El mandato del presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Fernando Marti, concluye el próximo 28 de diciembre tras seis años en el cargo. El Gobierno tiene opción de renovarle como miembro de la cúpula del supervisor nuclear por otros seis años más.
Sin embargo, el Congreso de los Diputados ha reclamado por unanimidad que “en ningún caso” se produzca esa prolongación de su mandato. Si el cambio de Gobierno hacía más que improbable la renovación de Marti, el informe firmado por todos los partidos políticos anticipa su salida.
El Congreso de los Diputados, a través de la Ponencia encargada de las relaciones con el CSN, ha manifestado “la necesidad de no prorrogar en ningún caso el mandato del actual y reprobado Presidente del CSN”, según recoge en un informe aprobado por unanimidad por todos los partidos políticos, incluido el Partido Popular, a cuya propuesta fue nombrado a finales de 2012.
Fernando Marti, que ha llegado a ser reprobado por la Comisión de Energía del Congreso y cuya dimisión han reclamado con insistencia varios partidos políticos, ha tenido un mandato en que se han producido varias polémicas en torno a la gestión de los expedientes de la reapertura de la central Garoña o del cementerio nuclear de Villar Cañas, así como a la gestión de las discrepancias de parte del cuerpo técnico en su labor de control y supervisión de las instalaciones nucleares.
Cambios de cuatro de los cinco consejeros
El Consejo de Seguridad Nuclear debe afrontar en los próximos meses (entre los próximos diciembre y febrero) la sustitución de cuatro de los cinco miembros de su cúpula, hasta ahora controlada por una mayoría de consejeros ligados al Partido Popular. Así que la llegada de un nuevo Gobierno socialista, coincidiendo con la necesidad de renovación del pleno del CSN, ya venía anticipando una batalla por el control del organismo.
En plena polémica por el futuro de la central de Garoña y del cementerio nuclear de Villar de Cañas (Cuenca), y sólo dos meses antes de las elecciones generales de diciembre de 2015, el Partido Popular impuso su entonces mayoría absoluta en el Congreso para romper el tradicional equilibrio entre partidos en el reparto de miembros del pleno del CSN y forzó la presencia de tres consejeros nombrados a propuesta del PP, por sólo dos del PSOE (lo hizo aprovechando la salida del único miembro propuesto por la antigua CiU).
Ahora, el cambio de Gobierno con la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa, y la actual posición de minoría parlamentaria del PP, abren la puerta a recomponer el juego de pesos partidistas en la cúpula del supervisor. Un movimiento que previsiblemente contará con el respaldo del resto de los grupos parlamentarios, dado que todos –con la única excepción del popular- han sido en los últimos años enormemente críticos con la gestión de la actual dirección del CSN.
Los planes del PSOE pasan por recuperar el equilibrio con el PP -cada uno con dos miembros propuestos-, por hacer que uno de los candidatos socialistas ocupe la presidencia del CSN, y por dar entrada con un asiento por primera vez a Podemos o Ciudadanos, según confirman a El Independiente fuentes cercanas a la dirección socialista. Los miembros del pleno del Consejo –órgano colegiado de cinco asientos encargado de adoptar las decisiones del centro- tienen un mandato de seis años, con opción a una renovación por otros seis.
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