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La nacionalizada Bankia, la más golpeada si Sánchez aprueba un impuesto a la banca

Los beneficios de la entidad podrían verse reducidos entre un 9 y un 11,2%, según un informe del banco estadounidense JPMorgan

José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia. | EFE

Desde que Pedro Sánchez accedió a la presidencia del Gobierno de España, sobre la banca nacional pende una onerosa amenaza en forma de un impuesto especial. El líder socialista ya sugirió esa idea meses antes de llegar a La Moncloa -cuando esa posibilidad ni siquiera se vislumbraba en el corto plazo- y desde el nuevo Ejecutivo no se ha cerrado, ni mucho menos, la puerta a esta posibilidad.

Según la idea primigenia de Sánchez, la tasa sobre las entidades financieras españolas podría aportar al erario público entre 800 y 1.000 millones de euros, que permitirían sufragar parte del agujero en el sistema de pensiones.  Aunque la medida parece aún lejos de cobrar forma, desde el sector financiero ya se han levantado en contra de una medida que, aseguran, sería perjudicial para la economía nacional, al provocar un encarecimiento del crédito y restar atractivo a los depósitos de los clientes.

El rechazo de la banca a la medida se explica sin dificultad a partir de los cálculos realizados por los analistas de JPMorgan, el mayor banco del mundo por valor en bolsa, que estiman que las entidades españolas podrían sufrir una merma de hasta el 3,6% de sus beneficios anuales por este impuesto especial. A falta de conocerse el modo en que se implementaría -si finalmente se aprobara- esta tasa adicional al sector, el banco estadounidense toma como escenario más factible que se plasmara en un impuesto a los depósitos.

A partir de esa premisa, JPMorgan evalúa el impacto que la medida podría llegar a tener en las cuentas de las principales entidades financieras españolas. Y no deja de resultar paradójico que una medida planteada por Pedro Sánchez como una vía para que la banca devuelva a los contribuyentes parte del dinero destinado a su rescate durante la crisis resultaría, según este informe, especialmente perjudicial para Bankia, el banco controlado por el Estado.

Sabadell también recibiría un perjuicio de hasta el 9,6% de su beneficio

Los analistas de la firma estadounidense calculan que Bankia vería reducirse entre un 9 y un 11,2% su beneficio en 2019, que el banco estadounidense estima en 869 millones de euros. El banco que preside José Ignacio Goirigolzarri se situó este miércoles en bolsa en sus niveles más bajos desde noviembre de 2016, al acumular un descalabro del 16,7% en el ejercicio, lo que se traduce en una pérdida de valoración de alrededor de 2.500 millones de euros.

Los títulos que controla el Estado en Bankia se mantienen como la opción más evidente del Gobierno para recuperar parte del dinero empleado en el rescate del sector financiero durante la crisis. Sin embargo, el paquete de acciones que mantiene en la entidad alcanza, a día de hoy, una valoración de mercado de poco más de 6.000 millones de euros, una cifra mínima en comparación con los casi 22.500 millones que se comprometieron en apuntalar al banco nacido de la fusión de Caja Madrid, Bancaja y otras cinco cajas regionales.

Precisamente, esa debilidad de Bankia en bolsa es una de las causas de que el proceso de privatización haya avanzado tan lentamente en los últimos tiempos y que, desde el mercado, se vea poco factible que se complete en el periodo legalmente que marca como tope finales de 2019.

Bankia, no sería, en cualquier caso, el único banco que se vería claramente penalizado por un impuesto especial a los depósitos. JPMorgan cree que Sabadell podría ver reducirse su beneficio estimado para 2019 en en un 9,6% y Bankinter en casi un 7%. CaixaBank, por su parte, sufriría una merma del 6,2% en su resultado por acción.

Los analistas del mayor banco del mundo creen, en cambio, que BBVA y Santander recibirían un impacto más limitado, debido a la fuerte diversificación de su negocio, que hace que el mercado español resulte mucho menos determinante en su resultado consolidado. En el caso de la entidad que preside Francisco González, JPMorgan prevé que su beneficio disminuya entre un 2 y un 2,5%, mientras que en Santander el golpe alcanzaría un máximo del 1,9%.

Suma de dificultades

Con todo, el impuesto de Sánchez no es, ni mucho menos, el problema más inminente al que se enfrenta el sector bancario español. No es casualidad que cuatro de los cinco peores valores del Ibex sean bancos: además de Bankia, Sabadell, BBVA y Santander acumulan recortes entre el 12,5% y el 14,6% en el año, CaixaBank también se deja más de un 6,5% y solo Bankinter cotiza en positivo.

Las entidades nacionales acusan una serie de problemas, entre los que resalta el escenario de bajos tipos de interés, que penaliza los márgenes de su actividad tradicional y que parece que perdurará hasta, al menos, el verano de 2019, según el último mensaje del Banco Central Europeo (BCE). De hecho, JPMorgan pronostica que no llegará antes de septiembre del próximo año.

JPMorgan reduce su visión de la banca española por el retraso en la subida de tipos

Esta situación, sumada a los problemas de las divisas emergentes (que penalizan a Santander y BBVA), el débil rendimiento de Sareb y algunos problemas particulares de entidades como Sabadell y CaixaBank ha llevado al banco norteamericano a reducir de forma contundente su previsión de beneficios para el periodo 2018-2020.

JPMorgan ha realizado un ajuste a la baja de las ganancias del sector que alcanza un 8% de media y que se eleva hasta el 21% en el caso de Sabadell, al que atribuye mayores costes derivados de la integración de su filial británica TSB. Del mismo modo, recorta sus estimaciones sobre el resultado de Bankia en el periodo en un 7%, mientras que las de CaixaBank y Santander las rebaja un 3% y las de Bankinter y BBVA, un 2%.

El banco estadounidense mantiene una recomendación de sobreponderar las acciones de Santander y BBVA, que considera que presentan valoraciones atractivas, mientras que aconseja infraponderar Bankinter, ya que, aunque reconoce la calidad superior de sus activos respecto a sus competidores, considera que presenta un limitado potencial de beneficio de los menores costes de riesgo.

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