Crèdit Andorrà estaba en venta hasta hace apenas unas horas. Accionistas de referencia del primer grupo andorrano encargaron hace unos meses al banco de inversión Alantra la búsqueda de un comprador para en torno al 40% de la entidad. Esta participación hubiera otorgado al comprador el control total del grupo, ya que ningún accionista tiene un paquete de acciones mayor. Además, el banco del Principado ofrecía la presidencia, actualmente ocupada por Antoni Pintat, que posee el 20% del capital.
Crèdit Andorrà rechaza haber estado en venta. Sin embargo, el documento de la operación, bautizada como Keystone Project, ha desfilado por los despechos de potenciales interesados hasta hace unos días. Alantra, banco mandatado para liderar el proceso, detalla a lo largo de una veintena de páginas las cifras de negocio de cada área de negocio del banco, así como las fortalezas y objetivos enmarcados en el plan estratégico de la entidad hasta 2021, tal como adelantó El Independiente.
En un momento en el que algunas voces críticas advierten sobre la necesidad del banco de mejorar su capital, la entidad hace hincapié en su solvencia de cara a atraer inversores.
Destaca que el capital total de los accionistas asciende a 422,76 millones de euros. El Common Equity Tier 1 (CET 1) se sitúa en 10,8%, equivalente a 274,77 millones. Aun estando en los niveles reglamentarios, está ligeramente por debajo de los ratio de los bancos españoles, por encima del 11%.
El documento explica que la disminución de capital CET1 del grupo de 37 millones de euros desde septiembre de 2017 (311 millones) hasta diciembre de 2017 (274 millones) se debe a dos ajustes de fin de año contra el patrimonio: una provisión de 25 millones para reforzar la cobertura activos adjudicados de acuerdo con la normativa IFRS9 que entró en vigor este año y otra disposición de 24 millones para resolver el exceso de concentración de crédito sobre los límites que impone el regulador de Andorra, el Institut Nacional Andorrà de Finances (INAF). Estas dotaciones se compensan parcialmente con los ingresos netos de 12 millones registrados en el cuarto trimestre de 2017.
Otros ratio que figuran son el Tier 1, de 12,35% (314,36 millones) y el capital total, de 13,91% (353,94 millones). El total de activos ponderados por riesgo (RWA) es de 2.544 millones, de los que un 79,3% están ligados a riesgo de crédito, un 14,9% a riesgo operacional y un 5,8% a riesgo de mercado.
La Caixa, tras la venta
Algunos de los accionistas relevantes del banco buscaban deshacerse de en torno al 40% del capital para aligerar su deuda y satisfacer las exigencias del regulador financiero de un país.
La frustrada operación de venta respondía al interés de María Reig, mayor accionista del banco, de los hermanos Pintat y, en menor medida, de los hermanos Casals, de reducir su participación en el banco, por las dificultades para repagar la deuda que contrajeron con el propio banco cuando compraron a crédito la participación que tenía La Caixa en la entidad andorrana.
Dicho crédito estaba avalado por los propios títulos del banco y se iba repagando con los dividendos generados, práctica que ha prohibido el regulador del país pirenaico. Por otro lado, la entidad afronta cierta debilidad en términos de capital, ante los mayores requisitos que exige Europa a partir del próximo año. A cierre de diciembre presentaba un ratio CET 1 de 10,8%. Y cuenta con una tasa de mora que supera la media de sus competidores.
El germen de parte de los problemas de Crèdit Andorrà se remonta a la citada transacción que en 2006 protagonizó La Caixa, con Isidre Fainé al frente. El ejecutivo cerró una operación muy lucrativa para el grupo de origen catalán. Vendió el 46,35% que poseía en Crèdit Andorrà por 927 millones, lo que supuso valorar el banco en unos 2.000 millones. La venta de esta participación le permitió aflorar unas plusvalías netas de 425 millones en las cuentas consolidadas.
Valorar la entidad en 2.000 millones implicó pagar un PER (relación precio beneficio por acción) de en torno a 18 veces, en una época en la que el mayor banco de Andorra ganaba más de 100 millones de euros, el doble que en 2017. Ahora, sin embargo, los accionistas habrían situado la valoración en 700 millones de euros, una cifra que, según fuentes conocedoras de la banca privada especializadas en M&A (fusiones y adquisiciones), “está fuera de mercado”.
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