El petróleo estira una escalada incontenible. El precio del barril de Brent, el de referencia en Europa, ha alcanzado este jueves el nivel de los 80 dólares por primera vez desde noviembre de 2014, al calor de las tensiones geopolíticas generadas por las nuevas sanciones de Estados Unidos sobre Irán, que amenazan con provocar una reducción de la oferta de crudo en los mercados.
En este contexto, la amenaza de la compañía francesa Total de paralizar un macroproyecto para la extracción de gas en territorio persa, si no se garantiza que esté exento de las sanciones estadounidenses, y una sorprendente caída de la producción en Estados Unidos han dado un nuevo empujón a los precios del petróleo en las últimas horas, hasta superar por momentos la citada cota. El Brent acumula un alza próxima al 20% en 2018 y suma ya cerca del 80% en los últimos once meses.
El barril de West Texas, en un movimiento paralelo al del Brent, alcanzaba también este jueves máximos desde 2014, por encima de los 72 dólares.
La tendencia ascendente de los precios del petróleo no han encontrado freno ni siquiera tras la publicación del último boletín mensual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en el que advertía de que el alza de los precios del petróleo previsiblemente hará mella en la evolución de la demanda mundial de crudo. Según este organismo, la demanda mundial de petróleo crecerá este año en 1,4 millones de barriles diarios, lo que supone un recorte de 40.000 barriles diarios con respecto a su anterior pronóstico, hasta un consumo global de 99,2 millones de barriles al día.
La AIE ha advertido de que los mayores precios podrían limitar la demanda de petróleo a nivel mundial
La evolución del mercado sigue dictada por las inquietudes sobre la oferta de crudo. Las restricciones de producción impuestas por los países miembros de la OPEP, el principal cártel de productores de crudo, y Rusia desde inicios de 2017 ha logrado reducir la sobreoferta de petróleo que provocó el desplome de los precios entre el verano de 2014 y 2016. Además, en un escenario de fortaleza de la economía global, que se ha traducido en un aumento sostenido de la demanda, se han sucedido los problemas de suministro en algunas regiones clave, como Nigeria o Libia durante 2017 y más recientemente Venezuela e Irán, que se han convertido en serias amenazas para el abastecimiento del mercado.
En los últimos tiempos han sido frecuentes las previsiones de que la menor oferta proveniente de los productores convencionales se vería compensada por la mayor actividad de las compañías de shale oil estadounidense. Pero este factor no ha sido sido suficiente para compensar la reducción de la producción de la OPEP, a pesar de su crecimiento, que está conduciendo a Estados Unidos a convertirse en el mayor productor del mundo. Además, como observan en ABN Amro sobre la sostenibilidad del crecimiento de esta tecnología, "existen ciertas preocupaciones de que algunos desarrollos podrían desencadenar una desaceleración en el crecimiento. Los altos costes laborales -debido a la falta de personal capacitado-, así como los problemas de infraestructura, pueden limitar el margen para mayores aumentos de la oferta en los próximos trimestres".
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