Unido Podemos quiere que el Ministerio de Hacienda dispare el segundo cartucho que guarda para elevar la tributación por el IRPF a las rentas más altas, esta vez con un mayor potencial recaudatorio: se trata de un incremento del tipo marginal que grava el ahorro del 23% actual al entorno del 30%, lo que permitiría ingresar más de 1.500 millones de euros. Un hachazo que aproximadamente triplica el impacto de la subida del IRPF ya anunciada para rentas de más de 140.000 euros.
El equipo de Unidos Podemos que negocia con el Gobierno medidas fiscales a cambio de su apoyo al Presupuesto de 2019 no ha quedado apaciguado con este primer incremento en el tipo marginal del impuesto para las rentas altas y no da por perdida también la subida por la vía de las rentas del capital --cuentas corrientes, depósitos, dividendos o ventas de bonos--.
En el Ministerio de Hacienda, aunque se asegura que no está previsto movimiento alguno en ese sentido, se repite al mismo tiempo que la única línea roja son las rentas medias y bajas. Así que la partida sigue abierta.
Afectaría al 40% de los declarantes de ahorros
Esta subida de la imposición sobre el ahorro ya estaba en los Presupuestos alternativos para 2018 presentados por el PSOE en sus últimos meses en la oposición, previos a la moción de censura. Tras su llegada al Gobierno, cuando el documento casi cobró entidad de programa económico de Gobierno, la medida, como la subida del tipo máximo del IRPF finalmente asumida, se guardó en un cajón.
De acuerdo con los Presupuestos alternativos que presentó el PSOE en su última etapa en la oposición, de los 27.000 millones de euros de base liquidable de capital declarados en el IRPF, aproximadamente el 40% se concentran en los contribuyentes con rendimientos de todo tipo superiores a 150.000 euros anuales.
Con esas cifras, los socialistas planeaban incrementar el tipo de gravamen del ahorro, hacia una progresiva equiparación con las rentas del trabajo, para los contribuyentes que obtienen más de 50.000 euros de base del ahorro y unas rentas totales superiores a 150.000 euros (sumando rentas salariales y del capital).
Actualmente, los ahorros superiores a los 50.000 euros tributan a un tipo marginal del 23%. Se trataría de elevar este porcentaje al entorno del 30%, tal y como precisó cuando se presentó el documento el entonces secretario de Política Económica y de Empleo, Manu Escudero, quien lanzó un mensaje que ahora se torna comprometido: "Las rentas del capital no pueden tributar muy por debajo de las de un autónomo o un trabajador".
En esta misma línea, el presupuesto del PSOE recalcaba que, con esta subida fiscal, "se garantizaría que sólo se eleva el tipo a contribuyentes cuyas rentas totales sean elevadas, sin afectar a clases medias trabajadoras que obtienen alguna plusvalía ocasional, puesto que se excluirían expresamente" y que el impacto recaudatorio de la medida alcanzaría los 1.500 millones de euros.
Para rematar la propuesta, el PSOE avanzaba que esta iría acompañada de cláusulas antielusión para evitar la interposición de sociedades o el uso abusivo de sistemas de diferimiento con la intención de impedir la aplicación efectiva de la nueva normativa.
El Gobierno barajas subidas de impuestos
Ahora, el Ejecutivo debe reconducir el déficit público y, sea con la nueva senda comunicada a Bruselas (más holgada) o con las más restrictiva, si finalmente no logra romper el bloqueo de Ciudadanos y PP a la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria para poder aprobarla en sede parlamentaria, el ajuste será notable.
De nueve décimas del PIB en el mejor de los casos, y la diferencia entre uno y otro escenario es que la subida de impuestos que prevé aplicar el Gobierno para cuadrar las cuentas será importante o muy importante. ¿Sobre qué agentes económicos recaerá la subida? Por el momento sobre las rentas más altas y sobre las empresas.
Del lado de las compañías, la prometida 'Tasa Google' y, sobre todo, la que gravaría las transacciones financieras o la subida del tipo efectivo del Impuesto sobre Sociedades al 15%, han quedado de momento en segundo plano, mientras que el nuevo impuesto a la banca para sufragar la subida de las pensiones directamente está aparcado.
El PSOE se resiste
Así es que esos 1.500 millones de euros de recaudación que aguardan a una posible reactivación cobran ahora un renovado valor. De hecho, este impacto podría ser superior si, en coherencia, el Gobierno rebajara el umbral de ingresos totales también en este caso de los 150.000 euros anuales a los 140.000; aunque por el momento, fuentes de Hacienda (como hicieran hasta minutos antes de anunciar la subida del IRPF) aseguran que no se prevé mover ficha en esa dirección.
Fuentes de Unidos Podemos confirman que, por su parte, la cesión en la subida del tipo marginal para las rentas altas no excluye que también se pueda asestar otro golpe a estos mismo contribuyentes por el lado del ahorro. "No es una cosa o la otra, queremos ambas", aclaran fuentes de la formación próximas a las negociaciones, que ya deslizaron al inicio de las negociaciones que una subida del IRPF podría venir por esa vía. "El Gobierno del PSOE no tiene intención alguna de moverse, pero si no lo hace, se quedará en tierra de nadie con sus 84 diputadas y diputados", advierten.
En Hacienda saben perfectamente que una cosa es la voluntad política y otra la necesidad parlamentaria. Por eso, desde el departamento que dirige Montero matizan que, pese al ideario fiscal del PSOE en relación al IRPF de las rentas altas, los tiempos los está marcando Podemos y que, igual que la intención era no tocar el IRPF y se va a hacer, la voluntad sigue siendo no llevar la subida también al ahorro, pero sin descartar nada.
De hecho, después de la cesión de Montero a Unidos Podemos, la ministra volvió a reiterar que la única línea roja para el Gobierno son las rentas bajas y medias. "La idea inicial de Hacienda era no tocar el IRPF y ha aceptado subirlo a las rentas altas. La idea es hacer esa concesión a Podemos y no modificar nada más de este impuesto", añaden las mismas fuentes.
La aritmética parlamentaria es tozuda y Unidos Podemos tiene ante sí la posibilidad de forzar al Gobierno al máximo para llevar a cabo su agenda social particular, lo que se suma a la necesidad del Gobierno de cuadrar las cuentas. La propia ministra de Economía, Nadia Calviño, avisó la pasada semana de que si PP y Ciudadanos bloqueaban la senda de déficit que negocia con Bruselas habría que elaborar los Presupuestos de 2019 con un ajuste de 6.000 millones de euros más, lo que obligaría a subidas "mucho más importantes" de impuestos.
La subida del IRPF anunciada: 600 millones
Todo depende también de hasta dónde lleve el Gobierno la subida del IRPF ya anunciada. En un primer momento, el Gobierno afirmó que estudiaba limitarla a rentas de más de 150.000 euros, pero, tras la reunión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se habla más de un suelo de 140.000 euros anuales.
La diferencia no es baladí. En ese espectro de 10.000 euros se concentran unos 11.100 contribuyentes más. De acuerdo con estimaciones realizadas por los técnicos de Hacienda (Gestha) para El Independiente, si se aplicara la subida prevista de cuatro puntos en el tipo marginal del tramo nacional, hasta el 26,5%, elevando el gravamen total (sumado el tramo autonómico) hasta cerca del 52% en algunas comunidades autónomas, la medida cogería tracción.
Ya no se trataría alrededor de 400 millones de euros, como estimaban Gestha y el propio Gobierno para rentas de más de 150.000 euros, sino que la factura se elevaría hasta los son 637 millones, 239 millones más.
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