Turquía sigue poniendo parches para detener la sangría de su moneda. Una semana después de que el Banco Central de Turquía anunciara una fuerte subida de los tipos del interés hasta el 24% -desde el 17,75% previo-, el ministro de Finanzas, Berat Albayrak, ha puesto sobre la mesa una nueva hoja de ruta que busca poner freno a la desconfianza que ha zarandeado el país en los últimos meses y que ha llevado a la lira turca a perder un 40% de su valor frente al dólar desde el inicio del año.
Albayrak, yerno del presidente Recep Tayyip Erdogan, ha anunciado un fuerte recorte de las inversiones, de unos 10.000 millones de dólares (algo más de 8.500 millones de euros), tras rebajar las previsiones de crecimiento para este año y el próximo. En concreto, el Gobierno turco pronostica ahora una expansión del 3,8% en 2018 y del 2,3% el ejercicio siguiente, frente al 5,5% que proyectaba anteriormente para ambos ejercicios.
Ante esta situación y tratando de calmar los temores de los inversores por el elevado gasto público, que ha impulsado la inflación a cerca del 18% en los últimos meses, Albayrak ha anunciado un recorte de los proyectos de infraestructuras, que representaron una gran proporción del gasto gubernamental, según informa Financial Times. "Algunos de los proyectos que aún no se han licitado se suspenderán. Los megaproyectos de infraestructura se implementarán con financiación internacional", señaló el ministro.
El Gobierno turco frenará proyectos de infraestructuras para contener el gasto público
Estos recortes de gastos -que dejarán el déficit público para este año y el próximo en el 1,9 y el 1,8%, respectivamente- no serán suficientes para evitar un repunte adicional de la inflación, que está previsto que cierre 2018 por encima del 20%, antes de reducirse hasta el 15,9% en 2020, según detalló el responsable de Finanzas.
El ministro también anunció que "se implementarán prácticas más sólidas de asociación público-privada", una recomendación del FMI, y también abordó la cuestión del sistema bancario, señalando que las entidades financieras del país serán sometidas a "estudios de evaluación de salud" para identificar la calidad de sus balances. En función de los resultados, apuntó Albayrak, el Gobierno turco tomará las medidas que fueran precisas, entre las que se podría incluir la rumoreada creación de un "banco malo", para el traspaso de activos problemáticos.
Las medidas anunciadas por el Ejecutivo de Erdgogan han sido bien acogidas por los expertos. El economista jefe de BBVA en Turquía, Álvaro Ortíz Vidal-Aberca, resaltó que el nuevo plan está basado en "supuestos más realistas del PIB y la inflación" y refleja la voluntad del gobierno de promover un "crecimiento menor pero más sostenible", según recoge Financial Times.
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