Como a Cabify le parecían pocos los frentes que ya tiene abiertos, el pasado día 15 de este mes de junio decidió presentar una demanda contra pesos pesados de Podemos como Irene Montero, portavoz en el Congreso, o Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de la formación, por afirmar que la aplicación de transporte paga sus impuestos en el paraíso fiscal de Delaware y no tributa en España.
Al partido de Pablo Iglesias le ha venido de maravilla esta actuación judicial. Primero, se han ganado el favor de un sector, el del taxi, muy movilizado y numeroso. Segundo, le ha devuelto algo de foco mediático en un momento en el que Unidos Podemos está en el margen del tablero político.
#HolaCabify Hemos respondido a la carta que nos mandasteis para expresaros una vez más lo que pensamos. Existen otros partidos que estarán encantados de defender a las multinacionales con sede en paraíso fiscal como la vuestra. A nosotros nos eligieron para defender a la gente. pic.twitter.com/4AZgAcS900
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) 27 de junio de 2018
El propio líder morado ha entrado de lleno en la polémica, pese a que no se ha interpuesto ninguna demanda contra él, y ha contestado a la carta que le dirigió Juan de Antonio, cofundador de Cabify, el pasado viernes. "No nos importa donde vives, Juan, nos preocupa que tu empresa pague los impuestos que le corresponden en nuestro país", decía la nota que Pablo Iglesias publicaba este miércoles en su perfil oficial de Twitter.
"Nos preocupa que la sede de Cabify esté en Delaware y que utilices técnicas de elusión fiscal para pagar menos impuestos en España", continúa la nota, que también ha compartido el perfil oficial de Podemos o Irene Montero en su propia cuenta.
Toda la polémica, por tanto, se centra en el territorio de Delaware. ¿Es un paraíso fiscal como dice Podemos? Para el Gobierno español, no lo es, ya que no está incluido en una lista de territorios en la que sí están las Islas Caiman, Macao, Mónaco o Gibraltar.
¿Qué es Delaware?
Con 5.130 kilómetros cuadrados de extensión, Delaware es el segundo estado más pequeño de Estados Unidos. Situado en la costa este, enclavado entre Nueva Jersey y Maryland, Delaware cuenta con poco más de 960.000 habitantes y, pese a su escaso tamaño, sí que está en mitad de tabla en cuanto a ingresos medios por persona, con casi 58.000 dólares, unos 50.000 euros.
Pablo Iglesias y el resto de representantes de Podemos, sin embargo, no está interesados en cómo de grande es el estado o si la capital es o no es Dover (lo es). Les preocupa, parece ser, las laxas exigencias tributarias que se encuentran las empresas que van allí a establecer su sede fiscal.
El principal atractivo es que Delaware concede una exención de impuestos para todas las compañías que coloquen entre sus fronteras su residencia fiscal, sin importar su procedencia, siempre y cuando no operen dentro de su territorio. Es decir, una empresa española podría establecerse allí y ahorrarse los impuestos siempre y cuando su actividad se limite a nuestro país.
Así, se calcula que en los poco más de 5.000 kilómetros cuadrados de extensión del estado hay más de 250.000 empresas. Tocan a una empresa cada cuatro habitantes, un ratio que parece alto y que sólo se explica por la enorme cantidad de firmas que van hasta allí para colocar su sede fiscal.
Porque hacerlo es extremadamente sencillo. La legislación de la mayoría de Estados dicta que para constituir una sociedad hacen falta al menos un director y un par de ejecutivos. En Delaware basta con una persona, que puede ocupar todos los cargos que haga falta.
La normativa de Delaware protege, además, la identidad de estos ejecutivos, ya que permite hacer todas las operaciones a través de un Agente Autorizado, que representa a los verdaderos fundadores y les permite mantenerse en la sombra. Esta protección es tan fuerte que los nombres de los componentes de las empresas allí radicadas no pueden ser revelados ni en medio de un proceso judicial.
¿Cuántos impuestos se pagan?
En Delaware se pagan impuestos. De hecho, cuentan con una de las cargas tributarias más altas para productos como la gasolina, las bebidas o las actividades relacionadas con el juego, una de sus principales fuentes de ingresos. Es más, fue el primer territorio estadounidense en legalizar las apuestas deportivas.
Gobernado por el demócrata John Carney, el impuesto para las sociedades que operan dentro de Delaware ronda el 8% y el equivalente al Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) español cuenta con cinco tramos que van desde el 2,2% hasta el 5,95%.
La diferencia con la carga impositiva que soportan los trabajadores en España sí que es notable, con unos tramos que empiezan en el 19% y que se elevan poco a poco hasta alcanzar el 45% para todos aquellos que ingresan más de 60.000 euros anuales.
Según las consideraciones que los Estados tienen para considerar a un territorio como paraíso fiscal, Delaware no cumple con las características necesarias para ser clasificado así. Eso sobre el papel, ya que en la práctica, si hay que ponerse exigente, bien podría serlo.
No puede ser casualidad que una gran mayoría de las grandes empresas a nivel mundial, algunas de ellas españolas, tengan en esos 5.000 kilómetros cuadrados, al menos, una filial con la que ahorrarse un buen puñado de millones en concepto de impuestos. Seguro que por las playas de Dewey Beach no es
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