“Es el mejor fichaje posible”, decía exultante un dirigente socialista sobre la incorporación de Teresa Ribera al nuevo Gobierno. Desde las filas socialistas se apunta que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tendrá la creación de las bases para la transición ecológica de la economía y la transición energética como puntos cruciales de su acción, y que Ribera es el perfil idóneo para comandar el desafío. "Es la mejor que tenemos, la mejor que tiene el país. Ha estado en todas las negociaciones internacionales sobre cambio climático", subraya, por su parte, una diputada del PSOE.
De momento Teresa Ribera (Madrid, 1969) se pondrá al frente de un nuevo macroministerio que aglutinará las competencias de Medio Ambiente,de Energía y de Cambio Climático, que hasta ahora se repartían entre los ministros Álvaro Nadal e Isabel García Tejerina. A la espera de conocer el nombre definitivo, se barajan los de Ministerio de Transición Ecológica o de Transición Energética y Medio Ambiente.
El nuevo Gobierno ya tiene una hoja de ruta inicial con la que empezar esta revolución ambiental y energética, y la diseñó la propia nueva ministra. El PSOE creó el pasado año un Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía, con Teresa Ribera como directora, que ha elaborado varios documentos con propuestas para reformar el sistema energético nacional y con medidas para una economía descarbonizada para luchar contra el cambio climático.
Fuentes próximas al PSOE apuntan que esos documentos, aunque no son un programa cerrado ni vinculante, servirán de base a la acción del nuevo Gobierno que se complementará con medidas adicionales. Una hoja de ruta que en muchos aspectos supone dar un giro total a la política que hasta ahora venía desarrollando Álvaro Nadal al frente del Ministerio de Energía.
Cierres de carbón y nucleares
Nadal ha venido haciendo una defensa a ultranza de mantener en funcionamiento de todas las tecnologías de producción en el sistema eléctrico. Según sus cálculos, prescindir del carbón y de la nuclear provocaría un incremento del precio de la electricidad del 40%, y por eso apostaba por seguir con ellas al menos hasta la década de 2030.
El cambio de Gobierno augura un vuelco en este campo. Desde el PSOE se apuesta abiertamente por acabar con la quema de carbón para producir electricidad en 2025 (un punto en que hay una fractura interna entre los socialistas, con algunos barones defendiendo el carbón) y por un cierre progresivo de las centrales nucleares según vayan cumpliendo los 40 años desde su puesta en funcionamiento, lo que –de cumplirse a rajatabla- supondría fijar que la última de las plantas será clausurada en 2028.
El plan del nuevo Gobierno es sustituir la energía ahora generada por carbón y nuclear por producción de energías renovables y también de las hoy infrautilizadas centrales de gas natural (que serían las encargadas de dar respaldo a la producción, frente a la intermitencia de eólica y solar).
Según las estimaciones del Consejo Asesor, el coste de los cierres para el consumidor sería “muy pequeño”, frente a los “indudables beneficios externos” ambientales y económicos de impulsar las renovables. Desde el sector eléctrico se advierte que de aplicar estas medidas serán necesarias inversiones milmillonarias para construir más centrales de gas que, en principio, deberán cerrarse no más allá de 2050.
Impulso a las renovables
En paralelo, el nuevo Gobierno parece dispuesto a garantizar una “retribución adecuada” a las renovables para apoyar su expansión. El ahora ministro en funciones Nadal pretendía no tocar la legislación actual sobre la retribución que perciben las energías renovables –toca revisarla en 2020- y, con ello, se producirá una rebaja automática desde el 7,4% actual hasta el entorno del 4%. Pero los socialistas apuestan por mantener la rentabilidad del 7,4% de los proyectos para garantizar su viabilidad.
Como un paso más hacia un modelo económico 100% renovable en 2050, el Ejecutivo también pretende impulsar el autoconsumo poniendo fin al denominado el impuesto al sol, el gravamen a la energía autoproducida que creó el Gobierno del PP. "La derogación del impuesto al sol es inminente", sentencia una fuente socialista. Asimismo, se promoverá el balance neto, que sirve para compensar a los autoconsumidores la energía consumida de la red y la vertida a la misma.
Giro ante la UE
La llegada de Ribera puede suponer un giro inmediato en la posición del Gobierno de España en las negociaciones en el seno de la Unión Europea para determinar los compromisos de cada país en expansión de las renovables o de eficiencia energética.
Hasta ahora, Nadal trataba de frenar los compromisos españoles hasta obtener contrapartidas de la Unión (singularmente en materia de interconexiones entre países). "España estaba tratando de imponer objetivos cicateros en la negociación del Paquete de Invierno. La primera tarea de Teresa Ribera va a ser cambiar esa posición la próxima semana, en el Consejo de Ministro de Energía que se celebra en Bruselas", apuntan fuentes del PSOE.
Ribera desde hace tiempo defiende abiertamente que, para emprender la transición ecológica de la economía española, resulta imprescindible la implantación de una fiscalidad ambiental. Nuevos impuestos y para incentivar el uso de tecnologías más limpias y para dar señales correctas hacia una economía más ecológica y totalmente descarbonizada en línea con los compromisos de lucha contra el cambio climático.
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