Endesa directamente ve “imposible” echar el cierre de todas las centrales nucleares españolas según vayan cumpliendo los 40 años de funcionamiento como en principio plantea el nuevo Gobierno, un plazo que las plantas cumplirán progresivamente entre 2023 y 2028. Así lo ha manifestado el consejero delegado de Endesa, José Bogas, en una conferencia con analistas con motivo de la presentación de los resultados financieros semestrales de la compañía.
Imposible, según la compañía, porque por razones técnicas no se puede afrontar casi simultáneamente los trabajos de desmantelamiento de los siete reactores hoy operativos en España. “Es imposible desmantelar todo el parque nuclear al mismo tiempo”, ha sentenciado el ejecutivo.
Imposible por las consecuencias negativas para el sistema eléctrico de prescindir ya de los 7 gigavatios de potencia que suman las nucleares: subiría el precio de la electricidad (porque la nuclear contiene el precio del mercado mayorista al entrar a coste 0), se pondría en riesgo la seguridad del suministro (hasta el punto de generarse apagones si no se sustituye por otra energía de respaldo) y provocaría un incremento de las emisiones de CO2 del sector.
E imposible, también, por cuestiones financieras, ya que el fondo que gestiona la sociedad pública Enresa y que sirve para financiar el desmontaje de las centrales y la gestión de sus residuos afronta hoy un déficit de entre 1.000 y 3.000 millones de euros, según diferentes formas de calcularlo. Un déficit que se convertiría incluso en superávit si se alarga la vida de las centrales hasta los 50 años, dado que el fondo ingresaría durante 10 años más las tasas que pagan las eléctricas por su producción nuclear.
En el programa electoral del PSOE y en documentos elaborados por el comité asesor socialista sobre transición energética –dirigido por la actual ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera- se apuesta por el cierre de las centrales nucleares según vayan cumpliendo los 40 años de funcionamiento, que es el plazo máximo para el que fueron diseñadas cuando entraron en operación (pero las reformas en las plantas y los avances tecnológicos permiten su ampliación).
La propia Teresa Ribera confirmó en el Congreso de los Diputados que mantiene ese tope de 40 años “como referencia” para la clausura. Como referencia. En las últimas semanas la propia ministra ha apuntado que debe estudiarse si la nuclear puede contribuir a los objetivos de descarbonización (las centrales no emiten CO2). Y, como adelantó El Independiente, fuentes próximas a la dirección del PSOE apuestan por un cierre escalonado de las centrales, que haría que algunas de ellas estén en funcionamiento más allá de esos 40 años.
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