El precio medio del litro de gasolina y de gasóleo ha encadenado esta semana su quinta subida consecutiva para escalar a nuevos máximos desde el verano de 2015.

En concreto, el litro de gasolina se ha situado esta semana en los 1,279 euros, tras encarecerse un 0,78%, marcando un nuevo máximo anual y tocando precios que no se veían desde agosto de 2015, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE) recogidos por Europa Press.

Por su parte, el litro de gasóleo ha repuntado esta semana un 0,85%, hasta tocar los 1,183 euros, un precio máximo desde junio de hace tres años.

De esta manera, los precios de los carburantes prosiguen la espiral alcista en que entraron desde finales del pasado mes de marzo. En abril, el precio del litro de gasolina se ha encarecido un 3,5%, mientras que el de gasóleo ha subido un 3,7%.

Subida del petróleo

Estos repuntes en los precios de los carburantes coinciden con los niveles máximos en que se encuentra el petróleo ante la escalada de tensiones geopolíticas, lo que ha llevado este mes a superar los 75 dólares por barril, su mayor coste desde noviembre de 2014.

El precio del barril de petróleo Brent, de referencia para Europa, se relajaba este jueves hasta los 73,54 dólares, mientras que el barril de crudo Texas se intercambiaba a más de 68,16 dólares.

Así, a los actuales precios, llenar un depósito de 55 litros de gasolina supera los 70,3 euros, lo que supone casi 50 céntimos más que la pasada semana.

Para el caso del gasóleo, el llenado de un depósito de 55 litros supone para el consumidor más de 65 euros, también casi medio euro más que hace una semana.

Diferencia de precios con la UE

La gasolina es más barata en España que en la media de la UE y la zona euro, donde el precio de venta al público del litro de combustible Euro-Super 95 se sitúa en 1,411 euros y 1,455 euros, respectivamente, mientras que el litro de gasóleo cuesta 1,308 euros en la media de la UE y 1,309 euros en la eurozona.

El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.