Moscovici pide ajustes en su visita a España ante las dudas sobre el Presupuesto

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha visitado España en un momento delicado. El Gobierno, lastrado por su minoría en el Parlamento, negocia estos días con Unidos Podemos para recabar su apoyo en la aprobación de la nueva senda de déficit tratada con Bruselas, que dará un margen adicional de gasto de 6.000 millones de euros a España en 2019, como paso previo a los nuevos Presupuestos.

Sin esa nueva senda, el Gobierno en cambio tendrá que cuadrar el círculo para aprobar unas cuentas que permitan desarrollar su agenda social con mucho menos margen. Por el contrario, un pacto con el grupo confederal le empuja a elevar aún más ese gasto público, comprometiendo seriamente la consolidación fiscal.

Con este panorama, Moscovici, concernido únicamente con el mandato de la UE de reducir el déficit público español por debajo del 3%, con un ajuste estructural del 0,65% del PIB --el Gobierno se compromete a hacer un esfuerzo del 0,4% del PIB--, ha vuelto a presionar al Gobierno y le ha recordado que esa tarea sigue pendiente. Así se lo ha trasladado al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una temprana reunión y, poco después, en declaraciones a los periodistas en el marco de una jornada sobre crecimiento e inclusión social organizada por Funcas.

La respuesta por parte del Gobierno ha sido, en algunos aspectos poco concreta. Por un lado, la ministra de Economía, Nadia Calviño, con la que ha compartido debate, ha asegurado que España crece de forma "sólida" y que el Gobierno está plenamente comprometido con la reducción del déficit y la deuda pública. Que su plan es obtener un superávit primario en 2019 que permita precisamente reducir ese endeudamiento y liberar recursos para llevar a cabo políticas sociales.

Sin embargo, aunque Moscovici se ha mostrado confiado tras el encuentro con Sánchez en que el Gobierno presentará un nuevo Presupuesto antes de la fecha tope de 15 de octubre, que marca el calendario europeo --"el Gobierno español va a seguir las reglas", ha dicho--, lo cierto es que el Gobierno no se ha comprometido a ello con firmeza.

En primer lugar, su plan sigue siendo presentarlo en noviembre, con lo que sería anómalo que remitiera un Plan Presupuestario a Bruselas con el perfil de las nuevas cuentas, en lugar de un mero planteamiento de prórroga de las vigentes, antes de presentarlas en el Parlamento. Con este calendario, preguntada por este asunto, Calviño se ha limitado a decir que "el Gobierno está trabajando en la senda de déficit y en la preparación del Presupuesto para el año que viene".

Más tiempo ha invertido Calviño en explicar en presencia de Moscovici que es compatible apuntalar el crecimiento para generar nuevos recursos, destinarlos a medidas de corte social para reducir la pobreza y las desigualdades y, al mismo tiempo, cumplir los compromisos de consolidación fiscal y reducir el déficit al ritmo acordado con la UE.

"La disciplina se tiene que combinar con una política fiscal ambiciona", ha resumido, para apostar a renglón seguido por seguir principios de "responsabilidad, realismo e incisión en la política social".  Por otro lado, Calviño ha asegurado que se trata de una "agenda compartida en la UE".

Moscovici vuelve a presionar con el empleo

Como en otras ocasiones, Moscovici ha aprovechado su paso por España para insistir en la necesidad de reducir la dualidad en el empleo. Ha apremiado a España a invertir en capital humano y en ciencia e innovación.

Al respecto, Calviño ha admitido que la alta rotación existente en el mercado laboral desincentiva la formación en el seno de las empresas, por lo que ha pedido "compromiso" a éstas para reducir la brecha de pobreza y de género en sus plantillas.