El nuevo Gobierno confirma que sus planes pasan por emprender un cierre ordenado de las centrales nucleares en España y también de caminar hacia un futuro sin carbón. De momento, no desvela fechas, pero ambas medidas están en la agenda del nuevo Ministerio de Transición Ecológica.
“El cierre de las centrales nucleares es obvio. Está implícito en el momento mismo en que se abren, porque están diseñadas para tener 40 años de vida útil”, ha apuntado la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en una entrevista con LaSexta. Los siete reactores en activo en España cumplen las cuatro décadas de funcionamiento entre 2020 y 2027, pero la ministra no ha fijado una fecha concreta para un eventual apagón nuclear.
A pesar de inicialmente estar diseñadas para esos 40 años, “se podrían hacer mejoras en las centrales. ¿Pero merece la pena hacer esas mejoras cuando hay otras alternativas? ¿Merece la pena alargar el riesgo? ¿Qué riesgo estamos dispuestos a asumir y qué costes de los que conlleva el funcionamiento de una central?”
El PSOE lleva tiempo proponiendo una clausura ordenada de todas las plantas según vayan cumpliendo los 40 años en operación. Tal y como adelantó El Independiente, el nuevo Ejecutivo socialista mantiene esas cuatro décadas como fecha de referencia para los cierres, pero “por razones operativas” (fundamentalmente por no hacer coincidir todos los desmantelamientos) se apostará por escalonar el calendario de las clausuras. Una fórmula que llevaría a algunas de ellas a funcionar más de 40 años y aplazaría el apagón nuclear total en el país hasta más allá de 2030.
"El carbón tiene poco futuro"
Asimismo, Ribera ha planteado el fin del uso de carbón en el país. “El carbón tiene poco futuro (…) Desde el punto de vista del impacto para el conjunto del planeta, del impacto para la salud, del impacto para el cambio climático, es muy difícil pensar que pueda tener futuro”. Para la nueva ministra, hay que plantearse “de qué manera se da salida a aquellas soluciones [energéticas] que ya no tienen sentido, pero que han supuesto inversiones previas”.
Para afrontar el fin de las nucleares como del carbón (tanto minas como centrales térmicas), Ribera ha subrayado que su principal preocupación es garantizar el futuro económico de las comarcas en que están ubicadas las plantas. “Hace más de 10 años que deberíamos estar invirtiendo en la diversificación industrial, económica, en alternativas atractivas para los jóvenes y no en desperdiciar dinero en mantener situaciones que tienen poco futuro”.
Impacto en el recibo de la luz
El hasta ahora ministro de Energía, Álvaro Nadal, ha defendido mantener en funcionamiento tanto nucleares como carbón porque su eliminación supondría un encarecimiento de los mercados mayoristas de la electricidad (hasta del 40%) y la consiguiente alza del recibo de luz.
“No tiene por qué ser así”, contrapone Ribera, “hay que ver cómo se organiza el recibo de la luz, que es algo que está en discusión en todos los países de Europa”. Pero, según la ministra, la transición hacia un futuro con más renovables servirá para contener los precios: “La mayor parte de soluciones de renovables, en particular la eólica y fotovoltaica, tienen ya costes operativos y de instalación que baten a los de los sitemas convencionales de generación”.
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