El primer tercio del año ha dejado un sabor agridulce sobre el parqué español. Los buenos augurios de inicios de año han quedado sepultados bajo paladas de incertidumbres, desatadas, principalmente, por el severo revés que registraron los mercados internacionales en los primeros compases del mes de febrero. El Ibex salda los primeros cuatro meses del año con un recorte del 0,61%.
Sin embargo, el mercado español ha encontrado en las últimas semanas algunas razones para el optimismo. En medio de la temporada de resultados del primer trimestre, que está cumpliendo en términos generales con las expectativas de los analistas, el principal índice de la bolsa nacional ha puesto fin en abril a dos meses consecutivos de caídas y se sitúa al filo de los 10.000 puntos tras remontar cerca de un 4%, su segundo mejor registro en el último año.
Este rebote se ha producido en un escenario de cierto escepticismo, con los inversores al acecho de cualquier señal que les indique que el final del actual ciclo alcista de los mercados se aproxima a su fin. Pero al mismo tiempo, la bolsa española ha contado en su escalada con el respaldo de buena parte de los analistas, que consideran que tras las caídas registradas en el primer trimestre presenta unas valoraciones muy atractivas. Valga como ejemplo la visión de los analistas de Mirabaud Securities, a inicios de abril, en la que señalaban que "nos encontramos en uno de los momentos más atractivos para invertir en bolsa española de los últimos 10 años".
Los inversores tienen apostados cerca de 5.800 millones de euros a una caída de los valores del Ibex
Y los últimos datos de posiciones cortas parecen refrendar esa visión positiva sobre el mercado español. Los inversores que apuestan a una caída de las acciones de las compañías englobadas en el Ibex han plegado velas en las últimas semanas de forma significativa. A lo largo del mes de abril, las apuestas bajistas han reducido su valor en más de 800 millones de euros, hasta los 5.759 millones, lo que implica un recorte superior al 12% respecto al cierre de marzo, según las cifras reportadas este lunes por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), con datos a cierre del pasado viernes.
El movimiento resulta aún más llamativo si se tiene en cuenta que la subida registrada por el Ibex en este periodo implica que una misma posición corta gane valor. Pero lo cierto es que los inversores han optado por limitar la cantidad de acciones de compañías del índice español que tienen apostadas a una caída de las mismas. Un total de 16 firmas del Ibex han visto reducirse la presencia de inversores bajistas en su capital.
Entre éstos se encuentran todos los grandes valores del mercado español. Inditex, que abrió el mes con un 0,9% de sus acciones posicionado para beneficiarse de una caída de sus títulos, ha visto reducirse esta cantidad hasta el 0,7%. En el caso de Santander, el descenso ha sido del 0,71% al 0,48%, mientras que Telefónica ha visto menguar las apuestas bajistas en su capital hasta el 1%, frente al 1,33% al que iniciaron abril.
Pese a esto, por valor de mercado, Santander e Inditex, las empresas más grandes del mercado español, siguen concentrando las mayores carteras de posiciones cortas en su capital, ya que alcanzan valoraciones de 562 y 553 millones de euros, respectivamente.
En general, la banca ha sido uno de los sectores más beneficiados por el repliegue de los inversores bajistas. Además de Santander, BBVA y Bankia -uno de los valores que más se ha visto afectado por esta operativa en los últimos meses- han registrado descensos en la cantidad de acciones que tienen afectadas por esa operativa, mientras que CaixaBank ha visto esfumarse de su capital todas las posiciones cortas -o al menos las que registra la CNMV, que son aquellas que supera el 0,2%.
Dia y Técnicas Reunidas, las compañías que cuentan con una mayor proporción de acciones apostadas a un descenso de su cotización, han visto aliviarse esta presión en las últimas semanas, hasta situarse en el 15,19 y el 12,7%, respectivamente.
Nueve compañías del Ibex han sufrido un aumento de las posiciones cortas y en Enagás alcanzan máximos
En el lado opuesto, nueve compañías del Ibex han sufrido un incremento de la presencia de los inversores que confían en un mal desempeño de sus acciones en bolsa. Uno de los movimientos más llamativos lo ha protagonizado Enagás, donde las posiciones cortas han ascendido a un máximo histórico del 5,42%, un paquete de títulos con un valor superior a los 310 millones de euros. La compañía acumula una remontada próxima al 20% en bolsa desde mediados de febrero y, en un escenario marcado por la incertidumbre regulatoria, los expertos sugieren que las valoraciones actuales son muy exigentes.
Algo similar le ocurre a Cellnex, donde las apuestas bajistas afectan ya a casi un 10% de su capital, una cifra récord. La reciente adquisición de casi un 30% de sus acciones por parte de la familia Benetton -principales accionistas de Atlantia- ha limitado las posibilidades de que la compañía de telecomunicaciones se viera envuelta en una operación de compra por parte de otro competidor, una posibilidad que se encontraba como uno de sus principales catalizadoras en el parqué. Sin ese aliciente, algunas firmas están moderando sus expectativas en torno al valor, lo que ha alentado a aquellos que esperan una corrección de una compañía que acumula ganancias del 46% en el último año.
El retroceso de las posiciones cortas en el Ibex en el último mes supone, en cualquier caso, solo un alivio del incremento que se viene registrando desde el inicio de 2018. En lo que va del año 20 de los 35 valores del principal índice de la bolsa española han visto elevarse el peso en su capital de los inversores que apuestan a su caída, mientras que solo ocho han celebrado una reducción de la presión especulativa.
Las apuestas bajistas consisten, grosso modo, en que los inversores toman prestadas acciones de una compañía de la que confían que vaya a depreciarse. Venden esos títulos en el mercado con la intención de volver a comprarlas posteriormente, cuando su precio sea inferior, y devolvérselas al propietario, embolsándose la diferencia entre el precio de venta y el de compra.
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