Economía

El Banco de España, en alerta por el fuerte crecimiento del crédito al consumo de las familias

Los préstamos destinados a compras de bienes como automóviles se dispararon más de un 25% en 2017, por encima de la media europea

Concesionario de Nissan. | EP

El Banco de España quiere tapar cualquier vía de agua en el sistema financiero para no dar ni un paso atrás en el proceso de saneamiento sin precedentes llevado a cabo por la banca durante la crisis. Y las alertas vuelven a dispararse, aunque el problema, ahora que la economía española y el empleo se recuperan, no es el crédito para comprar viviendas, sino la creciente deuda para financiar el consumo.

El banco emisor advierte del cóctel explosivo que puede suponer un incremento a ritmo de dos dígitos de este tipo de crédito, en parte por la liberación de una demanda contenida en los años previos, con las altas rentabilidades exigidas por unas entidades financieras necesitadas de márgenes en un contexto de tipos de interés aún bajos. Ese cruce de caminos puede llevar directamente a un incremento de los impagos, a un aumento de la morosidad, que se sumaría al lastre que aún arrastra el sector por los créditos al promotor concedidos años atrás pendientes de devolver.

El Informe de Estabilidad Financiera correspondiente al mes de mayo del banco emisor lo dice claramente: "Este tipo de crédito (al consumo) es el segmento de negocio con los tipos de interés más elevados y, dado el entorno de bajos tipos de interés, podría ocurrir que las entidades estuvieran buscando oportunidades de obtener mayores rentabilidades a costa de incurrir en mayores riesgos". "La evolución de este tipo de crédito y su morosidad habrá que seguirlas con atención en los próximos trimestres", añade.

Así se gesta un desequilibrio financiero

El Banco de España alerta de esta forma de la gestación de un posible desequilibrio del que vienen avisando los indicadores de deuda de las familias desde el año 2016. Si el agujero financiero que desembocó en la crisis se localizó en los créditos para la compra de vivienda en un contexto de demanda desmedida al calor de unos tipos de interés muy bajos, un problema similar, aunque a una escala mucho menor, se está produciendo en los créditos de las familias para financiar el consumo, tanto de bienes duraderos como de bienes y servicios corrientes y destinados a otras finalidades.

Esta otra cara de la deuda doméstica comenzó a crecer desde 2016, cuando la recuperación dejó de estar en duda y el mercado de trabajo ofrecía un horizonte prometedor tras años de destrucción de empleo. Por ello, estos créditos alcanzaron los 102.000 millones de euros en 2017, el 16,7% del crédito a los hogares y el 8,6% de la deuda total del sector privado. Para llegar a estas cifras, el crédito al consumo creció durante el pasado año a tasas del 15%, muy por encima de la economía o el empleo. En contraposición, los préstamos destinados a otras finalidades descendieron entre un 10% y un 5%.

Con todo, la ratio de morosidad del crédito al consumo se redujo entre 2014 y 2017 en 2,5 puntos porcentuales, hasta el 5,2%, en un entorno de reducción generalizada del endeudamiento. Sin embargo, el Banco de España matiza que, si bien en los primeros años esta caída vino motivada por la reducción del crédito dudoso, en los últimos trimestres fue consecuencia del significativo crecimiento de este tipo de crédito, es decir, por un efecto denominador.

El crecimiento de este crédito se localiza, no obstante, en el destinado a costear bienes de consumo duradero, como la compra de un coche. Este segmento creció a un ritmo del 26,8% en diciembre de 2017 --la ratio de morosidad pasó del 6,4% al 3,3% entre 2014 y 2017--. Esta evolución se sitúa por encima de la media de la zona euro, pese a que España presenta aún niveles de paro muy superiores a los de la mayoría de los países del entorno europeo.

En todo caso, también es cierto que la caída del consumo en España durante la crisis fue también muy superior lo que también estaría devolviendo tasa interanuales de crecimiento mayores. En cualquier caso, el Banco de España ya ha encendido las alarmas: habrá que seguir de cerca la evolución de este tipo de crédito y la incidencia de los impagos.

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