Economía

El octogenario en la sombra que mueve los hilos de El Corte Inglés

El Corte Inglés
El primer anuncio de 'Ya es primavera en El Corte Inglés' en 1960 | ECI

Tiene 84 años, gustos austeros y vive sin teléfono móvil. El discreto hombre con más poder de El Corte Inglés no es ni su actual presidente, Dimas Gimeno, ni sus primas Marta y Cristina Álvarez, que le disputan la presidencia en medio de una guerra familiar sin cuartel por el control de la cadena de grandes almacenes más grande de Europa. En realidad, quien mueve los hilos en la sombra es el octogenario Florencio Lasaga, actual presidente de la Fundación Ramón Areces (propietaria del 37% del grupo).

Quienes conocen a este navarro nacido en Oieregi en 1934 coinciden en destacar su gran capacidad de trabajo y total dedicación a la empresa en la que lleva trabajando desde que en 1959 entró como directivo en El Corte Inglés de Preciados. También su soberbia. Siempre ha estado, cada vez más a su pesar, a la sombra de la familia fundadora. Varios han sido los intentos de Lasaga de hacerse con todo el control del grupo, pero nunca ha estado tan cerca como ahora. A punto de consumarse la expulsión de Dimas Gimeno de la presidencia, algo que fuentes del Consejo ya dan por hecho que sucederá en junio, no será él quien ocupe el trono de la calle Hermosilla con el que soñó durante décadas. Al menos, no oficialmente.

Para entender la difícil batalla por el poder que es está librando en Hermosilla 112, de la que depende el futuro del grupo empresarial que emplea a más de 90.000 personas en España, hay que remontarse a las 48 horas posteriores al fallecimiento de su anterior presidente, Isidoro Álvarez, en 2014. Lasaga se oponía entonces a que Dimas Gimeno, sobrino de Álvarez, se hiciera con el total control de la empresa.

Cuando en 1989 fallece Ramón Areces, Florencio Lasaga ya tuvo tensiones con Isidoro Álvarez por la presidencia"

A ojos de Lasaga, hombre fuerte del consejo, Gimeno estaba todavía demasiado verde para hacerse en 2014 con la presidencia a sus 39 años. Solo unas semanas antes de morir, su tío acababa de nombrar al ex presidente de Endesa Manuel Pizarro como su adjunto. La idea era que Pizarro ayudara con la reestructuración financiera del grupo y tutelara la sucesión de Gimeno. Quería que este se curtiera unos años más antes de heredar el cargo de presidente de El Corte Inglés. Una insuficiencia respiratoria se llevó a Álvarez antes de lo previsto. "Con su fallecimiento se generó un clima crítico en el que empieza la guerra que dura hasta hoy", cuenta un directivo que vivió de cerca aquellos días en la empresa: "Se veía venir el caos de ahora de las disputas de 2014".

Lasaga no estaba solo en el Consejo entre los que pensaban que este proceso de maduración del sobrino predilecto no estaba completo, pero se impuso la última voluntad de Isidoro. Y aunque en las 48 horas posteriores hubo una feroz disputa interna, al final Gimeno logró ser presidente de El Corte Inglés, a cambio de cederle una parte importante de su poder a Florencio Lasaga. Eso no puso fin al problema, sino comienzo.

El octogenario, que no veía en su edad un impedimento para dirigir un imperio que siempre ha estado en manos de hombres veteranos, no logró la presidencia de El Corte Inglés pero sí la de la Fundación Ramón Areces, que es el accionista mayoritario y, por tanto, el órgano que tiene la última palabra en muchas de las decisiones del grupo."De aquellos polvos estos lodos", coincide otra fuente solvente del sector. Desde entonces, el bloqueo a los planes de Gimeno de los últimos cuatro años han sido constantes.

Con el fallecimiento de Isidoro Álvarez se generó un clima crítico en el que empieza la guerra que dura hasta hoy"

Internamente las versiones se dividen entre quienes defienden que le han parado los pies por el bien de la compañía y quienes denuncian intereses personales del Consejo para quitarle el puesto. El resultado es el mismo: una presidencia debilitada y sin funciones ejecutivas. En lo que sí coinciden tanto sus detractores como los pocos defensores que le quedan a Gimeno es que al sobrino de Isidoro Álvarez le ha faltado el carácter que sí tuvo su tío para ganarse el respeto de unos consejeros más acostumbrados que él a mandar en esa mesa.

El clan navarro

Florencio Lasaga empezó a trabajar en El Corte Inglés en 1959, con 25 años, cuando Ramón Areces estaba a cargo del centro de Preciados y tenía 55 años. Solo diez años después, Lasaga pasó a formar parte del todopoderoso Consejo del grupo en el que se ha sentado desde entonces. Cuando llegó a la empresa de grandes almacenes todavía era presidente de El Corte Inglés su fundador César Rodríguez, tío de Areces (bueno, en realidad hijo de una prima carnal). Lasaga ha vivido desde dentro todas las sucesiones y disputas familiares. "Cuando en 1989 fallece Ramón Areces, Florencio tuvo tensiones con Isidoro porque él ya creía entonces que merecía la presidencia", afirman fuentes cercanas al consejo de administración. A la muerte de Areces, Lasaga ya llevaba 30 años esperando su momento. A la muerte de Álvarez, casi seis décadas.

Florencio Lasaga, además de no trabajar con ordenador, tampoco ha tenido jamás un teléfono móvil

Isidoro Álvarez logró un poder omnímodo durante sus 25 años de presidencia que ni siquiera tuvo Ramón Areces, pero su sucesor y actual presidente ha sido el eslabón más débil y cada vez más cuestionado internamente. "Ante la división de pareceres, las hijas de Isidoro tomaron partido por los senior", explica otra fuente conocedora de las actuales disputas internas. Lasaga no está solo en este frente. Cuenta a su lado con Carlos Martínez Echevarría, navarro y octogenario como él (en la foto), y forman desde hace décadas lo que en la directiva de El Corte Inglés siempre se ha conocido como el "clan Navarro".

Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría con Ramón Escolano

Los consejeros de El Corte Inglés Florencio Lasaga (al fondo) y Carlos Martínez Echavarría (izq.) junto al ministro de Economía Román Escolano

Ninguno de estos dos veteranos directivos ha protagonizado titulares sobre la guerra de sucesión que enfrenta a las hijas de Álvarez con su primo Gimeno, pero ambos siguen moviendo los hilos del consejo en la sombra y su apoyo será fundamental para decidir quién se alza con el control.

"Lasaga y Echevarría se han aliado con las hijas para hacerse con el control ante la debilidad de Dimas, pero no tuvieron ningún contacto con ellas mientras vivía su padre ni ellas tampoco lo tenían con el grupo", afirman fuentes cercanas al consejo de administración.

"Perder el control de la Fundación es lo que ha matado a Dimas", coincide un directivo que conoce bien el grupo. "Si lo hubiera conservado, habría podido montar un equipo de dirección fuerte, pero él solo ha controlado la capa de los directores gerentes, y por encima estaban siempre los consejeros, por lo que cada vez que intentaba hacer algo se lo bloqueaban".

Un directivo sin móvil

Cuentan estas mismas fuentes que cuando accedió a la presidencia, Gimeno intentó modernizar el departamento informático de El Corte Inglés, una división controlada históricamente por Lasaga, y este impidió que renovara sus estructuras.

Internamente, como en todas las guerras, hay varios bandos. Los que piensan que era mejor parar los pies por ser una mala reforma y quienes opinan que El Corte Inglés está envejeciendo a ojos de sus clientes precisamente por no acometer riesgos.

No deja de ser curioso que precisamente fuera Florencio Lasaga quien ejerció durante muchos años de consejero delegado de la división de Informática El Corte Inglés. Un directivo que, además de no trabajar con ordenador, tampoco ha tenido jamás un teléfono móvil. Si necesitan localizarlo urgentemente cuando no está en su despacho su equipo tiene que intentarlo a través de la secretaria o el chófer y saber en qué residencia pasa el fin de semana. Si sale a comer a algún restaurante deja dicho en cuál para que lo puedan localizar. "Funciona igual que en los años 50", comenta una fuente cercana al consejo. El anclaje en el siglo XX no es solo tecnológico. "Entienden la gestión desde un paternalismo antiguo, preocupándose mucho de la empresa y de sus empleados pero con mentalidad decimonónica y feudal", añade.

Costó convencer Lasaga de que no era posible prohibir estar en Linkedin a sus miles de empleados

Sirva como anécdota que cuando hace unos años Florencio Lasaga descubrió que había cientos de empleados en la red social Linkedin, montó una reunión de crisis porque interpretó que toda la gente que había subido su curriculum a internet quería abandonar la compañía. Algún asistente a esa reunión contó después lo que costó convencer al consejero de que no era posible prohibir estar en Linkedin a sus miles de empleados. A día de hoy El Corte Inglés tiene página propia, con 150.000 seguidores y mas de 15.000 trabajadores inscritos.

Supervivientes

Lasaga y Echevarría son la memoria de lo que fue El Corte Inglés, pero también de sus problemas de adaptación del modelo del siglo XX al XXI. "No entienden la compra online, no saben ni lo que es Amazon, pero siguen convencidos de que como ellos inventaron el comercio tienen la razón. Los tiempos han cambiado pero ellos no", sentencian las mismas fuentes, que creen que la evolución del mundo empresarial les ha ido dejando fuera de juego. "Estaban acostumbrados a que El Corte Inglés tuviera un poder omnimodo y no entienden bien lo que está pasando en el sector".

Sin embargo, quienes conocen el clan navarro no creen que ninguno de los dos tenga intención de jubilarse del todo si pueden evitarlo. Y menos en medio de una guerra abierta por el poder de la empresa a la que han dedicado su vida. "Son muy currantes y concienzudos", afirman las mismas fuentes. "Su vida es el trabajo y aguantarán al pie del cañón mientras la salud les acompañe". Llevar cinco baipás coronarios no le ha impedido a Carlos Martínez Echevarría seguir trabajando con normalidad como consejero de El Corte Inglés. A diferencia de Lasaga, él sí que lleva el móvil siempre encima, porque lo lleva conectado al marcapasos que a su vez transmite la información al Hospital de Houston para monitorizar cualquier problema.

En la próxima Asamblea, el último fin de semana de agosto, a Florencio Lasaga le toca renovar en el Consejo por otros cinco años. Que abandone su puesto (a no ser que espere renovar hasta los 89), no significa que deje la Fundación Ramón Areces, propietaria del 37% de El Corte Inglés. Además, su cargo es vitalicio, al igual que ocurre con otros tres consejeros. Si tras su alianza con las hijas de Isidoro Álvarez logran que una de ellas, seguramente Marta Álvarez, se haga con la presidencia, habrá que esperar a ver qué pasa en la Asamblea de agosto.

"Esto es como Supervivientes", resume un directivo del sector sobre la disputa en el Consejo de El Corte Inglés. "Ahora los consejeros se han puesto de acuerdo para echar a uno, pero una vez que lo echen y dejen de compartir un objetivo común, cambiarán las estrategias". Y el clan navarro está acostumbrado a tener la última palabra.

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