La ministra de Economía, Nadia Calviño, se ha defendido este martes de las voces de alarma que han surgido ante la evidente desaceleración de la economía española. Según ha dicho, esta evolución ya estaba prevista y, en todo caso, se está produciendo en unas tasas elevadas de crecimiento que rondarán el 2,7% este año. Por ello, Calviño ha negado que el PIB se encuentre en pleno frenazo y ha asegurado que, en todo caso, la ralentización “no es preocupante.
Pese a todo, ha deslizado que "hay que seguirla de cerca” y ha admitido que si finalmente es preciso reducir las proyecciones de crecimiento "no sería ningún drama".
Así se ha expresado durante su intervención en el Nueva Economía Fórum, 100 días después de haber echado a andar el nuevo Gobierno, en el que ha estado flanqueada no solo por miembros del Gobierno, como la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la de Política Territorial, Meritxell Batet, sino también del ex ministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes, al que se culpó en los primeros compases de la crisis de negarla.
Calviño ha desarrollado un discurso en el que ha conjugado una defensa de la actual marcha de la economía española con duras críticas a la gestión del Gobierno de Mariano Rajoy, al que ha culpado de haber reforzado en lugar de corregir ciertos desequilibrios económicos, que ahora son el ancla que hay que levantar para seguir creciendo, y con un llamamiento a allanar el camino a la nueva senda de déficit para disponer de margen fiscal suficiente para mantener el rumbo mientras se mejoran los cimientos.
Partiendo de la base de que España, pese a la desaceleración de la economía, se encuentra en un momento alcista del ciclo, ha reiterado que “las bases son sólidas”, como muestra el hecho de que el crecimiento esperado para este año, en la “horquilla de entre el 2,6% y el 2,8%”, es a día de hoy de las más elevadas de la UE y no permiten hablar de “frenazo”. “Es un crecimiento robusto y normal, en línea con la UE”, ha insistido.
Calviño ha admitido que el Gobierno se pregunta si debe modificar la previsión de crecimiento económico, pero ha asegurado que las proyecciones siguen siendo las mismas. “Los indicadores no hacen más que confirmarlo”, ha dicho, para añadir que “si hubiera que revisarlo tampoco sería un drama”.
Contra el alarmismo
Por todo ello, Calviño ha enfatizado que "no resulta apropiado lanzar mensajes alarmistas sobre un cambio de tendencia" de esta naturaleza, que ya estaba prevista desde 2015, cuando se alcanzó el techo de crecimiento del PIB (3,6%), como parte de un proceso de normalización.
En todo caso, ha asegurado que hay que estar al tanto de los posibles impactos negativos de fenómenos que escapan al control del Gobierno, como son el agotamiento de vientos de cola como el crecimiento de los mercados, la política expansiva del BCE, las negociaciones del Brexit o el auge de Gobiernos proteccionistas como el de Donald Trump en Estados Unidos.
La mirada puesta en los ingresos
Dicho esto, la ministra de Economía ha cargado contra medidas desplegadas por el anterior Gobierno que ahora podrían estar lastrando el crecimiento al impactar de lleno en los ingresos impositivos y en la evolución del empleo y los salarios.
En primer lugar, Calviño ha lamentado que la bajada de impuestos llevada a cabo por el equipo económico de Rajoy desde 2015 ha detraído 12.000 millones de euros, que le habrían costado al Estado un punto porcentual de deuda pública y medio punto de déficit público.
Es por ello, que el actual Ejecutivo se ha propuesto elevar por todos los medios los ingresos fiscales, que se encuentran ocho puntos porcentuales por debajo de la media europea. En esta tesitura, Calviño ha defendido la necesidad de aprobar la nueva senda de déficit, que plantea un recorte del saldo del 2,7% del PIB en 2018 al 1,8% en 2019, en lugar del 1,3%.
Según ha dicho, este tránsito debe hacerse por el lado de los ingresos, para no penalizar más el gasto social, y ha advertido de que las subidas de impuestos previstas para ello tendrían que ser "mucho más importantes" si PP y Ciudadanos bloqueasen finalmente la nueva propuesta de consolidación, pues obligaría a diseñar un Presupuesto muchos más ambicioso.
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