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La crisis de Atlantia tras la caída del puente de Génova acaba afectando a Abertis

Los expertos temen que los problemas del grupo italiano acaben penalizando el negocio de la compañía española de infraestructuras, que controlan al 50% Atlantia y ACS

De izq. a dcha., el consejero delegado de Atlantia, Giovanni Castelluci; el presidente de ACS, Florentino Pérez; y el presidente de Hochtief, Marcelino Fernández Verdes. | EFE

Las compañías le juegan una mala pasada a ACS. El grupo que preside Florentino Pérez sufre este jueves el impacto de la incertidumbre que rodea a su socio italiano Atlantia. El grupo trasalpino, con el que se ha repartido el negocio de Abertis, sufrió este jueves un descalabro bursátil superior al 22%, en medio de la polémica surgida tras el colapso de un puente en Génova, en una autopista gestionada por su filial Austostrade.

Desde el Gobierno trasalpino se ha señalado rápidamente la responsabilidad del grupo concesionario y se ha abierto la puerta a retirarle la concesión de la autopista A10, una amenaza que, incluso, se teme que pudiera extenderse al conjunto del negocio de Atlantia en el país. "Las opciones que estamos analizando son la revocación completa, la revocación de solo la parte de la A10 o una multa, pero una multa de 150 millones de euros es muy baja", señaló este jueves a Reuters el viceministro de Transporte de Italia, Edoardo Rixi.

Una cuestión para nada baladí: "El conjunto de las autopistas italianas supusieron el 67% del Ebitda del grupo en 2017. Además de la retirada de la concesión, la incertidumbre sobre costes o posibles penalizaciones adicionales y la evolución de su calificación crediticia seguirá penalizando al valor", señalan al respecto los analistas de Bankinter. La compañía ya ha advertido de que este escenario supondría un quebranto para sus accionistas y los propietarios de sus títulos de deuda.

Y es que los acreedores de Autostrade -la filial de autopistas de Atlantia- tendrían la posibilidad de solicitar el reembolso anticipado de su inversión, según una cláusula en el contrato de emisión de deuda que establece que los bonistas pueden ejercer una opción de venta en una serie de circunstancias, incluyendo cuando "la concesión de Autostrade Italia o el simple contrato de concesión sea dado por finalizado o revocado de acuerdo con sus condiciones o por razones de interés público".

Ahora los inversores parecen temer es que esos problemas del grupo trasalpino acaben filtrándose hacia ACS, a través de su asociación. No en vano, las acciones del grupo español de infraestructuras han llegado a restar este jueves cerca de un 5%, que posteriormente se moderó hasta el 1,86%. Y las acciones de su filial alemana, Hochtief, también pierden alrededor de un 4,8%. Juan José Fernández-Figares, director de Análisis de Link Securities, recuerda que Abertis cuenta con negocio en Italia (en el primer trimestre de 2018 las autopistas que gestiona en el país le generaron ingresos de 88 millones de euros, un 7% del total de la división) y que podría verse afectado si el Gobierno trasalpino decidiera revocar todas las concesiones a empresas ligadas a Atlantia.

Abertis obtuvo el 7% de sus ingresos por autopistas en Italia en el primer trimestre de 2018

En cualquier caso, fuentes financieras recalcan que el papel de Italia en el conjunto del negocio de Abertis es muy modesto y que si Italia decidiera tomar medidas drásticas retirando a Atlantia sus concesiones tendría que pagar una indemnización. "No creo que esto vaya a llegar a mayores. El Gobierno italiano puede lanzar estos mensajes un poco populistas para salvar su imagen y para presionar a Atlantia para que asuman una mayor parte del gasto en infraestructuras que va a tener que acometerse", observan desde una firma de inversión nacional.

Para el grupo controlado por la familia Benetton todas estas incertidumbres pueden traducirse en mayores costes de financiación, sobre todo si acaban suponiendo una rebaja de su calificación crediticia. Pese a ello, no obstante, los expertos descartan que la compañía pueda verse tentada a limitar su aportación al desarrollo del negocio conjunto con ACS. Al contrario: "Esto demuestra aún más la conveniencia de diversificar su negocio, que es lo que le aporta Abertis", observan. Y en la misma línea, Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank comenta que "en ningún caso vemos que este acuerdo peligre ni que se pueda ver afectada la operación de compra de Abertis, como se ha llegado a especular. Este acuerdo seguirá adelante y en el mismo se cumplirán los objetivos de sinergias anunciados".

En esta visión influye la creencia de que las medidas finales contra Atlantia no serán tan severas que pongan en cuestión la viabilidad de la compañía. "Creemos que la situación se reconducirá ya que las manifestaciones de los distintos miembros del Gobierno italiano han sido en caliente tras el drama del puente de Génova y, esperamos, que las decisiones se adopten de forma racional y con un proceso judicial de por medio", apunta Fernández-Figares.

Actualmente Hochtief ya se ha hecho con el control de la mayoría del capital de Abertis y queda pendiente la puesta en marcha del vehículo a través del que Atlantia y ACS asumirán la gestión del grupo español de infraestructuras. Como explica Rafael Fernández de Heredia, analista de GVC Gaesco Beka, ambos grupos cuentan ya con la financiación para sacar adelante la operación y el único elemento que podría llegar a tambalearse, en el peor de los casos, sería la compra del 24% de Hochtief por parte de la compañía italiana. "En ese caso, ACS tendría que cubrir con capital esa parte, lo que le supondría aportar unos 2.500 millones y elevaría sus ratios de deuda, pero hasta niveles no dramáticos", observa.  No obstante, sostiene que lo normal es que si Atlantia pierde alguna de sus concesiones en Italia sea a cambio de una indemnización, que le permitiría afrontar sus deudas y que la operación de Abertis siga su curso sin variaciones.

En cualquier caso, un endurecimiento en la capacidad de financiación del dueño de la mitad de Abertis, obviamente, sería negativo para el grupo español de infraestructuras, ya que limitaría su nivel de competitividad a la hora de pujar por nuevas concesiones. La compañía recién adquirida aspira a convertirse en un actor de referencia en los cerca de 200.000 millones de euros en concesiones público-privadas que se espera que se liciten a nivel global en los próximos cuatro años.

Lo que resulta más difícil de valorar es el coste reputacional que el accidente de Génova pueda tener sobre Atlantia y cómo éste puede llegar a filtrarse al negocio de Abertis. Los expertos sugieren que es necesario esperar a las conclusiones de la investigación sobre el colapso del viaducto, ya que algunas informaciones apuntan a problemas estructurales, más que a una mera cuestión de mantenimiento.

Los gobiernos podrían intensificar sus exigencias en términos de mantenimiento de las infraestructuras

En cualquier caso, "es evidente que el que se te caiga un puente no es bueno. Es una mala señal que puede tener cierto impacto sobre la marca a nivel internacional", explican en el sector. Pero aún así, aclaran, el efecto de esto sobre las posibilidades de Abertis de acceder a nuevos proyectos concesionales a nivel internacional. "Las decisiones en estos contratos no se toman por cuestiones de marca, sino que son decisiones muy técnicas, en las que intervienen arquitectos, ingenieros...Será la calidad de los proyectos la que determine la empresa concesionaria y no su reputación", aclaran.

Eso sí, López-Gálvez no descarta que el caso de Génova espolee a los distintos gobiernos a exigir mayores medidas de seguridad, con un consiguiente aumento de costes para las concesionarias. "Donde sí veo un posible efecto en el negocio de ACS y en general del sector un previsible aumento de controles que en su caso pudieran elevar los gastos que las concesionarios destinan a las labores de mantenimiento de las infraestructuras", apunta el experto de Self Bank.

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