El Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la conocida como ‘hucha de las pensiones’ se consume. Después de rozar los 69.000 millones de euros en 2011, apenas cuenta a día de hoy con unos ahorros de 8.000 millones de euros, menos de lo que supone una nómina mensual de las pensiones contributivas. Y lo peor es que la perspectiva no es halagüeña, no solo porque la presión del gasto en pensiones hará necesario seguir usándolo en las próximas pagas extras de los pensionistas, sino porque la política de inversiones desplegada en los últimos años ha hecho que su rendimiento en lugar de beneficios, arroje pérdidas. Dicho de otro modo, el Fondo sigue perdiendo dinero, sin ni siquiera tocarlo.
¿Qué es el Fondo de Reserva de las Pensiones?
Se trata de una suerte de hucha creada en 1997 para proteger el sistema ante situaciones de necesidad. Las dotaciones al Fondo de Reserva se acuerdan por Consejo de Ministros, con cargo a los excedentes presupuestarios de las Entidades Gestoras y Servicios Comunes de la Seguridad Social y de las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
Desde la primera dotación aprobada con cargo a excendentes en el año 2000 hasta 31 de diciembre de 2017, alcanzan los 53.600 millones de euros. Sumando las rentabilidades, el Fondo llegó a contar con casi 69.000 millones de euros en 2011, año en el que las tensiones de liquidez aún hacían falta usarlo para pagar las extras de los pensionistas, como hizo el Gobierno del PP desde 2012.
¿Por qué se ha vaciado?
Desde 2012, las sucesivas disposiciones han supuesto una merma de unos 75.000 millones de euros. Así es que el saldo del fondo sería negativo si no fuera porque al mismo tiempo se ha invertido en deuda soberana con una rentabilidad acumulada de cerca de 29.000 millones de euros. Es por ello que a día de hoy su cuantía supera escasamente los 8.000 millones de euros.
¿Cómo se ha invertido hasta ahora?
La normativa vigente obliga a invertir el Fondo en deuda de alta calidad para proteger la 'hucha' de los perjuicios de los mercados. Hasta hace pocos años, estas inversiones se destinaban a deuda sobre todo holandesa, pero desde 2014 los recursos empiezan a depositarse en deuda española, como forma de reforzar la imagen del país y dada la recuperada calidad de la misma.
Dentro de los criterios marcados para 2017, se recordaba que la inversión en deuda pública extranjera estaría limitada a que el importe sobre el total de la cartera no superase el límite del 55% en valor nominal. En cualquier caso, las bajas rentabilidades que vienen ofreciendo desde hace años los títulos de deuda de Alemania, Francia o los Países Bajos -en muchos casos, tasas negativas- ha hecho que los gestores del fondo hayan centrado en los últimos años la casi totalidad de sus recursos a la inversión en bonos españoles.
¿Cómo han evolucionado las rentabilidades?
El crecimiento fue exponencial entre los años 2000 y 2015, pero empezó a frenarse desde entonces. Mientras que en el intervalo de años 2000-2009 se obtuvieron rendimientos por un valor superior a los 9.000 millones de euros (en línea con la exigua dotación del Fondo en esos momentos), esta cantidad alcanzó los 26.095 millones en 2015. En los años 2016 y 2017 alcanzó los 28.759 y 28.932 millones, respectivamente, coincidiendo con su vaciamiento, pero también con un cambio de criterio en las inversiones.
¿Cuándo cambió el criterio de las inversiones?
Para empezar, como se establece en los criterios de inversión de 2017, existe un precepto crucial: "La gestión del Fondo de Reserva de la Seguridad Social se llevará a cabo teniendo en cuenta el horizonte temporal determinado por la planificación de los flujos futuros de entrada y de la disposición de fondos para la cobertura de las pensiones de carácter contributivo". En román paladino, esto quiere decir que a la hora de invertir sería preciso tener en cuenta la previsión de ingresos y gastos del Fondo.
Traducido a la situación actual de la Seguridad Social, los gestores han priorizado en los últimos tiempos la inversión en letras a corto plazo, para garantizar una rápida liquidez de las inversiones ante la necesidad de emplear el Fondo para pagar las extras de los pensionistas de julio y diciembre. Según el último informe, correspondiente a 2017, el 86,55% de la inversión estaba en títulos a corto plazo.
¿Por qué pierde dinero?
El problema es que la deuda pública española, como la de otros países, ofreció en 2017 y sigue haciéndolo, rentabilidades negativas –del -0,12% en el caso de las rentabilidades a un año durante 2017—lo que significa que si el Fondo compra deuda española en lugar de ganar dinero, lo pierde.
A ello se ha sumado la decisión del BCE de junio de 2014, que estableció una remuneración de las cuentas de las Administraciones Públicas abiertas en los bancos centrales de cada país en el tipo aplicable a la Facilidad de depósito, que el año pasado fue del -0,4%.
El resultado de concentrar las inversiones en productos con rentabilidades negativas ha sido que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, en lugar de ganar, pierde. Si el año pasado cerraba el ejercicio con 8.085 millones de euros a precios de mercado, el pasado 9 de octubre esta cuantía era de 8.061 millones de euros, sin que este año se haya realizado disposición alguna para pagar la extra de julio.
¿Será necesario usarlo en el corto plazo?
Así lo ha confirmado el Gobierno. De momento, aún dispone de unos 7.500 millones de euros restantes del crédito aprobado en el marco de los Presupuestos de 2018, tras haber abonado una cuantía similar para pagar la extra de julio. Entonces se decidió no tocar el Fondo, pero habrá que hacerlo para afrontar la segunda extra, la de diciembre, pese a que la recaudación por cotizaciones sociales está superando las expectativas y avanza a un ritmo cercano al 6%, por encima de los gastos.
El problema es que en los mismos Presupuestos se aprobó una subida de las pensiones mínimas y no contributivas del 3%, de las de viudedad en un 7%, y un incremento con carácter general del 1,6% -que, además, se ajustará al alza a final de año para que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo. Todos estos avances harán que la factura a pagar en diciembre también sea mucho mayor. De hecho, la nómina mensual de las pensiones ya crece a un ritmo superior al 4%, tras años de moderación por efecto de la reforma de las pensiones de 2013.
¿Qué hacer para volver a llenar la hucha?
De momento, el Gobierno ha planteado en la Comisión del Pacto de Toledo la necesidad de replantear la gestión del Fondo de Reserva para empezar a invertirlo en 'papel' a medio y largo plazo, con rentabilidades positivas.
Pero además, ante la evidencia de que las cotizaciones no evolucionan a un ritmo los suficientemente veloz y que las aportaciones por el lado de los excedentes no dan más de sí, el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, ha planteado la posibilidad de trasvasar a la 'hucha de las pensiones' parte del superávit actual del Servicio Público de Empleo (SEPE).
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