El ejercicio 2018 no está resultando un viaje apacible para los accionistas de Air France KLM. En un entorno ya por sí complicado para las aerolíneas, por el incesante encarecimiento de los combustibles, el grupo galo se viene enfrentando a una crisis laboral que pone en duda, incluso su viabilidad. El resultado en bolsa es elocuente: ha perdido la mitad de su valor en apenas cuatro meses.
El último contundente varapalo lo recibe este mismo lunes en forma de caídas superiores al 13% en la Bolsa de París. Los inversores reaccionaban así a la noticia de que su actual consejero delegado, Jean-Marc Janaillac, renunciará al cargo, tras fracasar su último intento por desactivar la oleada de protestas sindicales y huelgas que ya han provocado pérdidas valoradas en unos 300 millones de euros para la compañía.
Los trabajadores del grupo galo estaban llamados este viernes a una votación sobre un nuevo plan de incrementos salariales a medio plazo que fue rechazado por la mayoría, dando al traste con los planes de Janaillac para mantener bajo control los costes, en su lucha por hacer de la aerolínea un grupo suficientemente competitivo para bregarse con grupos como IAG, Lufthansa o los operadores low cost, que vienen sometiendo los márgenes del negocio a fuertes presiones para ampliar su cuota.
Las huelgas ya han provocado al grupo pérdidas calculadas en unos 300 millones de euros
"Trece días de huelgas y más de dos meses de conflicto han debilitado a Air France, poniendo en peligro su desempeño y su futuro. Es un gran desastre que solo puede deleitar a nuestros competidores, debilitar nuestras alianzas y desorientar a nuestros equipos ", señalaba este domingo Janaillac, tras anunciar su renuncia.
Air France acumula un amplio historial de conflictos laborales, que ya habían provocado la caída del antecesor de Janaillac y habían dado lugar a llamativas imágenes como la de varios directivos de la compañía saltando una valla para escapar de la presión de los trabajadores, en el otoño de 2015.
Ahora, sin embargo, son muchas las voces que alertan de una situación crítica, que podría llevarse por delante a la propia compañía. En este sentido se expresaba este mismo domingo el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, quien advirtió de que "si Air France no realiza los esfuerzos de competitividad necesarios, Air France desaparecerá".
El desencuentro entre trabajadores y empresa radica en las pretensiones de ésta de establecer un plan de incrementos salariales del 2% para este ejercicio y vincular las subidas futuras al desempeño del negocio, algo que los sindicatos rechazan, reclamando un aumento del 5% en 2018 y un plan de mejoras futuras desligado de la evolución corporativa.
Air France no es, ni mucho menos, la primera aerolínea que acomete un proceso para reducir sus costes salariales en los últimos años, en medio de un entorno muy competitivo. Tanto Lufthansa como IAG, la matriz de Iberia, han llevado a cabo en los últimos años movimientos semejantes. Pero los expertos consideran que la estricta regulación laboral de Francia y las menores limitaciones al derecho de huelga facilitan, en este caso, la presión de los trabajadores.
Los analistas resaltan la situación de debilidad en que queda la compañía tras la renuncia de Janaillac. Sin nadie a los mandos de la compañía y con unos sindicatos envalentonados tras su éxito actual, que, posiblemente, les hará menos proclives a un acuerdo.
Air France arrastra una huelga superior a 6.200 millones, el doble de su valor actual en bolsa
Air France registró en el primer trimestre de 2018 unas pérdidas de 269 millones de euros, un 88% superiores a las del mismo periodo del año anterior. La aerolínea ya había cerrado el año anterior con unas pérdidas de 274 millones y acumula una deuda neta superior a los 6.200 millones de euros, más del doble de su valor actual en bolsa, que apenas supera los 3.000 millones.
En este escenario, los inversores han optado por dar la espalda al grupo galo, que muestra un desempeño en bolsa muy inferior al de sus principales competidores, pese a que estos también se han visto afectados en los primeros meses de 2018 por una serie de factores que vienen lastrando al conjunto de la industria, como la subida de los precios del petróleo, la fuerte competencia -que está alentando movimientos de consolidación en el sector- y cierta pérdida de pujanza en la tendencia creciente de pasajeros.
Así, mientras Air France KLM se ha dejado cerca de un 50% de su valor en 2018, Lufthansa resta alrededor de un 17,5%, IAG y Ryannair suman más del 5% y easyJet acumula alzas superiores al 12%.
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