Carlos Torres Vila (Salamanca, 1966) abre una nueva era en BBVA. Recoge el testigo de Francisco González, que pilotó el banco desde hace casi dos décadas, cuando en el año 2000, tras la fusión entre Argentaria y BBV, asumió la copresidencia del recién creado banco junto a Emilio Ybarra. Dos años después se quedó solo al frente y, desde entonces, ha vivido por y para BBVA, hoy una de las mayores entidades del mundo con casi 700.000 millones en activos, 75 millones de clientes, 131.000 empleados y 8.000 oficinas en una treintena de países. Éste es el legado que recoge Torres Vila.
De la exclusiva 'secta' de los McKinsey, el actual consejero delegado del banco y futuro presidente se incorporó al grupo en 2008 como director de estrategia y expansión corporativa, formando parte del comité de dirección. En 2014 pasó a liderar la unidad de banca digital hasta que, en mayo de 2015, fue nombrado CEO, número dos de Francisco González. Según fuentes próximas a la entidad, su nombramiento fue cuestionado en un primer momento por el BCE. "Le faltaba experiencia en el sector financiero", señala un ejecutivo de su entorno.
La llegada de Torres Vila a la presidencia de BBVA supone un soplo de aire en la vieja estructura del banco y está estrechamente ligada a la amistad entre Manuel Pizarro y Francisco González. El ex presidente de Endesa -y actual consejero de El Corte Inglés- recomendó al banquero incorporar al directivo a sus filas. Y, 10 años después de su fichaje, alcanza lo más alto.
La relación entre el nuevo primer espada de BBVA y Pizarro se remonta a la etapa más convulsa de Endesa. Torres Vila, antes de recalar en el banco, trabajó en la compañía eléctrica como director corporativo de estrategia desde 2002 y director financiero desde 2007, convirtiéndose en la mano derecha del aragonés. En ese periodo, la compañía tuvo que resistir la presión de grandes compañías extranjeras, E.ON y Enel, para hacerse con el control. Posteriormente, en 2008, y antes de dar el salto definitivo a la banca de la mano de BBVA, también fue presidente ejecutivo de Isofotón.
Gallego de corazón como sus padres, aunque nacido en Salamanca, quienes lo conocen destacan que "tiene la cabeza muy bien amueblada, las ideas claras y ejecuta bien". "Es inteligente y listo. Brillante. Y muy político. Sabe moverse bien. No es un experto en banca, pero su capacidad le convierte en un buen presidente para BBVA o para cualquier gran corporación", señala un alto directivo financiero.
Y, mientras para algunos de sus empleados es "cercano y tranquilo", otros cuestionan sus habilidades sociales. "La relación con los demás no es su fuerte, pero valora sobremanera la lealtad de sus colaboradores. De hecho, se rodea siempre de profesionales de máxima confianza, aunque eso suponga, en ocasiones, sacrificar a los más brillantes", opina un financiero.
Casado con una arquitecta bilbaína, Torres Vila es un apasionado del ski acuático y suele pasar, junto a sus hijos, los veranos en Tui, cerca del Monte Aloya.
Se graduó con un Bachelor of Science en Ingeniería Eléctrica y en Administración de Empresas en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Dos años después cursó un Master of Science en el MIT Sloan School of Management. Y en 1994 se licenció en Derecho por la UNED.
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