Hace ya muchos meses que Elon Musk no tiene una semana tranquila. El fundador y CEO de Tesla, el fabricante de vehículos eléctricos, está siendo investigado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por un posible fraude que podría costarle cargos criminales.
Musk ya estaba bajo la lupa de la SEC, el regulador bursátil del país norteamericano, por un posible fraude para hacer que el precio de las acciones de Tesla se disparase. Las cosas se han complicado ahora mucho más, toda vez que ha entrado la Fiscalía estadounidense de lleno en el proceso, tal y como recoge Bloomberg.
El pasado 7 de agosto Musk tuiteó desde su perfil personal, desde el que conversa con los usuarios con cada vez más frecuencia, que estaba planteándose muy seriamente sacar a la compañía de Wall Street y que pagaría 420 dólares por acción a aquellos que quisieran vender.
También afirmó que tenía "los fondos asegurados" para hacerlo gracias a la financiación del gobierno de Arabia Saudí, algo que finalmente no sucedió. Musk no sacó a Tesla de bolsa y está por ver que eso estuviera siquiera sobre la mesa.
Lo que sí pasó fue que las acciones de la compañía en el parqué de Nueva York se dispararon rápidamente hasta más allá del 11%, colocándolas en el entorno de los 390 dólares y situando a la compañía muy cerca de sus máximos históricos.
Fuerte caída
La situación este martes es muy diferente. Los títulos de Tesla se hundían hasta rozar el 7% minutos después de comenzar la sesión de negociación en Wall Street, si bien luego se estabilizaban en el entorno de los cuatro puntos básicos negativos.
Así, el precio de las acciones del fabricante de vehículos se sitúa por debajo de los 284 dólares. Desde que casi se apuntara su valor más alto, momentos después del tuit de Musk, Tesla ha borrado casi un tercio de su valor y se ha dejado por el camino casi 21.000 millones de dólares, casi 18.000 millones de euros. La capitalización ya se encuentra por de los 49.000 millones de dólares, algo menos de 42.000 millones de euros.
El liderazgo de Musk, que consiguió su objetivo de producir 5.000 unidades del Model 3 a la semana, está en cuestión. Para alcanzar tal hito tuvo que dormir muchas noches en la factoría de Tesla en Fremont, y aseguró que estaban viviendo "un infierno de producción" al que ahora se suma un "infierno logístico" para poder entregar los vehículos a sus dueños.
Los inversores se plantean ahora si tiene que seguir siendo el máximo mandatario de la empresa que fundó. Nomura, una de las casas de análisis que se habían mostrado más optimistas en torno al potencial de Tesla, anunció recientemente una brusca rebaja de la valoración que otorga a la compañía, preocupada por el efecto que el comportamiento de Musk puede tener sobre el valor de la marca.
"Nos preocupa que este comportamiento esté contaminando la marca Tesla, que en términos de valor es lo más importante", aseguran los analistas del banco nipón en referencia, por ejemplo, al momento en el que Musk aparece fumando marihuana durante una entrevista en un podcast en YouTube.
La entidad asiático mantiene la idea de que el negocio de Tesla sigue mostrando unas perspectivas muy favorables, sobre todo de cara a convertirse en el calor dominador de la industria del vehículo eléctrico. "A pesar de los fundamentales, creemos que Tesla necesita un mejor liderazgo", apuntan.
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