En todos los momentos de la historia ha habido guías que se han encargado de darle sentido a la vida y al mundo para después marcar el camino a seguir a su grupo. Siempre han sido elegidos y figuras relevantes en la jerarquía. Sin embargo, en los últimos años hay más tribus que gurús, copan las ofertas de puestos de trabajo en las empresas y, por eso, se les paga muy bien.
En este siglo XXI los datos masivos que nos vamos dejando por el camino en el día a día, mientras compramos por internet o rellenamos formularios, y que las máquinas recopilan, son conocimiento en bruto; también lo son los rastreos de un sonar o las imágenes de una cámara. El grupo o la tribu son las empresas y administraciones; y ese guía, el analista de datos.
Dicho de otro modo, ahora que la explotación masiva de datos es el nuevo petróleo es preciso contar con perfiles que sepan qué hacer con ellos y los campos abiertos son inimaginables. Hay que buscar a los nuevos gurús.
Una de las personas que más conocen este campo en España es Miren Gutiérrez, directora del programa de posgrado de Análisis, Investigación y Comunicación de Datos y profesora de Comunicación de Deusto. Para tratar de acotar qué se entiende por un analista de datos, señala que un perfil así puede dedicarse a limpiar información, analizarla y presentarla, de acuerdo con la naturaleza de los proyectos.
En un ejercicio de simplificación, podríamos decir que esta figura está detrás de ese anuncio que aparece en tu ordenador y que, curiosamente, coincide con tus gustos, o con ese mapa en el que puedes encontrar geoposicionados los servicios que más necesitas a tu alrededor. A nivel empresarial, un analista de datos apegado al negocio en el que se desenvuelve una compañía es capaz de diseñar estrategias para ahorrar costes y ganar eficacia, dando un valor diferencial respecto a la competencia.
A modo de ejemplo, hace años la consultora inmobiliaria CBRE decidió cambiar su sede en Madrid y alquiló otra más barata, entre otras cosas porque era mucho más pequeña. Sin embargo, la plantilla no había menguado. Un estudio interno había reflejado que nunca coincidían en la oficina el 100% de los trabajadores, con lo que dejaron de tener mesas de trabajo y ordenadores fijos, para compartir espacios como mesas o salas de reunión. Eso es mejorar la eficiencia a partir de los análisis de datos.
Pero eso serían ejemplos sencillos comparados con otros a escala internacional. Para entender hasta qué punto puede ser importante el manejo de datos, Gutiérrez sugiere remontarse al año 1854, cuando el médico inglés John Snow trazó lo que se conoce como el mapa del cólera. Geoposicionó los casos conocidos de esta enfermedad en la ciudad de Londres y llegó a la conclusión de que se agrupaban en torno a aguas contaminadas e incluso localizó el pozo causante del principal brote.
La tecnología ha avanzado, pero el proceso lógico es similar. Ahora, por ejemplo, es posible detectar zonas de pesca ilegal o de sobreexplotación en las costas de África trazando mapas de acuerdo con los datos que suministran los satélites. Otra área de aplicación es el análisis forense de la información, la reconstrucción de hechos a partir de datos recabados a posteriori. Eso está ocurriendo en España y un ejemplo son los mapas del 15-M, del arquitecto Pablo de Soto, o el trabajo que desarrolla la Fundación Civio.
Aquí hay empleo, pero no hay formación
Este amplio campo de aplicaciones abre también infinidad de puertas al empleo. Según los datos que maneja la firma de recursos humanos Adecco, desde hace dos años el 25% de las demandas de empleo van dirigidas a estos perfiles, puesto que, como indica Gutiérrez, aunque el análisis de datos es algo antiguo, las herramientas disponibles han multiplicado el volumen de datos a gestionar y sus posibles usos.
Actualmente, los sectores que más demandan estos profesionales, son la banca, las telecomunicaciones, el márketing digital y la automoción, pero, como señala el presidente de IMF Business School, Carlos Martínez, "la transformación digital y el uso del Big Data han modificado casi todos los sectores y empresas". "Se han convertido en herramientas fundamentales en la toma de decisiones estratégicas", añade.
El problema es que, frente a estas vacantes de empleo, España ha llegado tarde a la formación de analistas de datos. Según Gutiérrez, "la formación reglada no responde con rapidez y habilidad" a las demandas de las empresas y las administraciones. La enseñanza privada y las escuelas de negocio empiezan a atender a estas demandas, pero se orientan hacia la vigilancia masiva de datos o las 'fake news', dejando fuera ese otro mundo la aplicación forense de la analítica de datos. "El sistema educativo está siendo lento", añade.
Entre aquellos que han identificado esta necesidad de formación está precisamente el IMF Business School. Martínez asegura que no es fácil dar con personas que tengan conocimientos informáticos, matemáticos y estadísticos para poder trabajar con grandes volúmenes de datos; que sepan álgebra, programación, algorítmica o técnicas de visualización. De ahí, la presión que ejercen las empresas y administraciones para quedarse con los mejores.
Un trabajo bien pagado
Según Sara Álvarez, Mánager de la división de Tecnología de la consultora de selección del Grupo Adecco, una persona que cubra el perfil de analista de datos puede recibir "dos o tres llamadas cada dos o tres días con una oferta de empleo", generalmente de grandes corporaciones o multinacionales con un departamento de datos, pero coincide en que "cuesta mucho encontrar candidatos idóneos" para vacantes de análisis de datos, porque "no hay formación focalizada". "Hay mucho reciclaje a través de máster o dentro de las propias empresas, porque precisamente es "una pieza clave a día de hoy para que las empresas puedan evolucionar", explica.
Tanto desde el ámbito académico como desde los empleadores, se llama a los jóvenes a emprender su camino laboral por el camino abierto por el análisis de datos. Quien maneja la información siempre ha sido alguien muy valorado y a día de hoy las bandas salariales van de los 50.000 a los 70.000 euros anuales, dependiendo del tamaño de la empresa, del grado de especialización del trabajador y su conocimiento de idiomas.
Según la Agencia Digital de la UE, la demanda de profesionales vinculados a las tecnologías de la información experimentará un incremento del 9,3% hasta 2020 de forma global. Mientras tanto, Álvarez añade que muchos trabajadores están migrando desde sus actuales puestos hacia estas vacantes pasando por un proceso de reciclaje. Es el caso de científicos de datos aburridos de trabajar en un banco y que buscan aire nuevo en organizaciones del tercer sector.
Del lado del emprendimiento, España ya cuenta con algunas empresas de éxito, como Carto, especializada en la geolocalización de datos, a la que, sin embargo, el empuje inversor le ha venido de fondos estadounidenses.
Álvarez resume que "no somos conscientes de la cantidad de datos que dejamos a nuestro paso" y que "el gurú", el encargado de ordenarlos y darles un sentido, será uno de los empleos del futuro. Sigue haciendo falta un guía en la tribu.
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