Dimas Gimeno, presidente de El Corte Inglés, ha cambiado de opinión sobre lo que conviene al futuro de El Corte Inglés. Durante los últimos años, sistemáticamente ha rechazado las propuestas de los bancos de inversión, consultoras y asesores financieros sobre la posibilidad de sacar a Bolsa la compañía. Varias firmas consultadas aseguran que lo habitual era que "directivos de segunda línea atendiesen las propuestas con escaso interés". Solía asistir a las reuniones, aunque en algunas apenas hacía acto de presencia, Óscar Fernandez de Llano, gerente de contabilidad, control de gestión y servicios financieros. La respuesta era siempre la misma: "No es el momento".
Pero si hace unos años no era el momento de un debút bursátil, como defendían Gimeno y el resto del consejo -sobre todo el ala más longeva-, ahora aún lo es menos. "El Corte Inglés tiene un problema de valoración y los accionistas han de asumir que lo que el mercado está dispuesto a pagar por el gigante del consumo no se ajusta a sus expectativas. Con todo, la inestabilidad del accionariado y falta de liderazgo hacen que una operación de este tipo se descarte de plano en este momento", explica un banquero de inversión, conocedor de la compañía.
Dimas Gimeno lo sabe. Aun así, defenderá este miércoles ante el Consejo de Administración la necesidad de tomar medidas para elevar su rentabilidad de cara a una salida a Bolsa en el medio plazo, aseguran a Efe fuentes de su entorno.
El máximo órgano de decisión se reúne a las 13.00 en un encuentro que se prevé tenso, en el que el sobrino de Isidoro Álvarez, fundador del grupo, pretende ganar tiempo. Los nuevos puntos que se han incluido en la orden en el último momento se perciben como una patada hacia adelante por parte del presidente, al tiempo que trataría de atraer la simpatía del jeque Hamad Bin Jasim Bin Jaber Al Zani, siempre partidario de una OPV (Operación Pública de Venta), consideran fuentes afines a las hermanas Álvarez, primas de Dimas Gimeno y en plena guerra accionarial. En 2015 el inversor se hizo con el 10% del grupo por 1.000 millones, lo que suponía valorar la compañía en 10.000 millones, una cifra que hoy queda muy lejos de lo que los mercados estarían dispuestos a pagar.
Fuentes de la banca especializadas en colocaciones en Bolsa explican que con un resultado bruto de explotación (ebitda) de seis veces (múltiplo al que cotizan otros comparables), la compañía valdría en torno a 6.000 millones. Descontando una deuda de alrededor de 4.000 millones, el valor apenas asciende a 2.000 millones. Si se aplican múltiplos más benévolos y la compañía consigue convencer al mercado de su potencial, la cifra podría ascender hasta los 4.000 millones, pero siempre quedaría muy lejos de los 10.000 millones que el catarí llegó a desembolsar.
El Corte Inglés está ahora mismo en un callejón sin salida. Hasta que no se disipe la incertidumbre en la cúpula, se nombre al nuevo presidente -como todo parece indicar- y se alinee la voluntad de los consejeros, la compañía no puede mover ficha. La salida a Bolsa es una vía para que Dimas Gimeno se deshaga de la participación del 7% que controla y por el que las hermanas Álvarez le habrían ofrecido 350 millones, según publicó El Confidencial. Gimeno considera esta cifra insuficientes, pero la hipotética opción de salir a Bolsa, hoy inviable, no parece que fuese a proporcionar un rédito mayor.
Nuevo contactos con la banca de inversión
Pese a que grupo de distribución esta en momento de impasse, algunos directivos ya han mantenido en los últimos días contactos con banqueros de inversión de cara a plantear diversas estrategias que impulsarían el anquilosado negocio del grupo, y otros tantos están llamando a las puertas de Hermosilla para conseguir una próxima reunión. Son los mismos banqueros y asesores que en los últimos años han mantenido contactos poco exitosos con una empresa que ha encarado el siglo XXI anclada en el anterior.
"Apenas saben qué es Amazon ni la amenaza que supone, no han oído hablar de la 'generación Z' y no son capaces de atraer al público millennial", explica un experto en el sector de la distribución.
También su apertura al mercado ha sido tardía, aunque en los últimos años ha logrado mejorar su estructura financiera gracias a las emisiones de deuda. Realizó la primera colocación de bonos en 2013 y, desde entonces, el grupo ha realizado varias operaciones en el mercado que le han permitido reducir su dependencia a la banca y rebajar el coste de su deuda.
Jesús Nuño de la Rosa, uno de los consejeros delegados del grupo, ha sido, en gran parte, el artífice de estas operaciones, así como de la refinanciación por 3.650 millones sellada el pasado mes de enero con Santander, Bank of America Merrill Lynch y Goldman Sachs.
El objetivo de Dimas Gimeno, en el consejo ordinario que se celebra el miércoles, es proponer la adopción de medidas de buen gobierno corporativo como nombrar consejeros independientes, sanearla y dotarla de más transparencia. "Estos son los temas que de verdad importan y de verdad deberían ser debatidos por el Consejo", han explicado fuentes del entorno del presidente.
Las mismas consideran que los pasos dados por Gimeno para adaptarla a las normas de buen gobierno corporativo habrían llevado a los miembros de la vieja guardia, con los consejeros Florencio Lasaga y Carlos Echevarría a la cabeza, a promover su destitución.
"Están chocando dos visiones de cómo gestionar a la compañía, si profesionalizarla o mantener determinadas prácticas" que, si se mantienen, harán que El Corte Inglés se hunda, porque no podrá competir en el mercado de hoy, han afirmado las mismas fuentes.
Cisma en la cúpula
Las desavenencias entre las herederas del expresidente de El Corte Inglés Isidoro Álvarez, Marta y Cristina, y la familia de Gimeno son claves en la crisis accionarial. Según fuentes próximas a la compañía, cuatro consejeros habrían solicitado que Gimeno convoque una reunión extraordinaria para abordar su destitución, tras perder el apoyo del 70% del capital.
La petición la apoyan las hermanas Álvarez y ha sido efectuada por los consejeros delegados del grupo, Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa, Echevarría y Lasaga, este último presidente de la Fundación Areces y, a su vez, máximo accionista de El Corte Inglés (37,39%).
El resto de accionistas mayoritarios son IASA, sociedad en la que Álvarez tenía sus acciones en la compañía (22,18 %) y que, tras su muerte, se repartió entre sus hijas adoptivas (70%), y sus hermanos, María Antonia y César, y su sobrino Dimas (30 %), Cartera Mancor (7%) y Corporación Ceslar (9%).
Por su parte, el jeque Hamad Bin Jasim Bin Jaber Al Zani pasará a controlar como mínimo el 10% de la compañía, tras capitalizar el préstamo de 1.000 millones que le concedió en junio de 2015. Por los intereses recibirá el 2,25 % adicional, que podrá cobrar en acciones o en metálico. Además, podría llegar a superar el 15 % si no se cumplen determinados objetivos de negocio.
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