En menos de una hora, El Corte Inglés adoptó este jueves una doble decisión, histórica y rupturista con su tradición. El consejo de administración destituyó por unanimidad a Dimas Gimeno, un presidente que enraizaba con la saga familiar, para nombrar a Jesús Nuño de la Rosa, un directivo de la casa pero sin vínculo alguno con la estirpe fundadora.
La empresa con más empleados de España (92.000) inicia una nueva etapa con un gran reto a medio plazo: modernizar la estructura de cara a una posible salida a bolsa. Y otro complicado a corto: recuperar la unidad en el accionariado, dañado por una inusitada guerra fratricida que ha acabado salpicando a la imagen y la reputación de El Corte Inglés.
De las dos metas se habló ayer en la reunión del consejo. Pero sobre todo de la primera. "Me voy a dejar la piel por conseguir la unidad", aseguró Nuño de la Rosa durante su intervención, según aseguran fuentes próximas al consejo. Ese es el principal mensaje que trasladó al resto de consejeros el directivo, que llegó a la sede de Hermosilla como consejero delegado y la abandonó como presidente.
Nuño de la Rosa expuso sus planes en la sala delante de los seis consejeros presentes. Ocupaban su asiento el otro consejero delegado (Víctor del Pozo), los veteranos Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echeverría, Marta y Cristina Álvarez, y el independiente Manuel Pizarro. El representante del fondo soberano qatarí (Shahzad Shahba) y la de la sociedad Mancor (Paloma García Peña), asistieron a la cita por videoconferencia. La silla de Dimas Gimeno se quedó vacía. El hasta ayer presidente se dejó ver por su despachó de Hermosilla, pero no se presentó en la reunión convocada para echarle.
En la agenda inminente de Nuño de la Rosa está la tarea de recuperar los puentes rotos en los últimos meses. La campaña de hostilidades desarrollada por Dimas Gimeno, tras conocer que los accionistas promovían su cese, ha deteriorado el ambiente en el consejo. Y es que el ex presidente ha basado los últimos movimientos en tres ideas, amplificadas por un ejército de abogados y asesores de comunicación.
Por un lado, el sobrino de Dimas Gimeno ha acusado a la cúpula directiva y los accionistas de mirar para otro lado mientras en la empresa se cometían dudosas prácticas contables. Por otro, les ha culpado de frenar un plan estratégico para modernizar el grupo. Y, lo peor, ha atacado por el plan personal a sus primas Marta y Cristina Álvarez, hijas de Isidoro, consejeras y dueñas de la mayor participación del capital.
Al final, Gimeno acabó enfrentado a todo el consejo. Prueba de ello es el resultado de la votación de este jueves: todos los miembros apoyaron por unanimidad la destitución. Pero la salida del heredero de Isidoro Álvarez no implica que la tranquilidad regrese a la empresa. No en vano, Gimeno ya ha anunciado su intención de impugnar la votación. Por eso, Nuño de la Rosa se esforzó en la reunión en transmitir que la prioridad ahora es recuperar el diálogo y construir el futuro juntos.
El mismo mensaje trasladó horas más tarde a la cúpula directiva y a los sindicatos. El flamante presidente convocó a los directores territoriales y los responsables de las filiales a una conference call. A todos ellos les lanzó el mismo mensaje de tranquilidad, con el foco en tres pilares: "unidad, proyecto y futuro". A última hora de la tarde se reunió también con los representantes sindicales en las oficinas centrales de Madrid, con el objetivo de trasladar calma a la plantilla.
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