Netflix ha dejado de ser infalible. Tras un año bursátil imparable, duplicando incluso su capitalización, acaba de recibir su primer golpe en mucho tiempo tras no lograr alcanzar las previsiones del mercado, ni en ingresos ni en suscriptores, durante el segundo trimestre de su ejercicio fiscal 2018.
Ya lo decía Reed Hastings, CEO y cofundador de la plataforma de contenidos en streaming, durante su conversación con los inversores: "Hemos tenido un segundo periodo del año potente, pero no ha sido estratosférico". Y a eso nos había acostumbrado Netflix.
Por primera vez en los últimos cinco trimestres no han conseguido satisfacer a Wall Street, y eso se paga. Los títulos de la compañía se hundían más allá del 11% tras el toque de campana, después de cerrar la sesión con leves ganancias. Así, pasó de rebasar los 400 dólares por acción a quedarse en el entorno de los 355 dólares en unas pocas horas.
En total Netflix sumó 5,15 millones de suscriptores en todo el mundo, hasta situarse poco por encima de los 130 millones a nivel global. Los números fueron modestos en Estados Unidos, donde apenas sumaron 674.000 cuentas frente a las 1,23 millones que esperaban los analistas. Fuera de sus fronteras locales lograron seducir a 4,47 millones de usuarios nuevos, frente a los 5,11 millones con los que contaba el mercado.
Los expertos de Bloomberg consideran que ha afectado "la ausencia de contenidos fuertes. No ha habido estrenos de nuevas temporadas de los grandes éxitos y ninguno de los títulos estrenados ha logrado convertirse en un fenómeno del estilo de Stranger Things".
A eso habría que sumar la creciente competencia que tiene que afrontar Netflix, en una industria en la que los usuarios son libres de cambiar de plataforma a su antojo según se estrenen o acaban las series y películas que quieren ver.
Amazon Prime Video sigue creciendo y ya prepara fuertes inversiones en India, mientras continúa con su expansión en Europa. Por su parte, HBO, el otro gran dominador estadounidense, ha redoblado su apuesta con grandes contenidos como Westworld o El Cuento de la Criada, que han logrado conquistar al público con sus segundas temporadas, que se han estrenado en el último trimestre.
Los analistas de Cantor Fitzgerald, por su parte, consideran que la reacción del mercado ha sido "extremadamente severa" y que cuando pones "en contexto el último año de Netflix, con crecimientos del 100%, todo se vuelve más aceptable".
"Todavía mantenemos nuestra recomendación positiva sobre Netflix y creemos que la reacción bursátil se debe a la presión a la que estaba sometida la compañía para aumentar su valor. Es posible que el crecimiento provoque debilidad a corto plazo, pero seguimos siendo optimistas", explican.
Esta visión es refrendada por Jesse Cohen, analista de Investing.com. ""Netflix fue víctima de sus propias elevadas expectativas. Me parece notable que nos estamos refiriendo a un trimestre en el que añadió más de 5 millones de suscriptores como un desastre. La reacción en el precio de las acciones tras los resultados debe verse como una oportunidad de compra, ya que todavía estoy optimista sobre las perspectivas de crecimiento internacional del gigante del mercado de streaming", observa.
Los números no cuadran
A nivel financiero, los ingresos de Netflix siguen creciendo, pero también lo hacen sus gastos. En el segundo trimestre del año la compañía ingresó 3.910 millones de dólares, casi 3.400 millones de euros, y se quedó levemente por debajo de las estimaciones del mercado.
La diferencia con los primeros tres meses del año, sin embargo, no ha sido muy grande. Apenas han logrado facturar 200 millones de dólares más, por lo que la tasa de incremento del dinero que llega a la caja del cuartel general de Los Gatos, sede de la firma, no parece suficiente para mantener en marcha unos engranajes que requieren de mucho carburante.
Sobre todo cuando hay que sufragar unas inversiones que están desatadas. En el año 2017 Netflix dedicó 8.700 millones de dólares, casi 7.500 millones de euros, a producir contenidos originales, una enorme cantidad.
Pero no van a parar ahí. Las previsiones apuntan a que los planes de la compañía pasan por seguir creando originales de Netflix, lo que va a elevar la factura hasta más allá de los 12.000 millones de dólares, casi 10.300 millones de euros.
Este fuerte desembolso ya está haciendo mella en las cuentas de la compañía, cuyos libros registran una deuda insostenible a largo plazo. Entre la que registran los libros y la que permanece fuera de ellos, Netflix debe 26.300 millones de dólares, casi 22.500 millones de euros.
A eso hay que sumar que tiene que afrontar nuevas inversiones para mantener la pelea con la feroz competencia. Así, la plataforma destinó 574 millones de dólares, casi 500 millones de euros, para publicitar sus series y películas, una cantidad que duplica a la que gastaban hace un año por ese mismo concepto.
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