La conocida como guerra del taxi ha tenido muchas batallas, pero pocas que hayan dejado con tan buen sabor de boca a los taxistas, sobre todo a los de Barcelona. El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha aprobado en la tarde de este martes una nueva normativa que obliga a los vehículos de alquiler con conductor, los famosos VTC, a tener una segunda licencia otorgada por el Instituto Metropolitano del Taxi.
¿Qué significa esto a efectos prácticos? Que Barcelona va a poder limitar a su antojo el número de licencias VTC que hay en sus calles, y a buen seguro que las va a reducir de forma notable para favorecer al taxi, que este martes ya celebraba la decisión.
La aprobación definitiva del texto ha contado con los vitales apoyos del grupo encabezado por Ada Colau, alcaldesa de la Ciudad Condal, y por los grupos de gobierno metropolitano de PSC, ERC, PdeCat y CUP. Ciudadanos y PP han decidido abstenerse.
Este nuevo reglamento permitirá al Ayuntamiento de Barcelona imponer la cuota de una licencia VTC por cada 30 licencias de taxi, una reclamación histórica del sector. Eso significaría reducir a la mitad el número de coches de Cabify y Uber que hay en las calles barcelonesas, dificultando mucho su existencia.
El ya conocido como Decreto Colau es ahora el modelo al que aspiran las principales agrupaciones del taxi de Madrid, que quieren imitar a sus colegas catalanes para conseguir un marco legal similar. "Exigiremos al Ayuntamiento de Madrid que se posicione de la misma forma dejando atrás la palabrería y los actos simbólicos", reza un comunicado de Elite Taxi Madrid, que pide ya "un Decreto Carmena".
"Gana el taxi, pierden los ciudadanos"
Tras la aprobación el frente VTC, que componen Unauto, Uber y Cabify, ha presentado una carta firmada por los máximos dirigentes de cada una de ellas en la que lamentan que "gana el taxi, pero pierden los ciudadanos".
Unauto, la mayor agrupación de licencias VTC, Uber y Cabify han tenido sus diferencias a lo largo de la guerra del taxi, pero ahora han mostrado su unidad explicando que "hemos sido víctimas de numerosas y constantes oleadas de violencia contra nuestros vehículos y sus conductores, que han visto como desempeñar su trabajo se convertía en una odisea".
"La facción más radical del taxi de Barcelona no quería convivencia, quería que desapareciéramos", explica la misiva firmada por Eduardo Martín, presidente de Unauto, Mariano Silveyra, director de Cabify en España, y Juan Galiardo, director de Uber España.
Según la nota que ha publicado el frente VTC la aprobación del reglamento "implicará que más de 1.300 conductores y conductoras irán automáticamente al paro", alegando a la drástica reducción de las flotas que van a tener que afrontar.
Han querido incluso establecer una comparación con "un sector que opere con licencias públicas, como las farmacias. Imaginemos que el Ayuntamiento decidiese que el número de ellas es excesivo y que debe reducirse a la mitad", explican en la carta. "La gente que ha comprado su licencia, el local, ha invertido en reformas y pagado sus permisos e impuesto y lo perderían todo", relata el comunicado.
Lo cierto es que el taxi se ha llevado una victoria decisiva en Barcelona, y ha sido gracias a la intervención de Ada Colau. Lo más probable es que en poco tiempo Uber y Cabify dejen de operar en Barcelona y los que lo sufrirán serán, una vez más, los usuarios, que se quedarán con menos opciones para elegir a la hora de moverse por una ciudad ya congestionada por el tráfico.
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