Economía

La líder de los técnicos críticos del CSN se postula para entrar en su cúpula

El supervisor nuclear tiene que renovar cuatro de sus cinco consejeros en los próximos meses. Nieves Sánchez Guitián es presidenta de la asociación de técnicos nucleares ASTECSN y miembro de la ejecutiva del PSOE de Madrid.

La sede del Consejo de Seguridad Nuclear en Madrid. | D. P. P.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) debe afrontar en los próximos meses la sustitución de cuatro de los cinco miembros de su cúpula al caducar sus mandatos. Tradicionalmente, la lista de posibles consejeros del supervisor se pacta de manera más o menos reserva por los partidos políticos para que el Congreso dé su aprobación. Pero en esta ocasión se ha abierto una vía hasta ahora inédita.

"Hay que designar a consejeros competentes para el CSN, no a amiguetes”, sentencia Nieves Sánchez Guitián

Y es que la presidenta de la Asociación de Técnicos de Seguridad Nuclear (ASTECSN), Nieves Sánchez Guitián, ha lanzado su candidatura públicamente y se ha postulado abiertamente para entrar en el pleno del CSN. ASTECSN es una organización en la que se integran miembros del personal técnico del supervisor y que ha sido enormemente crítica tanto internamente como en público con la actual dirección del centro. Sus denuncias han sido continuas sobre el funcionamiento interno del supervisor, sobre su falta de independencia, e incluso sobre represalias contra los técnicos que discrepaban de sus superiores.

La candidatura ha sido lanzada a través de la web Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Madrid (BPW-Madrid) y con vídeos en que Sánchez Guitián defiende una suerte de programa de acción con propuestas para desarrollar si llega a ser consejera del CSN: mejorar la cultura de seguridad del centro y la gestión de las discrepancias de los técnicos, elevar la formación del personal, ampliar la transparencia del supervisor ante la ciudadanía… Y también se compromete a favorecer un examen permanente del CSN para garantizar su independencia en relación a los dueños de las centrales nucleares y otros actores del sector.

“No me gusta la fórmula de cónclave secreto de los partidos políticos para elegir a los consejeros del CSN. Preferiría una fórmula transparente en que las diferentes candidaturas se examinaran por el Congreso en función de sus propuestas para el supervisor”, explica la presidenta de ASTECSN para explicar porqué ha hecho pública su candidatura. “Me pueden elegir o no, pero quiero que se abra el debate públicamente sobre a quién se nombra. Hay que designar a consejeros competentes, no a amiguetes”.

“No soy la candidata del PSOE", sostiene, pese a estar en la ejecutiva socialista de Madrid

Sánchez Guitián forma parte de la ejecutiva del PSOE de Madrid, pero asegura que no ha pactado ni con el Partido Socialista ni con ninguna otra formación el apoyo a su eventual nombramiento como consejera. “No soy la candidata del PSOE. Si otros partidos quieren rechazar a algún candidato por tener carné de partido... Yo lo tengo”.

Actualmente el pleno del CSN está controlado por una mayoría de consejeros ligados al Partido Popular. En plena polémica por el futuro de la central de Garoña y del cementerio nuclear de Villar de Cañas (Cuenca), y sólo dos meses antes de las elecciones generales de diciembre de 2015, el PP impuso su entonces mayoría absoluta en el Congreso para romper el tradicional equilibrio entre partidos en el reparto de miembros del pleno del CSN y forzó la presencia de tres consejeros nombrados a propuesta del PP, por sólo dos del PSOE (lo hizo aprovechando la salida del único miembro propuesto por la antigua CiU).

Ahora, con un  Gobierno socialista y la actual posición de minoría parlamentaria del PP, se abre la puerta a recomponer el juego de pesos partidistas en la cúpula del supervisor. Un movimiento que previsiblemente contará con el respaldo del resto de los grupos parlamentarios, dado que todos –con la única excepción del popular- han sido enormemente críticos con la gestión de la actual dirección del CSN (incluso han reclamado formalmente la dimisión de su presidente, Fernando Marti).

Los planes del PSOE pasan por recuperar el equilibrio con el PP -cada uno con dos miembros propuestos-, por hacer que uno de los candidatos socialistas ocupe la presidencia del CSN, y por dar entrada con un asiento por primera vez a Podemos o Ciudadanos.

Salen el presidente y otros tres consejeros

Los miembros del pleno del Consejo –órgano colegiado de cinco asientos encargado de adoptar las decisiones del centro- tienen un mandato de seis años, con opción a una renovación por otros seis.

El próximo 28 de diciembre expira el mandato del presidente del CSN, Fernando Marti, que tendría opción de renovar su cargo, pero que ni el nuevo Gobierno socialista ni la mayoría del Congreso lo permitirán. Marti asumió la presidencia del organismo a finales de 2012, inmediatamente después de abandonar el cargo de secretario de Estado de Energía en el primer Gobierno de Mariano Rajoy.

También el próximo 28 de diciembre expira el mandato de Jorge Fabra, a pesar que por entonces llevará poco más de un año en el supervisor. Y es que Fabra, la única voz crítica en la cúpula, entró en el pleno en sustitución de Cristina Narbona –que dejó el centro para ocupar la presidencia del PSOE- y se limita a completar el mandato de ésta. En principio, Fabra tendría opción de renovar y asumir otro mandato, pero la normativa no permite que haya consejeros mayores de 70 años y alcanzará esa edad apenas dos meses después, en febrero de 2019.

Además, el 20 de febrero de 2019 también acaban sus mandatos Fernando Castelló (nombrado a propuesta del PP) y Rosario Velasco (ex diputada del PSOE). Ninguno de los dos tienen opción a renovar por más tiempo su asiento, así que también deberán ser sustituidos. En apenas dos meses, hay que aprobar el nombramiento de sustitutos para cuatro de los cinco miembros del pleno del CSN (el quinto consejero seguirá siendo Javier Dies Llovera, en el cargo desde octubre de 2015 por el Partido Popular).

Un nuevo CSN para la transición energética

La batalla por el control de la cúpula del CSN llega cuando arranca la obligada transición energética hacia un escenario 100% renovable en 2050. Una transición en la que en los próximos meses se debatirá sobre el futuro de la energía nuclear en España, con el Gobierno apostando "en principio" por cerrar las plantas según vayan cumpliendo los 40 años de funcionamiento, aunque se muestra abierto a negociar otros escenarios.

El choque sobre la ampliación de la vida de las nucleares es inminente. Iberdrola y Endesa disponen de plazo hasta marzo de 2019 para presentar la petición de renovación de licencia de las centrales de Almaraz y de Vandellós, las primeras que tiene que afrontar este proceso desde el cierre definitivo de la central de Garoña. El CSN tendrá que estudiar esa petición de ampliación de la vida de ambas centrales, y eventualmente dar su visto bueno, a lo largo de 2019, una vez consumada los cambios en el pleno que debe aprobarlo.

Te puede interesar

Salir de la versión móvil