Las cifras son tozudas y demuestran que, pese a la mejora de la economía y el empleo, los trabajadores asalariados siguen sin embolsarse la recuperación. Tanto la lenta recuperación de los salarios como la evolución al alza de los precios, especialmente de la energía, están en el trasfondo de de un silencioso, pero importante empobrecimiento de los trabajadores españoles en 2017, que se pone de manifiesto ahora en la Encuesta Anual de Coste Laboral correspondiente al año 2017 del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Según esta estadística, que comprende a trabajadores por cuenta ajena, el gasto total por cada uno de sus trabajadores fue de media de 30.744,75 euros brutos al año, un 0,1% más que el año anterior.
Cabe recordar que este coste bruto se compone de más de una decena de conceptos entre los que el más importante es el de los sueldos y salarios, que suponen el casi el 75% de todos los gastos que conlleva contratar a un empleado.
En el año 2017, el sueldo medio bruto alcanzó los 22.806,95 euros al año, lo que arroja otro incremento del 0,1% respecto al año anterior. El resto de los costes que soportan sobre todo las empresas españolas tienen que ver con cotizaciones obligatorias –7.115,88 euros, el 23,1% del total--; indemnizaciones por despido –195,8 euros de media --; o gastos en formación profesional –89,84 euros--.
Por otro lado, las compañías se ahorraron el pasado año algo más de 200 euros por trabajador al año en concepto de subvenciones y deducciones para estimular la contratación.
Solo en la industria se registró en 2017 una subida de los costes puramente salariales del 0,5%, mientras que en los servicios también crecieron un 0,1% y en la construcción se redujeron un 0,3%.
Los precios suben 20 veces más
Estos datos ofrecen de entrada una evidencia: el escaso avance de las retribuciones de los trabajadores por cuenta ajena en 2017. Sin embargo, si se compara esta evolución con la de los precios a lo largo de ese mismo año, la pérdida de poder adquisitivo es mucho más evidente.
De acuerdo también con los datos de INE, el IPC anual cerró el ejercicio en el 1,1%. Sin embargo, si se calcula la inflación media durante los 12 meses, la tasa media escala al 1,96%, lo que muestra que los salarios crecieron casi 20 veces menos que los precios.
Es cierto que el índice general del IPC incluye partidas que pueden no ser de primera necesidad, como el coste de hoteles y restaurantes, pero si se observa la evolución de los precios de conceptos de consumo diario, la comparación con la evolución de los precios llama la atención en algunos casos.
Por ejemplo, mientras que la subida promedio de los artículos de servicios hospitalarios o de suministro de agua fue del 0,2% y el 0,3%, respectivamente, en el caso de los alquileres de vivienda o los artículos de vestido, la inflación subió al 0,4% y el 0,6%. Siempre por encima de la subida salarial.
¿Y qué ocurrió con la alimentación o la energía? Estos productos de primerísima necesidad registraron subidas de precios medias del 1,2% y del 9,3%. Este último repunte se explica por el incremento continuado de principalmente de la electricidad.
Así, la partida que engloba electricidad, gas y otros combustibles llegó a alcanzar tasas de incremento del 18% en los primeros meses del pasado año, los de más frío, mientras los salarios eran los primeros en quedarse congelados.
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