja de precios (el llamado segmento discount), ha sumido al conjunto del sector en una cruenta guerra comercial que viene erosionando sus márgenes desde hace años.
Recientemente, los analistas de Moody's advertían de que en mercados como el británico "la rápida expansión de Aldi y Lidl es negativa para muchos minoristas tradicionales, ya que los empujará a mantener bajos precios para retener a los clientes, reduciendo a su vez la rentabilidad" y añadían que, en el caso de España, es el poderío de Mercadona el que somete al resto de competidores a presiones similares. Este escenario ha sido especialmente perceptible en la evolución de Dia, que arrastra un duro impacto en bolsa.
El auge del comercio online y de las cadenas 'discount' obliga a las grandes cadenas a moverse para defender su posición
Ante esta coyuntura, las cadenas de supermercados han explorado en los últimos tiempos diversos tipos de acuerdos, para defender su posición de mercado sin cercenar sus rentabilidades. Sobre todo, la puesta en marcha de distintos acuerdos de cooperación, principalmente enfocados a la negociación con proveedores, ha sido una de las fórmulas más probadas.
Pero para un sector que enfrenta esa creciente competencia en un entorno demográfico -sin crecimiento poblacional en los mercados desarrollados- muy desafiante para el aumento de los volúmenes, las grandes cadenas parecen destinadas a poner en marcha medidas más drásticas para proteger su negocio.
Es en ese contexto donde cabe encuadrar el paso dado por Salisbury y Asda, con el que ambas firmas confían en alcanzar unas sinergias de al menos 500 millones de libras (566 millones de euros), con los que poder competir en precios -calculan rebajas en muchos artículos de hasta el 10%- sin poner en peligro su rentabilidad.
De este modo, ambos grupos abren una senda que muy probablemente se vean obligados a transitar en los próximos tiempos otros muchos operadores del sector. De hecho, su concentración sitúa en una situación delicada a otros grupos minoristas de Reino Unido, como Morrison o Marks & Spencer, que podrían verse forzados a buscar operaciones para ganar tamaño, según sugieren los analistas de Berenberg en una nota citada por la agencia Bloomberg.
Aunque antes de eso será necesario de que Salisbury y Asda convenzan a los reguladores de que su alianza es una necesidad para el bien del mercado.
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