Las hostilidades comerciales entre Estados Unidos y China empiezan a dejar un reguero de afectados por el camino. Tras meses de intercambios de aranceles y amenazas de intensificar las trabas a los intercambios comerciales, son varias ya las empresas que han visto enturbiarse sus perspectivas de negocio.
La última en apuntarse a este grupo de damnificados ha sido BMW. El fabricante alemán de automóviles de gama alta ha subrayado este martes el impacto en su actividad de las disputas comerciales promovidas en gran medida por el presidente estadounidense Donald Trump para justificar su advertencia de que probablemente defraudará sus previsiones para 2018. De hecho, la firma podría situar sus márgenes operativos por debajo del 8% por primera vez desde principios de 2010.
La compañía, que hasta ahora pronosticaba unos márgenes ebit del 8,9% ha rebajado su previsión a "al menos" un 7% y situó su previsión de beneficios ligeramente por debajo que el año anterior. Los "continuos conflictos comerciales internacionales están agravando la situación del mercado y alimentando la incertidumbre", señala la compañía.
BMW tiene en Estados Unidos su mayor planta de producción: Spartanburg, en Carolina del Sur, produjo 317.316 vehículos en 2017, de los que un 70% fueron exportados, según informa Financial Times. Por eso, la batalla comercial entre el gigante norteamericano y China, que es el mayor mercado de automóviles del mundo, sitúa a la enseña alemana en desventaja frente a rivales como Audi o Porsche, que concentran su producción en Europa y enfrentan, por lo tanto, aranceles más bajos.
El sector de automóviles ha perdido más de un 20% de su valor desde enero ante las incertidumbres sobre su negocio
La noticia sentaba como un jarro de agua fría sobre las acciones de BMW, que restaba poco antes del cierre del mercado cerca del 6% de su valor y se situaba en sus niveles mínimos desde el pasado julio. Pero las dudas se trasladaban al conjunto del sector, con Peugeot cediendo algo más del 4%; Daimler -el fabricante de Mercedes-, alrededor del 3%; y Renault y Volkswagen, cerca de un 2%.
El de BMW no es el primer aviso de los peligros que se derivan para el sector del automóvil de la creciente guerra comercial internacional. Ya en junio, Daimler recortó también sus objetivos de resultados, citando esta amenaza, que, suponía, reducirían los envíos de vehículos deportivos desde Estados Unidos a China.
Pero la guerra comercial no es el único riesgo que se cierne sobre un sector que, desde el pasado mes de enero ha visto esfumarse más del 20% de su valor, golpeado también por los sucesivos escándalos sobre las emisiones de gases nocivos y las incertidumbres inherentes al tránsito hacia el vehículo del futuro, con unos costes muy elevados y una rentabilidad por probar.
La propia BMW apuntaba este martes que el descenso de sus previsiones también se explica por los costes provocados por la implementación de los nuevos estándares de emisiones, que ha provocado "distorsiones importantes de la oferta en varios mercados europeos".
"Esto probablemente no solo pesará en la imagen de refugio seguro de BMW [entre los fabricantes de automóviles], sino que también aumentará las preocupaciones de los inversores sobre el ciclo del negocio de automóviles en general y el contexto político en que se moverá en 2019", advierten los analistas de UBS en un informe citado por Financial Times.
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