La era del dinero gratis avista su fin. El Banco Central Europeo (BCE) ya ha marcado la fecha límite para poner fin a su programa de compra de bonos (QE). La institución dejará de inyectar dinero en el sistema a partir del próximo mes de diciembre, según ha comunicado la institución en el comunicado posterior a la reunión celebrada este jueves en Riga, la capital de Letonia.
Los planes de las institución pasan por reducir el volumen de compras de deuda a partir del próximo mes de septiembre, a unos 15.000 millones de euros al mes (desde los 30.000 millones actuales), "sujeto a los datos recibidos que confirmen las perspectivas de inflación a medio plazo del Consejo de Gobierno", antes de darlo por finalizado al cierre de diciembre.
No obstante, la institución han cumplido con los pronósticos, al anticipar que sus planes pasan por mantener su política de reinvertir el dinero de los bonos en balance que lleguen a su vencimiento "durante un tiempo prolongado después del final de las compras de activos netos y, en cualquier caso, durante el tiempo necesario para mantener una liquidez favorable y un amplio grado de acomodación monetaria".
La institución reducirá las compras mensuales a 15.000 millones desde septiembre y hasta final de 2018
Además, la institución ha abierto la puerta a subir los tipos de interés ya en el verano de 2019. "El Consejo de Gobierno espera que las tasas de interés claves del BCE se mantengan en sus niveles actuales al menos hasta el verano de 2019 y en todo caso durante el tiempo necesario para garantizar que la evolución de la inflación se mantenga alineada con las expectativas actuales de un ajuste sostenido", reza el comunicado.
Este mensaje ha sido recibido en los mercados con un brusco descenso del euro, por debajo de los 1,18 dólares, y caídas en las rentabilidades de los bonos, lo que evidencia que entre los inversores había arraigado la creencia de que un alza de los tipos -al menos del tipo de depósito, situado en el -0,4%- era previsible en un plazo más corto.
El programa de compra de deuda ha sido una de las herramientas principales del BCE para hacer frente a la crisis que ha golpeado a la Eurozona en los últimos años y combatir los riesgos de deflación. Desde su puesta en marcha, en marzo de 2015, la institución ha adquirido títulos de deuda pública y corporativa por un valor aproximado a los de 2,5 billones de euros. Estas compras han sido un elemento clave en la caída de las primas de riesgo en la región y el descenso de los costes de la deuda a cotas históricas en países como España.
La institución ya había adelantado recientemente que la mejora de la economía europea y el repunte sostenido de las tasas de inflación perfilaban un escenario favorable para iniciar la retirada del programa de compra de deuda.
En cualquier caso, el banco central presidido por Mario Draghi y en el que, desde este mismo mes, Luis de Guindos ocupa la vicepresidencia, se manifiesta convencido de que "las ecisiones de política monetaria de hoy en día mantienen el amplio grado actual de acomodación monetaria que asegurará la continua y sostenida convergencia de la inflación hacia niveles que están por debajo, pero cercanos al 2% en el medio plazo", los niveles objetivo de la institución.
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