El Banco de España aprovecha su informe anual correspondiente al año 2017 para mostrarse crítico con el pacto presupuestario entre PP y PNV que ha dinamitado la reforma de las pensiones de 2013 tan defendida por la institución.
El problema no es tanto la revalorización de las pensiones hasta un 1,6% (que no el IPC), que también, sino el retraso de 2019 a 2023 de la aplicación del factor de sostenibilidad, el mecanismo introducido en dicha reforma para moderar la cuantía de las pensiones ante la expectativa de que habrá que pagarlas durante más tiempo (por el avance de la esperanza de vida).
En su opinión, la opción correcta es ir en sentido contrario y seguir reforzando la contributividad del sistema público de pensiones. Es decir, que cada vez haya una relación más directa entre los aportados a la Seguridad Social y las prestaciones recibidas.
Sin embargo, a la vista de los acontecimientos, de la persistencia de un sector de la sociedad en revalorizar las pensiones por encima de lo recomendado por la reforma, el banco emisor se centra más en ofrecer recomendaciones para ampliar con carácter general los ingresos públicos, no solo por la vía de las cotizaciones sociales.
"De cara al futuro, la clave consiste en delimitar, de acuerdo con las preferencias sociales, las tasas de sustitución de nuestro sistema de pensiones -la cuantía de las nuevas pensiones frente a los salarios-- que se pretenden asegurar, de forma que se adecuen los ingresos para que la sostenibilidad quede garantizada", precisa, para añadir que "el mantenimiento de las tasas de sustitución actuales, que son elevadas en comparación internacional, exigiría incrementos de los ingresos del sistema muy significativos".
Más natalidad y más inmigración
Sea como fuere, a la vista de la deriva de las pensiones y, sobre todo, ante el progresivo envejecimiento de la población, que presionará al alza todo el gasto público relacionado con los mayores, el banco emisor lanza una recomendación: incentivar la permanencia en el mercado laboral de los mayores, compatibilizando el cobro de la pensión con un empleo, a lo que añade que, "adicionalmente, se deberían revisar periódicamente las restricciones asociadas a la política migratoria para tratar de acompasarlas a las necesidades del mercado de trabajo”.
Con esta afirmación, el Banco de España se refiere a que, mientras la población envejece y el desempleo que se considera estructural ha aumentado por la crisis ante la incapacidad de dar oportunidades a parados con baja cualificación, es necesario ampliar por otros cauces la población activa (disponible para trabajar).
De esta forma, con más nacimientos y más mano de obra extranjera, la base de cotizantes podría aumentar e ir compensando el gasto que se dedica a proteger a los mayores, entre ellos las pensiones (reduciendo el déficit de la Seguridad Social).
En este sentido, el Banco de España también llama a fomentar la natalidad para acercarla a tasas de otros países europeos. ¿Cómo se puede hacer? favoreciendo la conciliación laboral y familiar y reduciendo la inestabilidad laboral en los años de edad fértil.
Enfría la euforia sobre el empleo
Este último punto es crucial, pues acierta directamente en el talón de Aquiles de la recuperación económica. Mientras el Gobierno saca pecho por los logros alcanzados en 2017 en materia de empleo, el Banco de España le recuerda que, además de la limitada tasa de actividad --por el envejecimiento y el alto paro estructural--, la temporalidad (del 26,7% en 2017, frente al 16,2% de los países europeos), la escasa duración de los contratos y el empleo a tiempo parcial no deseado son crecientes.
Ello, continúa, atenta directamente contra la capacidad de crecimiento de la economía española en el medio y largo plazo porque desincentivan la inversión en formación y la productividad. Y, en último término, cierra el círculo recordando que un crecimiento sostenido es la base del Estado del bienestar.
Las últimas estimaciones que maneja la institución aún gobernada por Luis María Linde apuntan a que el crecimiento potencial de la economía española apenas alcanzan el 1,5% y para elevarlo el Banco de España cree que es "especialmente acuciante" reducir el desempleo, centrándose en la recuperación de colectivos como el de los jóvenes y los más mayores, así como los de menor cualificación.
Dicho de otro modo, el banco emisor llama a poner el dardo de las políticas de empleo en los parados de larga duración y asegura que su absorción "es una de las principales palancas para favorecer un crecimiento socialmente sostenible, que promueva una distribución de los beneficios de las recuperación entre el mayor número posible de segmentos de la población".
En lo que respecta a la productividad, el Banco de España advierte de que el deterioro del empleo ha impactado negativamente sobre este indicador y también ha generado mayor desigualdad de ingresos laborales.
Por ello, el informe anual del Banco de España insta, no solo a incrementar la población activa --vía natalidad e inmigración--, sino desde este momento a "aumentar la inversión en capital humano y tecnológico", incidiendo en la duración y calidad de la formación y en la orientación de los conocimientos hacia una economía más tecnológica y globalizada. Más personas, mejor preparadas, más productivas para crecer más y sostener un mejor Estado del bienestar.
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