Las familias españolas pierden fuerza en la bolsa nacional. Solo uno de cada cinco euros del valor del mercado bursátil español se encuentra actualmente bajo el control de inversores particulares españoles, según el último Informe sobre la propiedad de las acciones españolas elaborado por Bolsas y Mercados Españoles (BME), correspondiente a 2017.
Los datos de la sociedad gestora de la bolsa española muestran que el porcentaje de acciones en manos de inversores residentes descendió el pasado ejercicio por primera vez desde 1992 por debajo del 20%, hasta situarse en el 19,7%, mínimo histórico. Esta cifra representa un descenso de casi cuatro puntos porcentuales respecto al año anterior y contrasta de forma notoria con el 26,2% que reflejaba a finales de 2014 o, más significativamente, el máximo del 35,1% que se registraba hace justo dos décadas.
Los expertos de BME explican que este descenso en la participación de las familias españolas en la bolsa nacional, que se viene produciendo de forma ininterrumpida en los últimos tres años, responde a muy diversos factores.
Por un lado, observan, el decepcionante rendimiento del mercado español en los últimos ejercicios -el Ibex cotiza hoy un 13,4% por debajo de sus niveles a cierre de 2014- habría animado a muchos inversores particulares a buscar alternativas más rentables.
Este punto se entremezcla con la creciente tendencia entre las familias españolas a invertir en acciones extranjeras, favorecida por la mejora y el abaratamiento de "los canales de acceso a valores representativos de compañías extranjeras cotizadas en otros mercados, especialmente multinacionales que operan en sectores (ej. tecnológicas) poco representados en la Bolsa española", apuntan en BME.
A esto se sumaría el auge de instrumentos como los fondos de inversión u otros vehículos fiscalmente más favorables, en detrimento de la tenencia directa de acciones en cartera.
Los inversores extranjeros refuerzan su dominio, con un 46% de las acciones bajo su control
En cualquier caso, la persistente pérdida de fuerza de las familias españolas en la propiedad de las acciones nacionales relega a este grupo al tercer puesto en importancia, por detrás de las empresas no financieras (que mantienen un 20,1% bajo su control) y a años luz de los inversores extranjeros, que elevan su participación en el mercado nacional hasta el 46%, récord histórico.
El incremento de la inversión extranjera en el mercado bursátil español -de casi 3 puntos en el último año y de casi 14 desde 2006- "es reflejo tanto del creciente grado de apertura de la economía española desde la entrada en la Unión Europea en 1986, hace tres décadas, como de la consolidación del mercado bursátil español entre los más desarrollados del mundo apoyado en un grupo de grandes compañías que han internacionalizado de forma modélica su actividad aprovechando al máximo las ventajas de acceder a una financiación diversificada tanto en forma de capital como de emisiones de deuda corporativa o crédito bancario proporcionado por un sistema financiero con un grado de eficiencia cada vez más elevado", explican en BME.
Desde la sociedad que preside Antonio Zoido ponen especial énfasis en la importancia que tiene el mercado bursátil para las empresas a la hora de atraer capital extranjero. No en vano, observan que, según las Cuentas Financieras de la Economía Española elaboradas por el Banco de España, la participación de extranjeros en empresas españolas cotizadas duplica a la de las empresas que no están presentes en el mercado.
Impuesto a las transacciones financieras
Esta cuestión resulta fundamental en la crítica que hace BME de los planes del Gobierno que preside Pedro Sánchez de gravar con hasta un 0,2% las transacciones sobre acciones de la bolsa española. "En un entorno tan global y competitivo como el actual, gravar las transacciones de acciones españolas cotizadas reduce su atractivo y puede suponer una amenaza para la estructura financiera de las principales compañías españolas, arietes fundamentales de la competitividad exterior de nuestra economía, que ha sido, sin duda, uno de los factores más determinantes para superar la crisis", apuntan.
Los expertos de la firma se apoyan en experiencias similares en países de nuestro entorno para observar que este tipo de medidas suele defraudar las previsiones de recaudación, cuentan con unos costes de implementación muy elevados y no cumplen con los objetivos de "mayor justicia y menor especulación" en los mercado.
BME advierte de que gravar las transacciones financieras debilitaría la estructura financiera de las empresas
Por todo esto, BME llama a la cautela a los gobernantes españoles y les invita a reflexionar sobre la conveniencia de aplicar una medida que ha quedado en suspenso en la Unión Europea.
"La puesta en marcha de esta tasa en España solo ahonda en una paradoja que la propia UE con su pausa en este tema se ha encargado de refrendar, señalando la dificultad de encontrar una solución valida y eficaz económicamente, frente a una posible vía unilateral que es solo políticamente acomodaticia y económicamente indeseable", concluyen.
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