Poner el contador a cero y romper el vínculo familiar o emocional con otra persona no sólo puede sumirte en la tristeza -o en la alegría, llegado el caso- sino también en la pobreza. Cada minuto se producen en España cinco rupturas matrimoniales, ya sean por divorcio, separación o nulidad.
Y es que en España siete de cada 10 matrimonios terminan en ruptura -la media europea es de cinco de cada 10-, lo que nos sitúa en la segunda posición dentro de los países del bloque comunitario donde no se cumple el "hasta que la muerte nos separe".
Con la crisis económica aminorando, el número de procesos ha aumentado en los últimos años dentro de nuestras fronteras, debido también a la agilización de los trámites después de la introducción de los divorcios 'exprés' en 2005. Hoy en día sólo es requisito necesario que hayan pasado tres meses desde el 'sí quiero', frente a las exigencias de una causa de divorcio y de un mínimo de un año de matrimonio antes de la reforma.
Según los últimos datos oficiales, en España se registraron 96.824 divorcios, 4.353 separaciones y 115 nulidades, lo que da un total de 101.294 casos de ruptura matrimonial en 2016, lo que indica una tasa de 2,2 rupturas por cada 1.000 habitantes, según consta en el Instituto Nacional de Estadística (INE). En concreto, el número de divorcios creció un 0,3% respecto a 2015. En este sentido, Ceuta, Comunidad Valenciana y Canarias son los territorios con mayores tasas de divorcio. Sólo en Ceuta, la tasa sube a 2,7 divorcios por cada 1.000 habitantes, cifra que baja hasta el 1,9 en el caso de País Vasco, Castilla y León o Extremadura.
Pese a ser una experiencia traumática en algunos casos, si dejamos a un lado la parte emocional los divorcios constituyen un gran negocio desde el punto de vista económico. Por ejemplo en Estados Unidos, las rupturas matrimoniales generan 50.000 millones de dólares y mueven 800.000 demandas al año.
Por ello, uno de los puntos más importantes a la hora de afrontar un divorcio -si no el que más- es la parte pecuniaria, ya que implica afrontar unas cifras astronómicas en algunos casos y que varían enormemente en función de las características del divorcio: si es de mutuo acuerdo o contencioso; de forma física u online; o si hay bienes liquidables, hijos de por medio (custodia, pensión y gastos asociados) o pensión de desequilibrio. Que quien pasa por esta experiencia puede llegar a perder hasta un 77% de su patrimonio es, sin embargo, una realidad.
En este sentido, divorciarse de mutuo acuerdo es la mejor opción si lo que se busca es ahorrar dinero al tiempo que el proceso se soluciona lo antes posible, por la modalidad de divorcio exprés. En España, el 76,6% de los divorciados en 2016 optaron por esta alternativa, gastando una media de 750 euros por el abogado y entre 100 y 200 por el procurador, que constituyen dos gastos fijos en cualquier proceso familiar, según datos de Fintonic. En total, la media de los procesos de mutuo acuerdo es de unos 1.000 euros, una cifra, además, que puede dividirse entre dos en caso de que los demandantes compartan ambas figuras legales. Según los últimos datos, la duración media de los divorcios por esta vía es de 3,1 meses.
Por su parte, optar por el enfrentamiento de las partes en un juzgado supondrá un encarecimiento de los trámites. Los divorcios contenciosos -que en España representaron un 23,4% de los casos en 2016 y duran una media de 9,9 meses- pueden llegar a costar entre 1.500 y 3.600 euros, una cantidad que se incrementa en caso de que que el matrimonio en proceso de separación tenga hijos menores de edad, uno de las principales causas que motivan el llevar un divorcio por la vía litigante. De hecho, decidir la custodia o el régimen de visitas es una de las principales causas de enfrentamiento y desacuerdo entre los cónyuges. Además, según Fintonic, si se trata de una pareja con un patrimonio liquidable elevado, el coste del litigio legal puede llegar hasta los 15.000 euros. A estas cifras habría que seguir sumando billetes en el caso de que una de las partes no estuviese conforme con la sentencia, ya que recurrirla supone otros 1.000 euros de media.
Pero firmar la sentencia no exime del pago de más facturas. De hecho, en caso de haber hijos de por medio, uno de los separados deberá vivir fuera del piso conyugal y, al mismo tiempo seguir haciendo frente al 50% de la hipoteca mientras que mantiene su nueva vivienda. Si no hay hijos, lo lógico es que se repartan las ganancias derivadas de la venta de la vivienda o que uno adquiera la parte del otro. En este sentido, según los últimos datos conocidos, la custodia de los hijos menores fue otorgada a la madre en un 66,2% de los casos; al padre en un 5% de los mismos y un 28,3% para ambos en régimen de custodia compartida.
Además, el cónyuge que tenga la custodia de los hijos deberá recibir por parte de su pareja una pensión mensual para cubrir sus necesidades básicas, una decisión acatada por el 57,6% de los divorciados españoles. La cifra a pagar mensualmente deberá ser interpuesta por mutuo acuerdo o por decisión judicial. Únicamente en caso de que los niños se encuentren en régimen de custodia compartida se podrían repartir gastos, una alternativa sin embargo complicada por los condicionantes que entran en juego, como la buena comunicación entre progenitores, vivir relativamente cerca para no perjudicar los hábitos de los niños o la disponibilidad horaria.
De wedding planner a decoupling planner
Pero las formas de gastar y perder dinero en un divorcio no acaban una vez pagados abogados, procuradores, peritos o pensiones. Y es que el asesoramiento psicológico, legal, económico y logístico tanto para el cliente como para sus hijos para tratar las separaciones matrimoniales comienza a ganar fuelle en España gracias a iniciativas como la de la web Celextina.
El decoupling planner surge de un modo paralelo -y a la vez opuesto- del tradicional wedding planner y su función es planificar el divorcio de su cliente desde todos los frentes: asesoramiento, trato con los hijos -en caso de que los haya- desde un punto de vista anímico o advertir sobre las consecuencias económicas y psicológicas que depara la separación. Bajo el lema "el divorcio es el comienzo", el objetivo de esta compañía es hacer del proceso legal algo más fácil, positivo y llevadero y, por tanto, evitar tomar malas decisiones que a la larga resulten más caras que la contratación de este tipo de profesionales por motivos como la falta de información.
Así, el coach elabora una hoja de ruta a seguir antes, durante y después del proceso y la empresa proporciona monitores infantiles y canguros -que trabajan con los niños y les apoyan desde un punto de vista académico y psicológico-, mental trainers e, incluso, detectives. En Celextina la primera cita con el profesional es gratuita, pero los servicios posteriores tienen un coste con precios que oscilan en función de diversos condicionantes -complejidad, duración, número de hijos- y que se sitúan en la base de los 300 euros.
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