El pasado fue un año histórico para Barceló. El grupo turístico disparó sus cuentas por la combinación de crecimiento del negocio y por las desinversiones millonarias en algunos de sus activos. El resultado: un beneficio de 243,2 millones de euros, con lo que casi duplica los 125,4 millones del ejercicio anterior, que ya fue un año récord para la compañía, según se recoge en la Memoria Anual de la compañía.
El grupo prevé un beneficio de 180 millones y un ebitda de 371 millones para este año
Las ganancias se vieron impulsadas singularmente por los 172 millones ingresados con la venta a Hispania de la participación del 24% que aún mantenía en la socimi (sociedad de inversión inmobiliaria) conjunta BAY. Barceló se desprendió así totalmente de la propiedad de los hoteles que aportó para entrar en el capital de la socimi, pero mantiene los contratos de arrendamiento de los establecimientos para seguir explotándolos a largo plazo.
Las cuentas del grupo mallorquín también se vieron aupadas por la venta del 35% de la sociedad conjunta que tenía con American Express, Global Business Travel. El precio de esta operación sigue siendo confidencial.
Barceló presume también de mejora del negocio. Los ingresos del grupo –que integra tanto hoteles como un área de viajes con agencias, touroperadores y una aerolínea- alcanzaron el año pasado los 4.313 millones de euros, un 40% más. Y el resultado bruto de explotación (ebitda) se situó en 495,6 millones, con un incremento del 46%.
Las previsiones que maneja Barceló para este año, al no contar con los extraordinarios de 2017, contemplan un beneficio neto de 180 millones de euros y un ebitda que se situará en el entorno de los 371 millones de euros, según los datos de las cuentas anuales presentadas en el registro mercantil.
Crecer con compras
Barceló quiere crecer y quiere hacerlo con compras. Lo ha venido haciendo ya tanto en su área de viajes -con la adquisición de varias redes de agencias de viajes y touroperadores, como Catai y Special Tours- como en el negocio de hoteles –con la recompra del 60% que no controlaba de su negocio en EEUU o con la adquisición de algunos establecimientos-.
Tras el portazo de NH, que rechazó una oferta de fusión de Barceló, el grupo mallorquín sigue queriendo crecer por la vía rápida. Y tiene una situación financiera inmejorable para ello. Las desinversiones también han servido para reducir aún más la deuda financiera neta del grupo, pasando de casi 495 millones en 2016 a cerrar el año pasado con sólo 330,7 millones, un 33% menos. Esto es, Barceló disfruta de una deuda con una ratio de 0,7 veces su ebitda (era de 1,5 veces el año anterior).
La compañía de la familia Barceló se ha autoimpuesto un corsé de tener una deuda entre dos y tres veces su ebitda. Si se cumple su previsión de ebitda para este año de 371 millones y de acabar el año con una deuda próxima a cero, su capacidad de endeudamiento superaría los 1.100 millones de euros para afrontar operaciones corporativas.
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