La bolsa española no ha deparado muchas alegrías a los inversores en los últimos tiempos. La debilidad de la banca; la incapacidad de Telefónica para recuperar el pulso sobre el parqué y los vaivenes de Inditex; las incertidumbres políticas en Italia, así como en España; las dificultades de los mercados emergentes; y los temores a una guerra comercial internacional son algunos de los factores que han impedido al mercado español beneficiarse del buen hacer de la economía nacional.
Así, el Ibex cotiza hoy más de un 8% por debajo de los niveles que reflejaba hace un año. Y son pocos los bolsillos que han escapado a este tropiezo. Ni siquiera los de los grandes patrimonios de la bolsa española. Los inversores particulares con posiciones relevantes en empresas del Ibex han visto disminuir en más de 11.000 millones su patrimonio bursátil en los últimos doce meses. Unas pérdidas que apenas logran compensar con los 2.127 millones de euros que han cobrado en dividendos en este periodo.
Estas cifras, no obstante, encierran un escenario muy dispar entre los grandes accionistas del parqué español. De hecho, pese a que el saldo general es negativo, son muchos los grandes patrimonios del Ibex ha visto crecer su riqueza en bolsa en el año. Y en este apartado ha sido la familia March la que más ha visto incrementarse su presencia en el capital de las compañías del Ibex: si en agosto de 2017 contabilizaban a través de su hólding inversor Corporación Financiera Alba -del que controlan algo más del 80%- unos 1.094 millones de euros, un año después su posición se ha elevado en más de 1.280 millones de euros, hasta rondar los 2.375 millones.
Este incremento responde en una pequeña medida al buen desempeño en este periodo de Viscofan o Acerinox, que compensan con creces las pérdidas registradas en Indra. Pero sobre todo se debe a las nuevas inversiones abiertas en los últimos meses, como su entrada en Cie Automotive, en la que controlan un 10% del capital cuya valoración ronda los 326 millones de euros, y, especialmente, en Naturgy -la antigua Gas Natural-, en la que poseen un 5,17% del capital, que alcanza una valoración. En este periodo, además, los March han recibido más de 80 millones de euros en dividendos de estas empresas.
La entrada en el capital de Naturgy y de Cie Automotive impulsa el valor de las participaciones de la familia March
Aunque lejos de los guarismos que maneja la familia March, también ha sido significativo el incremento de la cartera del inversor mexicano Carlos Fernández González, que controla a día de hoy acciones por valor de 764,05 millones de euros en Colonial, frente a los 443,34 de hace un año. En este caso también parte del movimiento responde a un aumento de su inversión en la inmobiliaria, donde ha pasado de poseer el 13,76% del capital al 18,38% tras notificar la adquisición de nuevas acciones el pasado enero. En cualquier caso, el exdirector de la cervecera mexicana Modelo y actual consejero de Banco Santander también se ha beneficiado de la revalorización del 12% de la cotización de Colonial en el último año, tras la adquisición de Axiare.
Los que no han necesitado hacer nuevas inversiones para situarse entre los principales ganadores del último año en bolsa son la familia Grifols y Florentino Pérez. Los primeros, que controlan algo más del 30% del fabricante de hemoderivados, han visto crecer el valor de sus acciones en la compañía en más de 180 millones de euros (a los que habría que sumar el cobro de algo más de 26 millones en dividendos), hasta los 3.311,77 millones de euros. Por su parte, Pérez se ha visto beneficiado de la espectacular remontada registrada por la empresa que preside, ACS, tras el acuerdo con Atlantia para la adquisición conjunta de Abertis. El 12,5% que controla en la compañía vale hoy unos 1.429 millones, frente a los 1.268 millones que valía hace un año. Además, el también presidente del Real Madrid se ha embolsado algo más de 50 millones de euros en concepto de dividendos.
Otros accionistas relevantes de ACS, Alberto Cortina y Alberto Alcocer, más conocidos como los Albertos, también se han beneficiado del buen hacer de la compañía de infraestructuras y acumulan a día de hoy acciones valoradas 541 millones de euros, unos 60 millones más que en agosto del año anterior. Por su parte, Anton Pradera, presidente de Cie Automotive, ha sumado otros 50 millones de euros al valor de su participación en el fabricante de componentes.
Al grupo de los ganadores también puede sumarse Alicia Koplowitz, a través de sus inversiones en Acerinox; la familia Puig, gracias a su participación en Colonial; o Santiago Domecq, beneficiado por la revalorización de Viscofan. Sin embargo, todas estas ganancias quedan eclipsadas por el monto de las pérdidas acumuladas por Amancio Ortega.
Los grandes perdedores del año
El fundador de Inditex, la mayor fortuna española, no ha tendido un buen año en el parqué. A pesar de la remontada registrada en los últimos meses, las fuertes turbulencias que sacudieron al gigante español del textil en la segunda mitad de 2017 y los primeros compases del presenta año han hecho un abultado roto en el patrimonio bursátil de Ortega: el valor de su participación ha descendido alrededor de 11.500 millones de euros, lo que no le impide mantenerse, con mucho, como la gran fortuna más destacada del parqué nacional, con un capital superior a los 50.000 millones de euros. Sus pérdidas quedan ligeramente compensadas, eso sí, por los más de 1.300 millones de euros en dividendos que se ha embolsado en los últimos 12 meses.
Obviamente, su hija Sandra Ortega, dueña del 5% de Inditex, también se ha visto golpeada por el difícil año de la compañía, que se ha traducido, en su caso, en cerca de 1.000 millones de euros, hasta los 4.367 millones de euros. Sus dividendos anuales se sitúan en torno a los 113 millones. Y el consejero delegado de la firma, Pablo Isla, que cuenta con una participación mucho más modesta (un 0,06% del grupo), ha sufrido un quebranto en el entorno de los 10 millones.
Más allá del imperio Inditex, entre los grandes perdedores del año bursátil destaca la familia Del Pino. Los máximos accionistas de Ferrovial han visto diluirse más de 275 millones de euros de su participación bursátil que no logran compensar al completo con los cerca de 180 millones ingresados en concepto de dividendos. Muy cerca se sitúan las pérdidas acumuladas por Gabriel Escarrer, fundador del Grupo Melía, que ascienden a más de 250 millones de euros, debido al mal tono reciente de la hotelera, que ha sufrido pérdidas superiores al 17% en el último año.
Tampoco pueden sentirse afortunados por el desempeño de sus posiciones más relevantes en el Ibex los miembros de la familia Botín. Si Jaime Botín, principal accionista de Bankinter, ha sufrido una merma de 60 millones en su patrimonio bursátil, no les ha ido mejor a sus sobrinos Javier y Ana Botín, que suman pérdidas latentes superiores a los 100 millones de euros por el débil desempeño de Santander sobre el parqué. Eso sí, entre los tres han recibido más de 80 millones en dividendos.
Jaime Botín, en Bankinter, y Javier y Ana Botín, en Santander, no han disfrutado de un buen año para sus inversiones
José Lladó no ha salido indemne de las turbulencias sufridas por Técnicas Reunidas y aunque ha logrado enjugar la mayor parte de sus pérdidas en las últimas jornadas -su cotización ha remontado más de un 17% en dos semanas- el valor de sus acciones a día de hoy es aún unos 30 millones inferior a lo que era hace un año.
Entre los casos más significativos se encuentra el del empresario ruso Mikhail Fridman, máximo accionista del grupo de supermercados Dia, a través de su fondo Letterone. Su entrada en el grupo que dirige Ricardo Currás se produjo a finales del pasado julio, cuando adquirió un 10% de la compañía. Este porcentaje se ha incrementado posteriormente hasta el 25%. Sin embargo, el cataclismo sufrido por la compañía en los últimos 12 meses provoca que, a día de hoy, las acciones en su poder valgan 23 millones menos que cuando solo controlaba un 10%.
La distinta suerte corrida por las participaciones ha dejado el patrimonio acumulado de las grandes fortunas en el Ibex -excluyendo inversiones particulares a través de vías alternativas que no se traduzcan en posiciones relevantes- en unos 77.586 millones de euros, lo que representa algo más del 12,75% de la capitalización total del Ibex.
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