"Solo la muerte es irreversible", señaló este lunes el ministro de Interior italiano, Matteo Salvini. El líder de la Liga Norte italiana, que se reunía con la controvertida extremista francesa Marine Le Pen, volvía a situar así sobre la mesa, de un modo un tanto ambiguo, la posibilidad de que Italia pueda plantearse abandonar la Eurozona.
Salvini se apresuró a señalar que tras sus palabras no existen intenciones concretas de romper con sus socios europeos, pero en un momento de creciente enfrentamiento entre Roma y Bruselas, los planteamientos de ruptura no contribuyen a sosegar los ánimos.
Cuando parecía que las tensiones en torno al presupuesto italiano se habían sosegado al final de la semana pasada, con el compromiso del Gobierno trasalpino de que lo reducirían a partir de 2020, el también vicepresidente italiano evidenció este lunes que el entendimiento entre ambos partes está aún muy lejano.
Ante la posibilidad de que la Comisión Europea rechace los presupuestos que el Ejecutivo que preside Giuseppe Conte debe remitirle en los próximos días -que contempla un agudo incremento del déficit y unas previsiones de crecimiento poco fiables-, Salvini dejó claro este lunes que su intención es no desviarse ni un centímetro del rumbo marcado.
"La UE ha dicho sí a presupuestos (pasados) que han empobrecido a Italia y causado su situación precaria", indicó antes de añadir que "por eso no me levanto por la mañana pensando en la opinión que personas como Juncker y Moscovici, que han arruinado a Europa y a Italia, tengan del Gobierno italiano". El líder italiano incluso acusó de ser "enemigos de Europa" a los principales responsables de las instituciones europeas.
Con un PIB diez veces superior al de Grecia, el enfrentamiento con Italia amenaza con ser mucho más lesivo para Europa
Aunque aún en una escala reducida, la retórica hostil del Gobierno italiano contra Europa y sus normas empieza a azuzar en los mercados financieros el fantasma de una 'nueva Grecia', el país que ya situó la Eurozona al borde del precipio en el verano de 2015, con el rechazo a sus políticas de austeridad. Con un PIB diez veces superior que la convierte en la tercera mayor economía de la región, la reedición de aquellas tensiones con Italia como protagonista amenaza con ser mucho más lesiva para la salud europea.
Con todo esto en mente los inversores han acelerado en los últimos días la venta de bonos trasalpinos. Este lunes, el interés de los títulos italianos a 10 años alcanzó el 3,6%, unos niveles no transitados desde febrero de 2014, cuando aún faltaba un año para que el Banco Central Europeo (BCE) iniciara sus compras de deuda soberana y los tipos de interés en la región se encontraban en el 0,25%.
En menos de dos semanas, la prima de riesgo trasalpina se ha elevado en más de 70 puntos básicos, superando la barrera de los 300 puntos. Con el mercado descontando que las principales agencias de calificación recortarán en las próximas semanas el rating que le otorgan, los diferenciales de crédito de Italia han ido empeorando frente a todos los países de su entorno, empieza a acercarse significativamente al de Grecia. Si a inicios de año la prima de riesgo entre ambos países alcanzaba los 222 puntos, hoy esa cifra apenas supera los 100 puntos.
Como observan en ING, el incremento previsto del déficit público trasalpino el próximo año, basado además en expectativas de crecimiento que pueden verse defraudadas, "claramente aumenta los riesgos para la sostenibilidad de la deuda a medio plazo", en un país que cuenta con una ratio de deuda sobre PIB superior al 130%, la segunda mayor en toda la Eurozona -solo superada por Grecia.
Y es que, más allá de la polémica presupuestaria, la debilidad de Italia se ve recrudecida por una situación económica escasamente alentadora. "El impulso del crecimiento en Italia se está estancando, más que en Eurozona en general. El aumento de la orientación hacia las exportaciones netas y un sector bancario en constante desafío hace que Italia esté altamente expuesta a la doble crisis de la desaceleración de la demanda externa y la creciente incertidumbre política", observan en Nomura.
Desde el banco japonés prevén que esta situación se plasmará en una creciente presión sobre los diferenciales de deuda trasalpina. Pero cualquier esperanza de que la presión de los mercados doblegue la voluntad del Gobierno italiano es vana. O al menos eso afirma a día de hoy el vicepresidente Salvini, que acusa a los "especuladores como [George] Soros" de estar detrás de estos movimientos para tratar de hacer caer al país. "En nombre del Gobierno, digo que no vamos a retroceder", apuntó.
Sin contagio por ahora
La mejor noticia hasta la fecha para Europa es la ausencia de un contagio efectivo a otros países de la periferia europea, como Portugal y España. El interés de la deuda española a 10 años se ha mantenido relativamente estable en los últimos días, con un repunte de diez puntos básicos -solo cuatro más que el registrado en Alemania- hasta el 1,6%, lo que sitúa el diferencial con Italia en unos 200 puntos.
Sin embargo, los expertos no son especialmente optimistas con que esta calma general pueda prolongarse. "De momento, otros mercados periféricos como Portugal y España han evitado el contagio, algo que creemos no podrán seguir haciendo si la situación se enquista y provoca nuevas caídas en los bonos y en la bolsa italiana", advierten en Link Securities. Y también en Nomura ven un riesgo de extensión de la crisis al conjunto de los países periféricos "si el crecimiento general de la Eurozona se desacelerara o aumentaran los riesgos sistémicos de Italia".
Los expertos creen que la crisis podría contagiarse a otros países si se confirma la desaceleración económica
En cualquier caso y sin necesidad de que la crisis se desborde, la tensión con Italia vuelve a confrontar a Europa con sus sempiternas dificultades para avanzar en el desarrollo de la unión hacia una mayor y más sólida integración. Con un Gobierno frágil en Alemania y la popularidad del presidente francés, Emmanuel Macron, por los suelos, las desavenencias con Italia unidas a las arduas discusiones sobre el déficit parecen condenar a la región a una parálisis que puede resultar letal cuando lleguen las próximas dificultades.
E Italia apunta a protagonista en ellas. "Si bien el actual enfrentamiento entre el gobierno italiano y la Comisión Europea podría terminar en un empate, las cosas podrían complicarse aún más el próximo año, especialmente si el gobierno italiano se siente reivindicado por los sólidos resultados en las elecciones europeas", auguran en ING.
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