Economía

Las seis claves del ajuste de cuentas entre Màxim Huerta y Hacienda

Hacienda ha intensificado el seguimiento a profesionales de la comunicación y el espectáculo desde 2012 por operaciones vinculadas y simulación

Máxim Huerta, ministro de Cultura, en la Feria del Libro.
Máxim Huerta, ministro de Cultura, en la Feria del Libro. | EFE

"Es el típico caso del tertuliano", indica un experto fiscalista consultado por El Independiente a propósito la multa que el hoy ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta, tuvo que pagar por no tributar debidamente a Hacienda entre los años 2006 y 2008, cuando era colaborador en 'El Programa de Ana Rosa'.

El escándalo saltaba esta mañana tras la publicación por parte de El Confidencial de dos sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) que obligaban a Huerta a regularizar sus cuentas con el fisco y a pagar casi 366.000 euros, incluido un recargo del 50%, por no haber tributado correctamente en los años señalados.

Poco después, el ministro de Cultura se defendía asegurando que sus cuentas con Hacienda ya están saldadas y que, en ningún caso, se trató de un fraude, sino de un cambio de criterio por parte de la Administración Tributaria. Lo cierto es que su caso no es el único, sino uno de muchos en el entre los profesionales de la abogacía, la medicina, la consultoría, la comunicación y los artistas. Aquí están algunas claves.

¿Qué cuentas saldó Huerta con Hacienda?

De acuerdo con las informaciones publicadas, el problema surge en 2012, cuando la Inspección de Hacienda determina que Maxim Huerta facturó 798.521 euros entre 2006 y 2008 y se dedujo importantes cantidades de forma indebida. Por ello, el fisco determinó que el entonces tertuliano había dejado de pagar 218.322 euros y le exigió una liquidación extemporánea de 365.938 euros por los tres años, en los que se incluía un recargo del 50% de la multa y los intereses de demora.

¿En qué consistía el fraude?

La forma empleada por Huerta para pagar menos a Hacienda fue la creación de la sociedad Almaximo Profesionales de la Imagen S.L. Sin embargo, no había profesionales, porque su único socio y empleado era él mismo. La empresa no era otra cosa que un vehículo a través del que Huerta cobraba por sus servicios profesionales para tributar fundamentalmente como sociedad en lugar de canalizar las rentas por el IRPF.

El ahorro era importante. Huerta no tributaba por el 48% del IRPF, sino por el 25% de Sociedades, según precisa El Confidencial.

El resultado es que la liquidación por el IRPF de las cantidades facturadas no superó los 22.000 euros. De ahí que lo que Hacienda reclamara fuera una corrección de las declaraciones de la renta de los años 2006, 2007 y 2008.

Los otros peros del tribunal

Hay otros dos aspectos clave en la sentencia del TSJM. La primera de ellas es que, según se dice, el objeto de Almaximo Profesionales de la Imagen no es realmente la organización de espectáculos artísticos, sino que su fin es "emitir facturas, realiza la correspondiente de gestión de cobro de las mismas y realiza pagos". A esto añade el tribunal que la sociedad "no añade ningún margen, ni valor añadido".

En segundo lugar, el tribunal recalca que la sociedad no tenía ni medios humanos ni materiales propios, más allá de un inmueble.

El típico caso del tertuliano

De acuerdo con estos argumentos, el de Huerta es el caso de tantos y tantos profesionales artísticos y de la comunicación que ha cobrado sus rentas durante años a través de empresas interpuestas por recomendación de sus asesores fiscales.

A ojos de Hacienda, se trata de casos en los que entran en juego lo que se conoce como operaciones vinculadas. Según ejemplifica uno de los fiscalistas consultados, si una empresa interpuesta cobra 100.000 euros y paga a su representado (su único socio) 50.000, al tiempo que aporta 5.000 euros de gastos corrientes (no justificados en realidad), tendrá un rendimiento neto de 45.000 euros que tributará por el Impuesto de Sociedades, mientras que el representado tributará 50.000 por IRPF, un valor muy por debajo de mercado.

Este último elemento es uno de los que tiene en cuenta Hacienda en estos casos para detectar operaciones vinculadas. Porque cuando Hacienda detecta que no hay más que un socio y que en realidad los 100.000 euros son el coste del servicio del profesional a la empresa pagadora obliga a reducir a cero la tributación por sociedades y eleva al 95% de los ingresos el IRPF. Además, en el caso de Huerta se ha considerado que algunos gastos aportados no eran realmente deducibles.

Otro de los criterios aplicados por Hacienda a estos profesionales es el de la simulación. Aquí entra en juego el hecho de que la empresa interpuesta por Huerta no tuviera otros medios personales o materiales. En este sentido, su práctica pudiera haber sido legal, sin embargo Hacienda interpreta desde hace años que hay una simulación cuando la sociedad interpersonal creada carece de toda infraestructura para llevar a cabo su supuesta actividad

Huertas apela a un cambio de criterio

Con estos hechos probados, Huerta ha recalcado que sus deudas con Hacienda están pagadas. Y eso es cierto, aunque el problema es el daño a su imagen que supone un caso de fraude. En este extremo, el ministro de Cultura y Deportes argumento que no hubo tal intención, sino que lo que se produjo es un cambio de criterio por parte de Hacienda.

Y eso también es cierto, pero solo en parte.

El rumbo marcado por Hacienda

Las fuentes consultadas señalan que el criterio aplicado por Hacienda en el caso de Huerta está vigente desde hace muchos años. "Siempre ha habido esos instrumentos, y entre los tertulianos y otros profesionales ha sido una práctica extendida lo que ha hecho Huerta", señalan.

Sin embargo, el fisco ya dio la voz de alarma en 2009 sobre las prácticas de simulación planteadas. En una comunicación realizada ese año explicaba, a propósito sobre todo de las prácticas de simulación, que la Inspección de Hacienda estaba realizando "una búsqueda sistemática" de este tipo de prácticas.

No obstante, es cierto que desde el año 2012 se ha llevado a cabo por parte de Hacienda un seguimiento mucho más intensivo de las declaraciones tributarias de profesionales del mundo del espectáculo, las artes o la comunicación, a partir de la detección de operaciones vinculadas. De ahí el viraje al que hace alusión el ministro.

 

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