Millones de españoles invierten en Sicav (Sociedades de inversión de capital variable) y no lo saben. La mayoría, concretamente, en Sicav domiciliadas en Luxemburgo. Cuando el clima político se caldea, el debate sobre la legitimidad de las Sicav renace; un debate que presenta muchas aristas. Y es que estos vehículos de inversión, tradicionalmente utilizados por las grandes fortunas para canalizar su patrimonio, no son sólo para ricos. Dan mucho más de sí.
La estructura de las Sicav luxemburguesa es utilizada de forma generalizada por las gestoras de fondos internacionales, puesto que registrar sus productos en el Ducado les permite su comercialización por el resto de Europa con mayor facilidad que si lo hicieran en otros países. Y resulta que los fondos españoles con más patrimonio, como los perfilados de BBVA, Santander, CaixaBank y Bankia, invierten buena parte de su patrimonio en fondos extranjeros que a su vez forman parte de Sicav luxemburguesas. Así que, de rebote, un pequeño inversor que compra un producto en la oficina bancaria de la esquina tiene parte de su dinero colocado en una Sicav en Luxemburgo.
Quality Conservador, de BBVA, el fondo con más patrimonio de España y 300.000 partícipes, invierte en medio centenar de Sicav
Por ejemplo, Quality Gestión Conservadora, de BBVA, el fondo con más patrimonio de España -más de 11.000 millones de euros- y cerca de 300.000 pequeños inversores invierte en medio centenar de Sicav. Tal como consta en el folleto registrado en la CNMV, como mínimo, la mitad de este dinero tiene que estar en otros fondos. Al cierre de junio, contaba con posiciones en fondos integrados en Sicav de BlackRock, Goldman Sachs, Invesco, Schroders, UBAM, Standard Life, Deutsche Bank, Fidelity, Pictet, BNP o Axa, por nombrar algunos.
La composición de la cartera de Quality no es excepcional. Su apuesta por fondos internacionales y Sicav es similar a la de otros productos que los bancos españoles comercializan masivamente en sus oficinas entre pequeños ahorradores. Fondos de las gamas Select y Tándem (Santander), Soy Así (Bankia), Foncaixa (CaixaBank) o Selección (Sabadell) están repletas de Sicav. En la misma línea, los fondos de pensiones y planes colocan parte del patrimonio en estos polémicos vehículos.
Junto a ello, en España hay 3.249 Sicav luxemburguesas registradas para su venta en este mercado que están al alcance de los particulares, según datos de la firma de análisis de fondos Morningstar.
Estructura de Sicav, espíritu de fondo
En España hay 2.784 Sicav nacionales con un patrimonio conjunto de 31.463 millones de euros y 433.507 accionistas, según datos de Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva). Más allá de las sociedades que sí están controladas por un accionista, muchos vehículos tienen estructura jurídica de Sicav, pero vocación de fondo de inversión. Es decir, cuentan con varios centenares de titulares y se comercializan activamente entre al gran público. Por tanto, conceptualmente, no se catalogarían como producto para ricos. En España hay 250 sociedades que entrarían dentro de esta categoría con más de 200 inversores, según Morningstar.
Un ejemplo es Brunara Sicav. Está gestionada por BBVA y cuenta con 6.974 partícipes que se reparten un patrimonio de 94 millones de euros. Tras ésta, Torrenova Inversiones Sicav, de Banca March, cuenta con un volumen de 1.318 millones perteneciente a 6.063 accionistas. También gestionada por March destaca Cartera Belver Sicav. Sus 3.877 inversores son los propietarios de 580 millones de activos bajo gestión.
Inversiones para todos los bolsillos
Además, cualquier ahorrador puede formar parte de la Sicav de un gran patrimonio desde un puñado de euros. Los bancos no comercializan activamente estos productos, pero invertir junto a Alicia Koplowitz o la familia del Pino a través de las sociedades que controlan es tan fácil como comprar acciones de Telefónica o Repsol. Sus acciones se negocian en el MAB (Marcado Alternativo Bursátil), mercado regulado por la CNMV.
No es probable que muchas familias puedan constituir su propia Sicav (requiere una inversión mínima de 2,3 millones de euros más los gastos de mantenimiento), pero sí pueden alinear sus intereses con los de los grandes empresarios invirtiendo en sus vehículos y logrando, por tanto, la misma rentabilidad que ellos. Basta ir a una oficina bancaria (o a un bróker) y abrir una cuenta de valores, del mismo modo que si el objetivo de la misma fuese comprar títulos de Iberdrola.
Fiscalidad benévola e idéntica a la de los fondos
Uno de los principales atractivos de una Sicav es que permite diferir el pago de impuestos hasta que el inversor decide reembolsar el capital. Es decir, la misma ventaja de la que disfrutan los fondos de inversión. En el momento de recuperar el dinero, si la ganancia que logra el inversor es inferior a los 6.000 euros, la retención es del 19%. Si es superior a este importe, se tributa al 21% y, a partir de 50.000 euros, el pago a Hacienda alcanza el 23% de la plusvalía. La retención de las Sicav, por tanto, es idéntica a la que se aplica al resto de los productos de ahorro (fondos de inversión, depósitos, seguros, acciones, deuda pública).
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