La compra de Monsanto amenaza con convertirse en una pesadilla para la farmacéutica alemana Bayer. El fabricante de productos químicos para el sector agrícola ha sido condenado por un tribunal estadounidense a indemnizar con una multa próxima a los 300 millones de dólares (262 millones de euros) a un jardinero, al considerarse que un herbicida de la compañía, que contiene glifosato, le causó un cáncer terminal.
La noticia ha sido recibida con un contundente castigo a las acciones de Bayer. La firma germana, que cerró este año la compra de Monsanto por unos 63.000 millones de dólares (algo más de 55.000 millones de euros), sufre este lunes un tropiezo sobre el parqué superior al 10%, que le sitúa en sus niveles más bajos desde el año 2013.
Desde Bayer aseguran que apelarán contra una sentencia que, entienden, "está en desacuerdo con el peso de la evidencia científica", que confirmaría que el glifosato es seguro. "Estoy convencido de que los jueces determinarán que el glifosato y Monsanto no son responsables de la enfermedad" que padece este hombre, dijo a Efe un portavoz de Bayer.
Sin embargo, expertos e inversores temen en las consecuencias que este fallo puede tener para el negocio futuro de Monsanto. Los analistas de Sabadell consideran que la noticia es negativa para la compañía, "no tanto por la cantidad de la sanción si finalmente se ratifica, sino porque abre la puerta a mayores demandas por parte de otros enfermos que hayan estado en contacto con el químico. De darse ese escenario, el impacto podría ser significativamente superior y alcanzar los varios miles de millones de euros".
Los expertos estiman que Bayer tendría que pagar hasta 5.000 millones para cerrar la avalancha de demandas
De hecho, desde la firma alemana Berenberg estiman que la batalla judicial contra Bayer que alienta esta sentencia podría costarle a la farmacéutica alemana hasta 5.000 millones de dólares (casi 4.400 millones de euros), según recoge Reuters. Además, señalan que las preocupaciones sanitarias en torno al glifosato pueden convertirse en un factor de incertidumbre sobre los ingresos futuros de Bayer, con la amenaza incluso de que estos productos -una de las principales fuentes de ingreso de Monsanto- sean prohibidos en el mercado. "Creemos que el riesgo de retirada es extremadamente bajo, pero si se materializara sería un golpe para el valor de transacción pagado por la empresa", cuando Bayer adquirió la compañía norteamericana.
En Europa, tras un intenso debate, la Comisión Europea renovó recientemente la licencia para el uso del glifosato, aunque países como Alemania y Francia han dado pasos para prohibirlo.
Monsanto ha sido durante mucho tiempo foco de los ataques de organizaciones ecologistas y de sanitarias, especialmente por la controversia en torno a las semillas y alimentos alterados genéticamente. Tras adquirir la compañía, Bayer ya señaló que su intención es hacer desaparecer la marca Monsanto y sólo mantendrá una serie de submarcas de mayor arraigo en el mercado.
Para Bayer, una de las mayores compañías del mercado bursátil en Europa, los problemas de Monsanto llevan camino de cobrarle una onerosa factura. No en vano, solo la caída de este lunes representa una pérdida de capitalización cercana a los 10.000 millones de euros, hasta situar su valor en poco más de 77.500 millones.
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