“Somos optimistas. Pensamos que va a haber precios [de la luz] mejores en 2018 que en 2017”. Lo dijo el entonces ministro de Energía, Álvaro Nadal. Lo dijo cuando a punto estaba de cerrarse un 2017 catastrófico para los precios eléctricos. Y, en principio, no se trataba sólo de voluntarismo político, sino que era una previsión que en ese momento compartían sin vacilar ejecutivos del sector e inversores.
Unas condiciones meteorológicas excepcionalmente negativas (singularmente la sequía y el consiguiente desplome de la producción hidroeléctrica) provocaron que el año pasado el precio de la electricidad se disparara un 31% y que el recibo de la luz regulado lo hiciera en un 10%. Con la vuelta de las lluvias y la recuperación de los embalses el sector daba por hecho que en 2018 los precios de la electricidad se contendrían. Pero no.
El comportamiento de los precios este año está siendo justo el contrario, con una nueva espiral alcista para la que nadie en el sector se atreve ya a prever un final. Y con las subidas que se han registrado hasta ahora y las que los mercados financieros prevén para el resto del ejercicio, el precio de la electricidad amenaza con convertirse en el más alto en una década y el recibo de la luz puede acabar siendo el más caro de la historia.
Mercado eléctrico disparado
Este agosto se han registrado encarecimientos inesperadamente fuertes. El mercado mayorista eléctrico (conocido como pool), en el que que traders y compañías eléctricas compran y venden la electricidad, ha registrado un precio medio de 64,3 euros por megavatio hora (MWh), un 35% más que en agosto del año pasado y que convierte al pasado en el mes más caro desde el fatídico enero de 2017 (cuando se produjo un subidón histórico hasta 71 euros por MWh de media mensual, pero con puntas de precio que superaron los 100 euros).
Las alarmas han saltado porque se prevé que los precios sigan al alza hasta final de año. Los mercados de futuros -en los que generadores, inversores y brókeres intercambian electricidad para entregarla en un plazo determinado a un precio fijado de manera anticipada- auguran nuevas subidas. Los futuros parecen no tener techo y anticipan un último trimestre del año con un precio medio de hasta 76 por MWh. El mercado puede desbocarse.
“Si se confirman las cotas que anticipan los futuros, el precio medio de la electricidad en el conjunto del año se situará entre los 59 y los 60 euros por MWh”, subraya Mario Berná, socio de la consultora energética Ingebau. “Un precio que sería el más alto en una década. 2018 sería el año con la electricidad más cara desde 2008, cuando se llegó a los 64 euros por MWh”, sentencia.
Las causas de la subida
Los expertos señalan una combinación de causas para explicar los precios disparados de la electricidad. La razón fundamental se encuentra en el encarecimiento de las energías fósiles, con petróleo, gas natural y carbón al alza simultáneamente. Y con los futuros de estas commodities anticipando aún más subidas para los próximos meses, según advierte la consultora Aleasoft.
A estas alzas se suma el precio desorbitado de los derechos de emisión de CO2, que se ha triplicado en lo que va de año (desde los 7 euros hasta los 21 euros por tonelada que se han superado esta semana). La intención de la Unión Europea de retirar del mercado de derechos de emisión el próximo año ha desatado una suerte de burbuja entre los inversores, que auguran que la cotización puede acabar escalando hasta los 30 euros por tonelada. Suma y sigue.
En paralelo, los brókeres que participan en los mercados eléctricos admiten que se ha vivido un temor desaforado entre los inversores por el parón por diferentes motivos de centrales nucleares francesas (a momentos con más del 40% de la potencia nuclear gala en fuera de juego), lo que influye directamente en el precio español por el juego de importaciones y exportaciones eléctricas entre ambos países.
Las subidas también han hecho levantar sospechas sobre el comportamiento del mercado. Las lluvias y la recuperación de la capacidad de producción de la hidráulica (incluso algún mes ha sido la mayor fuente de generación) se esperaba, en principio, que provocara una contención de los precios. Pero las eléctricas están ofertando al mercado su producción hidroeléctrica también a precios altos, y son las centrales de gas (las más caras) las que están marcando los precios para toda la generación.
Un comportamiento anómalo que ha llevado a que la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) haya abierto una investigación y lleve meses rastreando los movimientos del mercado. Y que incluso ha hecho que los Gobiernos español y portugués hablen abiertamente de reformar el funcionamiento del mercado mayorista ibérico que comparten ambos países, aunque reconociendo que la legislación europea deja poco margen para grandes cambios.
“Si se quiere pensar mal, pueden intuirse movimientos sospechosos en el mercado, claro”, explica un directivo del sector. “Las grandes eléctricas controlan a la vez la hidroeléctrica, las centrales de ciclo combinado y las de carbón. Los precios pueden pactarse para que sean las tecnologías más caras las que marquen la cotización”. En cualquier caso, diferentes fuentes del sector apuntan que corregir ese comportamiento sólo serviría para contener relativamente los precios: “No iba a provocar una rebaja de 20 euros del pool. Eso hay que tenerlo claro”.
El recibo más caro
El encarecimiento de la electricidad está provocando una fuerte subida de la tarifa de la luz regulada, la que pagan los más de once millones de clientes en España adscritos al denominado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) y los únicos a los que la subida afecta directamente.
Sólo en agosto, en plena espiral alcista del mercado mayorista, el recibo de luz que pagan esos millones de consumidores ha registrado una subida de cerca del 12%. Para un cliente tipo (con una potencia contratada de 4,4 kilovatios y un consumo anual de 3.500 kWh) la factura eléctrica de este agosto superará ligeramente los 68 euros, la más cara desde enero de 2017 (con 73,9 euros entonces).
Con los datos registrados en lo que va de año y lo que anticipan los mercados de futuros en los próximos meses, los consumidores españoles se enfrentan a que 2018 sea el año con la luz más cara de la historia. La factura regulada puede situarse en todo el año para el cliente tipo muy cerca de los 800 euros (en los 798 euros), según los cálculos del consultor Francisco Valverde adelantados por El Periódico de la Energía.
Unos niveles que superarían el anterior máximo histórico registrado en 2012, con 793 euros de pago anual. Pero ése fue un año en que la factura sufrió una subida excepcional no por el comportamiento del precio de la electricidad, sino por una refacturación extraordinaria trasladada a los clientes por una sentencia del Tribunal Supremo que tumbaba una orden de peajes del Gobierno. La evolución de los precios eléctricos de este año pueden acabar superando ese golpe excepcional de hace seis años.
11 millones de afectados
La subida del precio del mercado eléctrico tiene sólo un impacto directo en la tarifa regulada de luz. La cotización diaria del pool –o incluso horaria, dependiendo del tipo de contador del cliente- representa en torno a un 35% del importe del recibo regulado. El resto de la factura la componen los peajes de acceso con un peso del 45% y los impuestos con el 20% restante.
Según los últimos datos oficiales de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia, son algo menos de 11,2 millones de clientes en España los que siguen contratando el PVPC, apenas del 42,6% del total. El resto, hasta un total de 15 millones, han dado el salto al mercado libre, y diseñadas por las eléctricas y que se suelen mantener estable durante todo el año y no están sujetas a los vaivenes del pool.
Así que si se disparan los precios del mercado mayorista, como sucede ahora, también sube la factura final que abonan esos clientes de la tarifa regulada. Es por eso que puntualmente el precio regulado puede ser mayor que el precio del mercado libre, que ofrecen las eléctricas a los consumidores para que la tarifa sea más estable y más previsible para el cliente. Pero también más cara para el consumidor y más rentable para las compañías.
Fuentes del sector eléctrico apuntan que actualmente las comercializadoras del mercado libre ofrecen hasta 40 tarifas más baratas que el PVPC (18 con discriminación horaria y 22 sin ella). Sin embargo, según se destaca desde la Administración y desde la CNMC, la inmensa mayoría de las tarifas del mercado libre son más caras que el PVPC. A la larga, insisten, todas lo son y siempre es más rentable mantener el precio regulado.
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