Aston Martin ha protagonizado un accidentado estreno bursátil. La firma de automóviles de lujo, conocida por ser la marca favorita del agente secreto James Bond, ha cerrado su primera sesión en bolsa con un descenso próximo al 5%.
El mercado ha dejado patente de este modo sus recelos hacia los planes de negocio de la icónica marca de automóviles. Aston Martin planea elevar durante los próximos ejercicios los volúmenes de producción hasta alcanzar, a medio plazo, los 14.000 vehículos al año, prácticamente el doble de los que prevé fabricar el próximo año. Para ello, tiene previsto lanzar un nuevo modelo cada año desde 2016 hasta 2022.
Entre los analistas se impone la idea de que estos planes tan agresivos de crecimiento podrían verse frustrados si se confirmara una ralentización del ciclo económico internacional. Además, las incertidumbres que se ciernen sobre la industria del motor y los posibles efectos del Brexit sobre el negocio de una compañía que importa de Europa el 60% de sus componentes también han retraído el interés de los inversores.
Las dudas del mercado ya se habían evidenciado en los días previos al estreno en bolsa, cuando, para colocar un 25% del capital, la compañía tuvo que ir reduciendo de forma progresiva su valoración, hasta situarla en la parte más baja del rango.
Los inversores miran con recelos los ambiciosos planes de crecimiento de la compañía de coches de lujo
La compañía abrió este miércoles a 19 libras por acción, lo que le suponía una valoración de mercado de 4.330 millones de libras (unos 4.881 millones de euros), y ya desde los primeros instantes de la jornada registró caídas superiores al 6%, que apenas se redujeron al cierre de la jornada. Cerró en 18,1 libras, situando su capitalización en unos 4.125 millones de libras (4.670 millones de euros). Estas cifras parecen alejar la posibilidad, al menos de momento, de que el único fabricante de vehículos que cotiza actualmente en el mercado londinense pueda ingresar en el Ftse 100 británico, el índice de referencia.
Aún así, Aston Martin, que cuenta con una deuda de 538,5 millones de libras ha saltado al parqué con una valoración sobre ebitda de 23,6 veces, superior a la de su competidor más fácilmente comparable en el mercado, Ferrari, que cuenta también con planes ambiciosos para expandir sus ventas.
Según los expertos, otra de las razones que explica el poco éxito de la operación también se explica por el débil desempeño del negocio en los últimos años. Aston Martin firmó en 2017 sus primeras ganancias en siete años y acumula siete quiebras en sus 107 años de historia.
Para superar esos baches financieros, la compañía, con sede en Gaydon, en el condado de Warwickshire (centro de Inglaterra) y cuyos principales accionistas son italianos y kuwaitíes, ha optado en los últimos años por diversificar su negocio, con proyectos como la construcción de un automóvil eléctrico o la promoción de viviendas de lujo en Estados Unidos.
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