Definitivamente, 2018 no está siendo el año de la banca española. Una vez más, los buenos augurios de inicios de año, las expectativas de que, este ejercicio sí, se iniciaba una nueva etapa de bonanza para el sector han quedado sepultadas por una batería de incertidumbres que han ido golpeando a las entidades financieras.
Y lejos de remitir, la desconfianza del mercado hacia los bancos no hace sino incrementar. Tanto el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, como el nuevo presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, han abierto en las últimas semanas nuevas vías de tensión, que se han llevado por delante cerca de 7.000 millones de euros del valor conjunto en bolsa de los bancos españoles en solo un mes.
Entidades como Unicaja y Bankia han visto diluirse en este periodo más de un 11,2 y un 7,7%, respectivamente, de su valor, mientras que Sabadell acumula recortes próximos al 6%. También CaixaBank -pese al impulso registrado tras la venta de su negocio inmobiliario- ha sufrido el impacto de las ventas, con pérdidas que superan el 5% y Bankinter se deja un 2,7%, al tiempo que Liberbank pierde un 1,7%. Y ni siquiera los grandes bancos internacionales han escapado al furor vendedor de los inversores, que han castigado a Santander con caídas del 3,67% y a BBVA con un retroceso del 2,34%.
Morgan Stanley ha recortado un 7% su previsión de beneficios de la banca europea hasta 2020
El mal tono del sector financiero no es exclusivo de España. No en vano, el índice bancario del EuroStoxx se sitúa actualmente al filo de sus niveles más bajos desde finales de 2016, tras ceder un 3,63% en las últimas cuatro semanas. El mensaje que lanzó el pasado 14 de junio el BCE, en el que advertía de que no piensa subir los tipos de interés hasta, al menos, el verano de 2019, sentó como un jarro de agua fría a un sector que viene demandando desde hace varios trimestres una normalización de la política monetaria que resulta imprescindible para mejorar su rentabilidad.
La noticia ha empujado a distintas casas de análisis, como Morgan Stanley, a recortar su perspectiva sobre el sector en Europa -ahora espera hasta un 7% menos de beneficios hasta 2020- y a recomendar cautela a los inversores, a pesar de sus bajas valoraciones actuales. "Hay valor en el sector pero con unas perspectivas de ingresos limitados en la Eurozona hasta que los tipos suban en 2020, vemos una falta de catalizadores a corto plazo para el sector en su conjunto y creemos que puede ser una trampa de valor para los próximos meses", apuntan en la entidad estadounidense.
El impuesto de Sánchez
Esta perspectiva negativa se agrava en el caso de los bancos españoles a causa de las expectativas de que el nuevo Ejecutivo nacional imponga al sector un impuesto especial para sufragar parte del gasto en pensiones. Aunque desde Gestha defendían recientemente que una tasa de este tipo apenas afectaría a un 6% del beneficio de la banca española, la posibilidad ya ha puesto en alerta a las grandes firmas de inversión, que han elevado su precaución en torno a los bancos españoles.
Así, la propia Morgan Stanley ha recortado hasta un 9% las expectativas sobre las ganancias de los bancos españoles hasta 2020, citando como factor añadido la pretensión del Gobierno de Sánchez de imponer una tasa que permita recaudar hasta 1.000 millones de euros y que, a falta de nuevos detalles, podría implementarse como un sobrecargo sobre los depósitos bancarios o un aumento del impuesto corporativo al sector.
En este escenario, y especialmente si se apuesta por la fórmula de una tasa sobre depósitos, los expertos alertan de un impacto muy desigual sobre las distintas entidades, señalando que la nacionalizada Bankia y Unicaja serían las entidades más sensibles a este aumento de impuestos. "El impacto sería desigual, siendo especialmente perjudicial para los bancos nacionales con una alta dependencia de depósitos para su financiación como Bankia, Liberbank y, especialmente, de Unicaja", señalan los analistas de BBVA.
Unicaja y Bankia, los más amenazados por el nuevo impuesto, sufren las mayores caídas en el mes
No parece casualidad, por lo tanto, que sean Bankia y Unicaja las dos entidades más golpeadas por las ventas en las últimas semanas. Así, la primera se sitúa ya en torno a sus niveles más bajos desde noviembre de 2016, mientras que Unicaja registra al cierre de este miércoles mínimos de tres meses.
Tampoco lo es el fuerte retroceso de Sabadell. BBVA le estima un impacto en valoración de hasta el 9% en el caso de una tasa sobre beneficios y del 8% si el impuesto recayera sobre la base de depósitos. A todo esto, además, la entidad suma las preocupaciones generadas por los problemas tecnológicos en su filial británica TSB, que han alimentado especulaciones de una próxima venta, que, según los analistas de Alantra, no sería una opción deseable en el entorno actual. Con todo esto, la entidad que preside Josep Oliu se mueve al filo de sus mínimos anuales.
A quienes resulta menos dramático el impuesto previsto por Pedro Sánchez es, obviamente, a los bancos españoles más internacionalizados, Santander y BBVA. Sin embargo, esa muesca les llegaría en un momento en que ambos también miran con inquietud sus grandes apuestas en el extranjero.
Para Santander, las incertidumbres por las que atraviesa la política y la economía brasileña -manifestadas en una caída del real frente al euro del 12% en 2018- suponen una piedra en su camino que ya le ha supuesto dejar de ser, por mucho, el mayor valor de la bolsa española.
En el caso de BBVA, sus desvelos vienen más por Turquía y, en menor medida, por México, sumidos ambos países en unos turbulentos momentos políticos que generan cierta inseguridad sobre el negocio del banco español en sus respectivos mercados. La entidad que preside Francisco González ha perdido un 5% en solo tres sesiones, abortando la recuperación de la semana previa, mientras su filial turca Garanti eleva por encima del 35% las pérdidas registradas en el año.
Revés anual
El descalabro del último mes supone, en cualquier caso, una continuación en la pesarosa evolución de los bancos españoles en 2018. Solo hace falta observar los peores valores del año en el Ibex para darse cuenta del golpe recibido. Tras Dia y Mediaset, las otras cuatro compañías que más pérdidas acumulan en el ejercicio son bancos -Bankia, Santander, BBVA y Sabadell-, que ceden entre un 17,41% y un 11,69%.
También CaixaBank presenta un saldo negativo desde el inicio de 2018, mientras que Liberbank, Unicaja y Bankinter se destacan como las únicas entidades españolas que dan alegrías en el año a sus accionistas.
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