Alberto Palatchi (Barcelona, 1949) es millonario, empresario y controvertido. Ha hecho magia con la moda nupcial y levantado un imperio con el que ha acumulado una fortuna estimada en cerca de 1.000 millones de euros. Padre del pret a porter en el día del 'sí quiero', heredó una pequeña tienda en Barcelona -El Suizo- y la transformó en Pronovias, una de las mayores firmas del mundo de su segmento.
A finales del año pasado dio un viraje a su vida empresarial: vendió el 90% de su criatura al fondo de capital riesgo BC Capital con una valoración de 550 millones. Un año antes, el viraje lo dio a su vida personal: se divorció de la también millonaria Susana Gallardo, accionista de Almirall, la farmacéutica que controla su familia con un valor en Bolsa superior a los 2.700 millones de euros.
Con estos dos cambios de rumbo, el empresario amante de la vela y propietario de dos barcos -el Galma para competiciones deportivas y el Tiketitoo para uso y disfrute-, ha hecho jirones la promesa que siempre defendió como incuestionable. "Nunca me voy ni a divorciar ni a vender mi empresa", solía asegurar.
Ahora, al filo de los 70 años, se ha convertido en el jubilado de oro de esta temporada y protagoniza más páginas en el papel couché que en los periódicos salmón. Pero, más allá de sus continuos romances -se le ha relacionado con Zita Serrano-Suñer y Mónica Gómez-Cuétara-, el empresario catalán de origen turco está ampliando las actividades de su sociedad patrimonial Galma Capital, impulsando dos líneas de negocio por las que Palatchi siempre ha mostrado interés: el arte y la filantropía.
El 31 de octubre constituyó Galma Gallery con el objeto de intermediación, compraventa, arrendamiento y cesión de obras y objetos de arte y diseño, así como todas las manifestaciones que supongan su promoción y divulgación. La nueva sociedad ya ha comenzado a acometer inversiones. Junto a ello, la Fundación AP está próxima a comenzar su andadura con actividades filantrópicas.
Sus inversiones financieras se vertebran a través de dos Sicav: Gesprisa y Herpisa, con un patrimonio conjunto que supera los 600 millones de euros, de los que más del 90% está en renta fija y variable extranjera. La única exposición a España es a través de acciones del banco Santander, con una inversión que supera los 10 millones de euros.
Ambas sociedades están asesoradas por el family office de Palatchi, liderado por Gloria Cedeña, directiva de máxima confianza del magnate tras más de 11 años al frente del departamento jurídico de Pronovias. La firma fue domiciliada en Madrid hace unos meses, coincidiendo con el éxodo de empresas de Cataluña al resto de España en medio de la tormenta independentista.
Gesprisa cuenta con 328 millones de euros bajo gestión, tras revalorizarse un 8,24% hasta junio. Entre sus principales apuestas destacan títulos de Airbus, Wolswagen, Alibaba, Facebook, Microsoft y Vale. Por su parte, Hesprisa administra 295 millones. Entre sus posiciones más relevantes destacan acciones de Bank of America, Alphabet, Apple, Jhonson & Jhonson o Nestle. Otra parte significativa está invertida en deuda del Tesoro americano.
La relación entre Palatchi y sus más próximos colaboradores siempre ha sido cuestionada, pero la polémica se desencadenó con violencia en 2013 a raíz d la muerte de Manuel Mota, diseñador de la marca durante casi 30 años años. Mota había padecido problemas depresivos y su inesperado suicidio salpicó de lleno al fundador de Pronovias.
Fina Mota, hermana de Manuel, escribió en su Facebook: "Mi hermano tenía ansiedad producida por una persona, a la que se refería por 'Monstruo' y todos sabemos quién es esa persona y algún día le pondré nombre y apellidos, porque yo no soy como mi hermano; yo no tengo miedo y esto no puede quedar así de ninguna de las maneras".
La empresa catalana envió un comunicado en el que transmitió de forma oficial su "enorme cariño" y "gran admiración" por Manuel, y desveló que la familia Mota expresó su deseo de que nadie de Pronovias acudiese al funeral.
Enérgico, intenso y tremendamente controlador
Quienes conocen a Palatchi lo definen como un hombre "enérgico, hecho a sí mismo e intenso, muy intenso y tremendamente controlador". Algunos señalan que el empresario no concebía liderar la firma sin trabajar cada día "metiéndose absolutamente en todos los aspectos del negocio, desde el diseño a la logística, las ventas, los proveedores... el hilos y los botones".
Algunos destacan su genialidad: "Es el inventor del prêt-à-porter nupcial no sólo en España sino en el mundo". Otros más críticos apuntan que es "un hombre con valores difíciles de compartir".
En cualquier caso, lo que sí es una realidad es que convirtió una pequeña tienda catalana de bordados fundada por su padre Alberto Palatchi Bienveniste en 1922 en una gran empresa que el año pasado protagonizó una de las mayores operaciones corporativas de 2017. Y, apenas un año después de su salida, la icónica Pronovias atraviesa serios problemas financieros hasta el punto de que la agencia de calificación Moody’s ha decidido rebajar la nota que asigna a su deuda hasta niveles de B3, un ráting tan solo un escalón por encima de los que reserva a las compañías consideradas de “riesgo muy alto”.
Los analistas de Moody’s reflejan su creciente preocupación por la decepcionante evolución operativa de la compañía de moda nupcial a lo largo de 2018. El resultado bruto de explotación (ebitda) ajustado de la compañía se ha reducido un 7,3% durante los ocho primeros meses del año y frente a una expectativa inicial de 48 millones para todo el año, la agencia ahora prevé que generará una cifra de negocio de 25 millones, un 22% menos que en el ejercicio anterior.
Apoyo a la comunidad judía
Palatchi, de orígenes sefardíes, forma parte del patronato de la Fundación Hispanojudía, junto a otros políticos y empresarios españoles como Alberto Ruiz Gallardón, Alicia Koplowitz, Francisco Javier Cremades y Ezequiel Szafir. Asimismo, entre los benefactores de la institución destacan la fundación Ramón Arances, del fundador de El Corte Inglés, y Paolo Vasile, consejero delegado Mediaset España.
La fundación tiene como objetivo fomentar el conocimiento de la cultura judía, facilitar el diálogo intercultural y promover la concienciación social contra el neo-antisemitismo, la xenofobia y el racismo, contra la intolerancia religiosa, racial o de cualquier tipo.
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