Economía

PLANES DE EXPANSIÓN DE LAS ESTACIONES DESATENDIDAS EN PLENA ESCALADA DE PRECIOS

Boom de gasolineras sin gasolineros

La patronal de las estaciones automáticas aspira a que en una década una de cada cinco gasolineras de España no tenga ningún operario.

Una gasolinera automática de la red de Ballenoil. | Ballenoil

Si el conductor no conoce la gasolinera de antemano, puede tardar unos minutos en percatarse. Baja del coche, se dirige al surtidor, elige el combustible, llena él mismo el depósito de su coche… Todo como casi siempre. Puede no darse cuenta hasta el momento mismo de pagar.

El autoservicio en el sector de las gasolineras está ya tan extendido que poco cambia hasta que al cliente le toca pasar por caja. En una estación de servicio tradicional el pago por lo general es el único contacto con los empleados: después de echar el combustible, vas a la oficina/garita/minimarket, haces cola, “buenos días”, “el surtidor cuatro”, pagas, y “hasta luego”.

En una de gasolinera desatendida el proceso de pago lo hace también uno mismo: sin dar los buenos días ni decir adiós a nadie, porque no hay ningún personal en la estación, se pasa la tarjeta bancaria por el datáfono  -normalmente integrado en el propio surtidor- y se coge uno el coche para marcharse.

Hace cinco años no había ninguna, pero hoy en España funcionan unas 560 gasolineras automáticas (también conocidas como gasolineras desatendidas e incluso de manera peyorativa hay quien aún las llama gasolineras fantasma). La primera normativa que las reguló, en 2013, sólo permitía que se instalaran en ubicaciones donde ya existiera otra actividad económica, de ahí que aún hoy muchas estén vinculadas a cadenas de hipermercados.

Esas 560 gasolineras automáticas son apenas el 5% del parque total de estaciones de servicio españolas, que el año pasado alcanzó la cifra récord de 11.495 puntos de venta. En los últimos años todo el crecimiento del sector está ligado a la proliferación de gasolineras independientes y de bajo coste (entre ellas las automáticas), mientras que las redes de las grandes petroleras se han estabilizado o incluso reducido su presencia en las carreteras del país.

Cuestión de precio

Las compañías que se han lanzado a operar gasolineras automáticas presumen de estar mejorando sus ventas y de continuar con su expansión a pesar de las zancadillas legales con que se han ido topando en los últimos años y aún hoy, y sólo gracias a competir con mejores precios que sus rivales.

En España hay unas 560 gasolineras automáticas, un 5% del total. Frente al 66% de Dinamarca, el 61% de Suecia, el 24% de Holanda...

“Todo es automático porque estamos aplicando las nuevas tecnologías a un negocio tradicional y estamos creando un nuevo modelo”, explica Manuel Jiménez Perona, presidente de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae). “El ahorro de costes de personal se lo trasladamos al cliente. Y es el cliente el que elige si quiere pagar más y que le pongan la gasolina o ahorrar dinero poniéndoselo él mismo y pagando también él directamente con su tarjeta”.

Frente a las críticas por la destrucción de empleo que supone su modelo de negocio –un informe del Consejo Económico y Social del País Vasco alertaba de que cada gasolinera desatendida evita la creación de seis empleos-, las compañías defienden que los grandes de recortes de plantilla en el sector se produjeron antes de que las propias gasolineras automáticas llegaran a España.

“No somos responsables de la destrucción de empleo en el sector. Entre 2003 y 2008 se destruyeron 13.000 empleos en las redes de gasolineras y luego continuaron los recortes durante la crisis. Es cuando se generalizó el autoservicio. El cliente empezó a echarse él mismo el combustible, pero sin que el producto fuera más barato. Las tradicionales redujeron costes para elevar sus beneficios, pero no lo trasladaron al cliente como hacemos nosotros”, sentencia Jiménez.

Las cifras que maneja Aesae –que agrupa a empresas con más de 350 gasolineras sin personal, un 60% del mercado- reflejan que las estaciones automáticas venden el combustible entre 10 y 15 céntimos de euro por litro más barato que las tradicionales. Según un reciente estudio de la asociación de consumidores OCU, entre las marcas más baratas de España están varias de las integradas en Aesae, como Ballenoil, GasExpress, Petroprix o BonÁrea.

Y es que, según destacaba la OCU en su estudio, elegir una gasolinera u otra puede salir caro a los conductores. El propietario de un vehículo tipo (con un consumo de 7 litros cada 100 kilómetros y que recorra con él 20.000 kilómetros al año) puede llegar a pagar 237 euros más si usa gasolina de 95 octanos o 330 euros más si es de gasolina 98 en función de la gasolinera que elija; y el sobrecoste puede alcanzar los 240 euros anuales en el caso de repostar diésel o hasta 274 si se trata de diésel mejorado.

La Agencia Ejecutivo de la Comisión Europea de Sanidad y Consumo estudió la evolución de precios del combustible durante casi una década (entre 2005 y 2013) y concluyó que en 13 de los 14 países europeos analizados los precios de las gasolineras desatendidas eran menores. De media, la diferencia de precios de la gasolina 95 entre estaciones automáticas y con personal era de 1,9% y del 2,7% en el caso del gasóleo. En el caso concreto de España, el diferencial era de 1,4% en gasolina y del 3% para el diésel.

En plena escalada de los precios del petróleo, con la consiguiente subida sostenida que experimentan desde hace meses los combustibles, las gasolineras automáticas lo ven como una oportunidad para asentar su crecimiento. “Cuando suben los precios, los clientes aún miran más por su presupuesto familiar y buscan donde repostar más barato”, sostiene. “Somos el antídoto contra la subida de precios de la gasolina y el gasóleo”.

Objetivo: una de cada cinco gasolineras

“El sector de las gasolineras crece en España. Pero es que todo el crecimiento del mercado viene de la mano de las estaciones de bajo coste”, sentencia Jiménez. Pese a ello, el peso que las gasolineras automáticas tienen en el negocio en España está a años luz de las cuotas que alcanzan en otros países europeos.

Mientras que en el mercado español las gasolineras desatendidas representan apenas un 5% del total de puntos de venta, en Dinamarca concentran el 66% del negocio, en Suecia un 61%, en Holanda un 24%, en Bélgica un 19%, en Austria a un 11%, en Francia un 9%... Y aunque en España ya tienen mayor presencia que en Reino Unido (3%), Alemania (4,5%) o Italia (menos de un 1%), las redes de gasolineras automáticas españolas aspiran a ganar peso y equipararse con los países del centro y el norte del continente.

Las gasolineras desatendidas presumen de vender combustible entre 10 y 15 céntimos más barato por litro. "El ahorro en personal lo trasladamos al cliente"

“Este modelo de negocio tiene futuro en España. Lo vamos a demostrar”. El objetivo que se marca la asociación de las gasolineras desatendidas es seguir ganando progresivamente peso y plantarse dentro de una década con un 20% de cuota de mercado; esto es, que una de cada cinco gasolineras en España no tenga personal. “Un 20% sería lo razonable”, dice Jiménez con media sonrisa, como si pensara que se está quedando corto.

“El consumidor español se mueve por precio, y nosotros somos más baratos, así que nuestro futuro pasa por seguir creciendo”, apunta el presidente de Aesae. “Las gasolineras automáticas hemos venido para quedarnos. Tardaremos más de lo que sería necesario, porque hay demasiados interesados en que no crezcamos y en intentar echarnos del mercado. Pero lo lograremos”. Y es que la patronal denuncia las continuas zancadillas que sus asociados han tenido que sortear para sobrevivir y las que siguen encontrándose para crecer.

Las trabas legales

Se cuida mucho de dar nombres y de responsabilizar directamente a nadie de inspirar esas trabas legales con que las gasolineras automáticas se han topado en España, pero Jiménez no se cansa de apuntar quiénes se benefician de esos obstáculos. “En la ineficiencia hay gente que vive muy bien. Existen movimientos oligopolísticos para que el libre mercado no prevalezca. Los que defienden el modelo tradicional no nos quieren enfrente porque somos una competencia fuerte. Cuanto menos competencia, mejor para ellos”.

Aesae ha abierto varios frentes legales para defender su modelo de negocio, amenazado por las legislaciones restrictivas que había en España. Tras una denuncia de la patronal ante la Comisión Europea, y el posterior rapapolvo desde Bruselas, las comunidades autónomas que tenían normativas que dificultaban o directamente prohibían las gasolineras automáticas  las han retirado ya o han anunciado su intención de hacerlo.

“Ya sólo queda la Región de Murcia con una legislación restrictiva”, subraya. No obstante, este tipo de gasolineras se encuentran con intentos de última hora de restringir su actividad, como la intención de Castilla-La Mancha de obligar a que las instalaciones cuenten con baño (lo que en la práctica obliga a tener un empleado presente en la instalación para garantizar su limpieza) o la decisión del País Vasco de prohibir repostajes en gasolineras sin personal si hay viento superior a 19 kilómetros/hora.

Empujadas al 'menudeo'

Ahora la asociación ha abierto una nueva batalla legal presentando un recurso ante el Tribunal Supremo contra el decreto del Gobierno central del año pasado en el que prohíbe que en gasolineras desatendidas se realicen repostajes durante más de 3 minutos y de más de 75 litros, lo que en la práctica supone que en ellas no puedan llenar el depósito camiones, furgonetas o grandes todoterrenos.

Vamos a ganar la batalla. Son las gasolineras tradicionales las que tendrán que convertirse en gasolineras low cost

“El Gobierno se inventó una traba para que los grandes consumidores no vengan a nuestras gasolineras y que nos dediquemos sólo al menudeo. Es condenarnos a la miseria. Los márgenes son muy ajustados y la rentabilidad se obtiene con grandes volúmenes de venta”, explica Jiménez. “No dejan de inventarse obstáculos contra nosotros”. Desde Aesae se denuncia además que en el borrador de decreto que se publicó para consulta pública y en el texto que estudió el Consejo de Estado esas restricciones no figuraban, y que sólo aparecieron en el decreto que se publicó en el BOE en pleno agosto.

En paralelo, incluso en las comunidades autónomas con legislaciones más favorables a la presencia de gasolineras desatendidas, las empresas del sector denuncia la existencia de otros tipos de obstáculos, como ayuntamientos que dejan  dormir “sin explicación” durante años la solicitud de permisos de instalación de una nueva estación de servicio. La Xunta de Galicia se ha comprometido a elaborar un código de buenas prácticas para funcionarios municipales para frenar este tipo de retrasos –intencionados o no- en las tramitaciones.

“Como hay quien no puede competir con nosotros bajando los precios, lo hacen con campañas de desprestigio y promoviendo trabas legales. Pero ni aun así nos van a poder echar”, proclama el portavoz de las gasolineras desatendidas, que no duda en lanzar un órdago: “Cuando alcancemos una cuota de mercado del 20%, el sector cambiará por completo, ya no habrá marcha atrás. Vamos a ganar la batalla, y son las gasolineras tradicionales las que van a tener que recurrir a nuestro modelo si quieren sobrevivir. Son ellas las que tendrán que convertirse en gasolineras low cost”.

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